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Las grandes marcas piden poder 'patentar' sus productos para evitar copias de Mercadona

Las grandes marcas se sienten discriminadas en las estanterías de Mercadona y Lidl

"¿Por qué no tratar la alimentación como sí se hace con los medicamentos o los productos culturales? ¿Si se protege la medicación para que haya innovación y patentes, si en la cultura hay derechos de autor, ¿por qué la alimentación es menos importante que la cultura o la salud?". Así se manifiesta Ignacio Larracoechea, representante del lobby de grandes fabricantes de productos Promarca.

La asociación que engloba a los grandes fabricantes (los Calidad Pascual, Nestlé, Coca-Cola o Pepsi, entre otros) ha hehco un estudio con 10 productos innovadores entre 2012 y 2016. De ellos, cuatro fueron copiados por la marca blanca en menos de un año, uno después de año y meido y el resto entre 2 y 3 años. Es decir los supermercados "tardan entre 4 y 36 meses en copiar, lo que dificulta rentabilizar el esfuerzo en innovación". ¿Quienes son los agentes que según ellos copian? Los distribuidores que más marca propia tienen, singularmente Mercadona y Lidl. Promarca lleva enfrentándose a sus prácticas desde hace años sin nunca nombrarlos directamente de forma oficial. Pero no hay duda de que es la política de marca propia de la cadena de Juan Roig la que más daño ha hecho a las marcas de fabricante.

"No hay cláusulas para evitar copias en los contratos. Sí para que no se filtren las novedades que presentan los fabricantes. Se puede debatir si las marcas pueden tener algún tipo de protección por derechos de autor porque hay cero protección con los productos innovadores. Por ley debería haber una especie de protección mínima", ha dicho el exdirectivo de marcas de retail Larracoechea. Tal y como la asociación ha criticado en muchas ocasiones y como trató de señalar de nuevo mediante un informe de Esade, "es necesaria una norma que evite que estas empresas copien en su marca blanca los nuevos productos que presentan los fabricantes".

Propuestas para protegerse

Desde la asociación se comenta la posibilidad de introducir algún tipo de protección. Se cuentan sobre todo de dos formas: una sería una especie de patente "como en el caso de los medicamentos, no 20 años porque no son productos tan costosos para innovar". Otro modelo sería "cobrar un fee al inventor para que por lo menos si te copian y venden unidades con la idea que has lanzado haya que pagar por ello". Estos cambios podrían ir o a la ley de la cadena, o a las leyes de competencia desleal o de comercio.

Larracoechea también propone otras fórmulas para compartir el riesgo cuando se lanza un nuevo producto: "Hay una figura que es listing fee, un canon de referenciación donde me cobras una determinada cantidad por cada producto nuevo precisamente por los costes extras y para no asumir el riesgo", dice el directivo vasco, quien reconoce que "todos los días se hacen propuestas a los grandes supermercados de descuento, que de momento apenas meten innovaciones de fabricante (un 15% Mercadona y un 9% Lidl).

Aunque algunos supermercados realizan prácticas que no les gustan, desde las marcas se asegura que poca cosa pueden hacer en términos legales dado que se trata de un tema ético que no es observado. "Tenemos un código de buenas prácticas que se niega a obligar a referenciar innovaciones porque lo considera demasiado intervencionista. Así que hay que hacerlo por convicción o estrategia de marketing. "Nadie puede oponerse a que cada uno decida que surtido puede ofrecer al consumidor", reconoce Larracoechea, cuya organización ha ofrecido a los supermercados 'díscolos' varias fórmulas para que incluyan sus nuevos productos sin obtener el resultado esperado.

Todas estas propuestas no están aún en proceso de comunicarse a los políticos sino a la sociedad primero. "Aún no nos hemos movido a nivel político", asegura el representante de las marcas.

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