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Los fabricantes japoneses se unen para desarrollar combustibles a partir de la biomasa

Cinco de las grandes marcas japonesas de automóviles se han unido en un proyecto común para desarrollar combustibles alternativos ecológicos a partir de la biomasa libre de emisiones.

Los combustibles sintéticos han cogido impulso tras lograr Alemania que no se prohíban los motores de combustión en 2035.

Mazda ha sido el último fabricante automovilístico japonés que se ha incorporado a la 'Asociación para la investigación de innovaciones en biomasa orientadas a combustibles de automoción de nueva generación', una red de la que forman parte marcas como Suzuki, Subaru, Daihatsu y Toyota, entre otras.

Según ha explicado la compañía, esta iniciativa promueve la investigación tecnológica en aplicaciones de la biomasa y en la producción eficiente de combustibles de automóvil a base de etanol.

"Su objetivo es avanzar hacia una sociedad neutra en emisiones de carbono", ha detallado la empresa, que también ha resaltado que una de las líneas de investigación de la asociación tiene que ver con las tecnologías de producción de combustibles a partir de bioetanol y del aprovechamiento del dióxido de carbono (CO2) que se genera durante la producción de estos combustibles.

"Esa línea de trabajo encaja muy bien con la estrategia multisolución de Mazda, que busca ofrecer distintas opciones de movilidad, y ha sido el detonante que ha llevado a la marca a ingresar en esta asociación", ha añadido.

Para el presidente de la 'Asociación para la investigación de innovaciones en biomasa orientadas a combustibles de automoción de nueva generación', Koichi Nakata, los combustibles neutros en carbono son una "opción energética de primer orden" para hacer realidad una sociedad neutra en carbono.

En Europa, Mazda también forma parte desde 2021 de la 'eFuel Alliance', en la que distintas organizaciones promueven tanto los combustibles neutros en CO2 como el hidrógeno como "opciones reales y viables" para reducir las emisiones en el transporte.

En este contexto, la compañía ha defendido que para reducir las emisiones de CO2 en el sector de la automoción se deben adoptar los vehículos totalmente eléctricos y, al mismo tiempo, sustituir progresivamente los combustibles fósiles por otros neutros en carbono, tanto en los automóviles electrificados como en los que tienen motores térmicos.

Stellantis también se apunta a los ‘e-fuel’

Otro de los grandes grupos que se ha apuntado al desarrollo de e-fuels es Stellantis, que está finalizando las pruebas de los combustibles sintéticos en distintos tipos de motores de combustión para "ayudar a acelerar el potencial" de reducción de emisiones de carbono en 28 millones de coches con este tipo de propulsores fabricados por las marcas del grupo desde 2014 en Europa.

En concreto, el consorcio está probando y validando 28 familias de motores construidas entre 2014 y 2019, tanto de gasolina como diésel, y el proceso incluye pruebas sobre las emisiones del tubo de escape, la capacidad de arranque, la potencia, la resistencia de fiabilidad, la dilución del aceite, el depósito de combustible, los conductos de carburante y los filtros, entre otros elementos.

Según Stellantis, el uso de 'e-fuels' en esos cerca de 28 millones de vehículos tiene el potencial de reducir hasta 400 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono (CO2) en Europa desde 2025 hasta 2050, que mantiene a pesar de ello su compromiso de vender únicamente turismos 100% eléctricos a finales de esta década.

"Como parte de las herramientas disponibles para reducir las emisiones de carbono y luchar contra el cambio climático, el 'e-fuel' es un combustible sintético de sustitución directa fabricado a partir de CO2 (dióxido de carbono) atmosférico capturado y energía renovable", ha añadido.

A juicio de Stellantis, una "amplia adopción" de los carburantes sintéticos ofrecería a los clientes con vehículos de combustión "una opción fácil y asequible" para descarbonizar sus automóviles sin necesidad de sustituirlos, actualizar el sistema de combustible del motor o esperar una nueva red de infraestructuras.

En ese sentido, la organización Transport & Environment (T&E) apuntó a finales del pasado marzo que, con arreglo a sus cálculos, el coste medio de llenar un depósito con este tipo de combustibles podría llegar hasta los 210 euros, situándose en 2,8 euros el litro para 2030.

"Estamos redoblando nuestra lucha contra el calentamiento global probando combustible neutro en carbono como solución complementaria a nuestro enfoque holístico de descarbonización. Mientras seguimos ejecutando con firmeza nuestra agresiva estrategia de electrificación, también debemos encontrar alternativas inteligentes para hacer frente a las emisiones de CO2 de los 1.300 millones de coches con motor de combustión interna existentes", ha subrayado el consejero delegado de Stellantis, Carlos Tavares.

Un desarrollo de nuevos combustibles que se ha acelerado a raíz de la decisión a finales del pasado marzo de la Comisión Europea de dar luz verde a la prohibición de vender vehículos con motores de combustión, incluidos diésel, gasolina e híbridos, a partir de 2035 después de que Alemania accediese a levantar su veto tras forzar un acuerdo para aclarar el encaje que tendrán a partir de esa fecha los combustibles sintéticos.

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