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El descontrol de los precios de la energía abre la puerta a una crisis de suministro

El estrés que vive el mercado del gas preocupa con el repunte de la demanda en invierno y el recuerdo de la última ola de frío (Filomena)

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Torres eléctricas en España

No hay alarmismo, hay preocupación por cómo responderá el sistema en invierno”, responde un directivo del sector energético a Vozpópuli. Mientras los españoles se acostumbran a la sucesión de marcas en los precios mayoristas de la electricidad, desde el mercado avisan de que un aumento desmesurado de la demanda con la llegada del frío invernal puede tensar aún más el sistema hasta llevar al extremo la capacidad de suministro del sistema. 

Y todas las miradas están puestas sobre el gas. La materia prima más demandada actualmente para calentar los hogares y producir energía ante la insuficiencia de las fuentes renovables ha desatado una guerra comercial mundial para lograr hacer acopio ante la llegada del invierno. En España, por ejemplo, el 26% de la electricidad que se generó en septiembre llegó a través de los ciclos combinados de gas. Sin olvidar que, con el invierno a la vuelta de la esquina, el 29% de las calderas españolas funcionan con gas natural.

El principal motivo por el que se ha disparado la demanda de gas es porque se ha convertido en la mejor alternativa al carbón, ya que emite menos CO2. Los ciclos combinados de gas solucionan de esta manera los problemas de intermitencia y falta de almacenamiento que hoy en día sufren las renovables. El problema es que, pese a que en el mundo hay mucho gas, los exportadores de esta materia prima son muy pocos. 

"Si no se capan, de alguna manera, los precios a ofertar por las tecnologías más caras no habrá riesgo de suministro pero si habrá una contracción de la economía importante, un encarecimiento importante de los precios finales de todo tipo de producto y consecuentemente una subida significativa del IPC", asegura Simona Sacripante, fundadora de Easyner. "Por otro lado, en China sí que han intervenido el precio de las ofertas de las plantas fósiles y ahí si se han dado problemas de suministro", recuerda.

“La realidad es que Rusia ha dicho que habrá estabilidad de gas; Argelia que garantiza el gas y Afganistán y Catar también anuncian que van a abrir el grifo”, apunta Carlos Martín, responsable de operaciones de Enerjoin. “Pero ahora mismo son palabras. Las reservas siguen muy bajas y si nos enfrentamos a un invierno frío, que por ahora no lo parece, podremos tener muchos problemas”, añade. 

Unos socios inestables

Estos grandes exportadores de gas cuentan con grandes batallas geopolíticas que añaden más incertidumbre al sistema, que se lo pregunten a España con la tubería de Argelia que cruza por Marruecos. Unos productores de gas no están siendo capaces de aumentar la oferta para atender este crecimiento, pese a que las previsiones es que este invierno se pague su gas nueve veces más caro de lo que se pagaba en 2020. 

No hay más gas en el mercado y el suministro depende de su energía. Como explicaban los expertos del Grupo ASE, la baja cotización del gas y del petróleo en 2019 y 2020 desincentivó la inversión en nuevos proyectos. Hasta 2025 no podremos ver una nueva “ola” de gas natural licuado porque la puesta en marcha un nuevo suministro requiere entre tres y cinco años. Las grandes compañías abandonan un sector demonizado. La descarbonización implica un alto riesgo para la inversión en nuevas plantas y mantenimiento.

"No creo que haya riesgo de suministro eléctrico o de gas por la escalada de precios, a pesar de que el 30 de octubre la mitad de gas que viene de Argelia se suspende", explica  Israel Gómezsocio de Energías Renovables y Project Finance del despacho GOLD Abogados. "Ya están incrementándose el número de metaneros con Gas Natural Licuado (GNL). Lo que sí habrá es un encarecimiento del gas y electricidad para el consumidor que hará que, incluso, no se consuma más de lo que es un invierno normal. Otra cosa es que tengamos dos filomenas y necesitemos mucha más energía", puntualiza.

Estabilidad del sistema eléctrico

Los bandazos del mercado del gas y su importancia en la producción se compensan con un sistema eléctrico de gran estabilidad. "El sistema eléctrico español tiene sobrecapacidad y una gran red", comenta Luis Villar, Country Manager at Global Capital Finance. "El problema del mercado del gas, marcado por las batallas geopolíticas, puede generar algunas dificultades de suministro. Pero, como mucho, llegarían a ser puntuales", aclara.

Los datos que ofrece Red Eléctrica a este medio muestran que la continuidad y seguridad del suministro eléctrico en España está sustentada en una potencia instalada que más que duplica la demanda (potencia instantánea). Además de los generadores en el territorio peninsular, las interconexiones con el sistema eléctrico europeo, aunque menores de lo deseado, añaden otro 3% a la capacidad de producción instalada en España.

Efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, durante su intervención por la borrasca 'Filomena'.

Esta potencia instalada de 107.036 megavatios (MW), multiplica por 2,35 veces la demanda máxima histórica en el sistema eléctrico peninsular (potencia instantánea) que se registró el 17 de diciembre de 2007 con 45.450 MW a las 18:53, y por 2,53 veces la punta de potencia que, de forma extraordinaria, se alcanzó el 8 de enero de 2021  (Potencia instantánea MW - 42.225 -14:05), primer día de la tormenta Filomena.

"Una circunstancia que se superó sin ninguna incidencia en el suministro debido a problemas de generación o afectación a la red de transporte", recuerda Red Eléctrica. La punta en enero en los últimos años (sin Filomena) se ha movido entre 38.000 y 40.000 MW.

Una crisis coyuntural

"Vivimos un momento muy relevante en el proceso de transición energética", explica Pablo Dorronsoro, socio responsable del área de Energía de Pinsent Masons. "Desde un punto de vista más amplio, quizá las consecuencias que estamos viendo en el precio de la energía no sean tan extraordinarias si tenemos en cuenta el carácter tan revolucionario del objetivo que se persigue, que no es otro que cambiar la fuente principal de energía de las más importantes economías del planeta", añade.

El experto considera que "todo el mundo" está convencido de que en los combustibles fósiles ya no hay futuro, y por tanto que el cambio no tiene vuelta atrás, pero los combustibles fósiles han sido la fuente principal de energía desde hace varios siglos. "Si ponemos el cambio que pretendemos en contexto, quizá no parecen tan preocupantes los momentos que últimamente estamos viendo en el ámbito de los precios", concluye el experto de Pinsent Masons.

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