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Economía

El Gobierno busca un último favor de Bruselas para usar el tope al gas en campaña electoral

La reforma del mercado eléctrico camufla la verdadera intención: seguir con el mecanismo ibérico para contener los precios eléctricos y llegar al examen electoral con mejores precios que sus vecinos

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Europa Press

El año 2023 está marcado por las elecciones y tanto el Gobierno como la oposición no van a desaprovechar ninguna opción que les permita ganar votos. La energía será un elemento clave en plena crisis. El Ejecutivo actual cuenta, de la mano con Portugal, con un arma que le permite salir victorioso cuando compara sus precios eléctricos con los de sus países vecinos. Esta medida acaba en mayo y, más allá de reformas del mercado, el objetivo número uno de Teresa Ribera es conseguir que Bruselas le permita llegar a las generales de 2024 con el tope al gas activo

El ruido energético del inicio de 2023 ha estado en la reforma del mercado eléctrico que propone Ribera a la Comisión Europea. Una propuesta que ha levantado un nuevo frente con los operadores del mercado eléctrico. El propio Gobierno insiste que es “a largo plazo” porque no tendría efecto en el corto. Su preocupación es que, mientras su medida se debate, analiza y aprueba en Bruselas, la Comisión acceda de inmediato a que España siga teniendo controlado el precio eléctrico con el tope al gas y que sus cifras no se estropeen en el último invierno previo a las elecciones. 

El precio de la electricidad en el mercado mayorista español es un 41% más barato que en Italia, un 35% más que Francia y un 26% más que Alemania. Una comparativa que se realiza entre el 15 junio, fecha en la que entró en vigor el tope al gas, y el 31 de diciembre. La cifra que comparte el Gobierno es que, hasta el 8 de enero, los españoles han ahorrado 4.577 millones de euros con esta medida. Y, en 2024 y ya con el debate electoral de por medio, esta cifra se habrá multiplicado y será muy útil para ponerla encima de la mesa. 

Fuente: Miteco

Todos los contratos de electricidad de los consumidores, tanto a precio fijo como de la tarifa regulada, llegarán a mayo con el cargo del tope al gas. Por tanto, el impacto en euros/megavatio hora (MWh) se verá reducido porque la factura se reparte entre más contratos. El año 2023 arranca con un 60% más de hogares haciendo frente al mecanismo que en junio de 2022, según los datos que estima el sector. 

¿Qué límite quiere el Gobierno?

La nueva petición del Gobierno mantiene en secreto el precio que pretende establecer para la extensión del tope al gas a partir. La medida arrancó en junio de 2022 limitando la producción de electricidad con gas (y carbón) a 40 euros/MWh y, de forma progresiva, cerrará en mayo en los 70 euros/MWh. Su deseo sería volver a los 40 euros, aunque desde Bruselas que desde algunos países reticentes con la medida se presione para que, como mucho, continúe con la medida en los 70 euros finales.

Ese límite provocaría que el tope al gas y sea más un ‘plan b’ por si el precio del gas se descontrola y no hay renovables que lo respalden, como en algunas semanas de 2022. Porque los precios futuros del gas refleja una estabilización de precios. La referencia ibérica, el Mibgas, marca un precio para enero de 2022 de 66 euros/MWh, 62 euros para este verano y 61,41 euros/MWh para el precio del gas en 2024. Unas referencias que llevan a que, se la extensión del tope al gas se sitúa en 70 euros/MWh, su efectividad puede ser residual en comparación con 2022. 

Pero, con la volatilidad que vive el mercado eléctrico y gasístico, cualquier protección resulta útil. Según explican desde el sector, las comercializadoras que empiezan a renovar ahora sus contratos a precio fijo están valorando estos escenarios ya que, a la hora de extender sus contratos, deben analizar cómo afecta a su rentabilidad a la extensión del tope que pretende el Gobierno y como internalizar a la tarifa que van a ofrecer a sus clientes.

¿Y Francia?

El otro frente que tiene la extensión del tope al gas vuelve a ser qué sucede con el precio de la electricidad que vende a Francia. El objetivo que siempre ha convencido a España es tener un precio de consumo interno y otro, sin tope al gas, para la venta de esta electricidad a su vecino del norte. Una opción que evitaría la eterna crítica por parte de los partidos de la oposición que el tope al gas es “una subvención que pagan los españoles y disfrutan los franceses”. 

La exportación de electricidad 'barata' a Francia pagada por los consumidores española se ha dado en 2022. Una situación impulsada por los problemas de generación nuclear que ha sufrido Francia. En la actualidad, ya con las centrales nucleares francesas produciendo a ritmos más razonables, los precios en España y Portugal se asemejan en muchas horas a los de Francia. Una tendencia que se espera que se mantenga en los meses en los que el Gobierno reclama la extensión. 

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