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Economía

Hernández de Cos advierte al Gobierno: "No nos podemos permitir una inflación persistente y elevada"

El gobernador del Banco de España asegura que el nivel de tipos de interés actual sería coherente con alcanzar nuestro objetivo de inflación del 2% a medio plazo, ya en 2025

Pablo Hernández de Cos, presidente del Banco de España / Europa Press.
Pablo Hernández de Cos, presidente del Banco de España

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha asegurado este miércoles que "no nos podemos permitir una inflación persistente y elevada", pues "a corto plazo nos empobrece (los salarios pierden poder adquisitivo y los ahorros pierden valor), pero es aún más preocupante que se mantenga elevada, por sus efectos a medio y a largo plazo". Así lo ha manifestado en el primer artículo del blog que estrena el supervisor bancario.

"Una inflación elevada, que normalmente es también más volátil, hace más difícil interpretar las señales que emiten los precios. Por ello, la estabilidad de precios es clave para el buen funcionamiento de la economía", explica. Además, "la experiencia histórica muestra que las economías con inflación alta y persistente crecen menos" y, a nivel micro, "la inflación tiene efectos redistributivos que pueden aumentar la desigualdad".

El Banco de España elevó este martes sus previsiones de inflación en España: ahora espera que sea del 4,3% en 2024, siete décimas más de lo que preveía en junio. Esta revisión se debe, sobre todo, al repunte de los precios energéticos, pero también a la extensión de las ayudas del Gobierno durante el segundo semestre.

Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del BdE, explicó que las medidas prorrogadas por el Gobierno, como la rebaja del IVA o las subvenciones al transporte han mitigado la inflación este año, pero en 2024, tras expirar en diciembre, tendrán un efecto contrario: avivarán la inflación. En concreto, según sus cálculos, del 4,3% de inflación media que proyecta, 1,5 puntos vendrían por la retirada de las medidas. En varias ocasiones el organismo ha criticado algunas de las medidas adoptadas al no considerarlas las más adecuadas.

Por otra parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) también actualizó sus proyecciones este martes y estima que este año el resto de grandes economías de la UE sufrirán una inflación más elevada. Sin embargo, en 2024 nuestro país no mejorará apenas su inflación (3,4%) mientras que el resto sí lo hará, quedando España ya por encima de Francia, Italia o Alemania.

La política monetaria

El Banco Central Europeo (BCE) ha endurecido la política monetaria rápida e intensamente. En apenas un año, el tipo de interés de referencia (el de la facilidad de depósito) ha aumentado desde el −0,5% hasta el 4%; una subida sin precedentes en la historia del euro. Además, el BCE ha comenzado a reducir su balance.

Hernández de Cos ha destacado que "los beneficios a largo plazo de una inflación baja compensan con creces los costes a corto plazo (en términos de menor crecimiento y empleo) que producen las medidas de política monetaria necesarias para reducirla y justifican la respuesta del Eurosistema".

El gobernador del Banco de España ha recordado que la subida de tipos permite reducir la inflación a través de varios canales. Por un lado, un crédito más caro, un ahorro más rentable y una caída en los precios de los activos desincentivan el consumo y la inversión y enfrían la economía, lo que reduce la inflación. Por otro, la apreciación del euro también reduce el precio de las importaciones.

"El BCE toma sus decisiones analizando cada uno de estos canales y cómo afectan a las perspectivas de crecimiento económico e inflación, teniendo en cuenta que las subidas de tipos requieren tiempo para surtir pleno efecto (entre 18 y 24 meses, según nuestras estimaciones). Por eso, también el objetivo de inflación se define a medio plazo", explica.

Objetivo del 2% en 2025

Con todo, si bien la incertidumbre sobre la evolución de la economía y la inflación se mantiene elevada, "el nivel de tipos de interés actual, si se mantiene durante un período lo suficientemente largo, sería coherente, en términos generales, con alcanzar nuestro objetivo de inflación del 2% a medio plazo", ya en 2025, asegura Hernández de Cos, apoyándose en que esta es también la visión actual mayoritaria de analistas y mercados financieros.

Las razones de esta conclusión son, por un lado, que "el endurecimiento de nuestra política monetaria se está transmitiendo con fuerza a las condiciones de financiación y al crédito"; y, por otro, que "el crecimiento económico de la eurozona se estancó en la primera parte del año, una debilidad que se ha extendido al tercer trimestre y a todos los sectores de la economía".

Además, " los indicadores de la inflación subyacente, que tiene más inercia que la inflación general, se han reducido en los últimos meses" y "los riesgos sobre la inflación son ahora equilibrados". Hay factores que podrían llevar a una inflación mayor de lo esperado: la posible reaparición de presiones alcistas sobre la energía y los alimentos, o mayores incrementos de salarios o márgenes. Pero otros podrían acelerar su caída: un mayor debilitamiento de la demanda o una transmisión más intensa de la política monetaria.

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