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Economía

LA PREHISTORIA DE LAS EMPRESAS

El origen borbónico de Correos, la empresa pública más grande de España

Felipe V montó el primer servicio público de Correos en 1716. Fue pionera con los telegramas y el teléfono. Hoy, sufre pérdidas millonarias, pese al negocio pujante de la paquetería

Sede de Correos en Madrid. EP

Hoy hablamos de una empresa que tiene una actividad cuyo origen se remonta a hace casi tres milenios. En la Biblia ya se menciona cómo había mensajeros que transportaban cartas de reyes en lo que hoy es Israel; y podemos suponer que incluso antes, en el antiguo Egipto o en las primeras ciudades mesopotámicas, ya existía algún servicio similar. Confucio, en el 900 a.C., ya hablaba de ello refiriéndose a China. Aunque del que tenemos más detalle de algo a lo que podemos denominar un servicio de correos, es de Persia. Gracias al griego Heródoto sabemos que el rey Ciro tenía hombres y cabalgaduras estacionados en puntos determinados de su imperio, que recibían mensajes y los trasmitían a los siguientes, lo que se conoce como un servicio de postas. 

César Augusto, todavía antes del nacimiento de Cristo, y que es considerado como el primer emperador romano, fundó lo que se conoce como el primer sistema postal para mantener comunicación entre todos los territorios del imperio. De hecho, la palabra postal viene etimológicamente de posta, que viene del latín positum (puesto o parada), que era el lugar de descanso donde se intercambiaban los mensajeros (primitivos carteros). Para acabar esta digresión en el mundo lingüístico, la palabra correo puede haber sido tomada por el castellano del italiano corriere, del francés courrier o del catalán correu, pues en todos los casos hace referencia a llevar mensajes desde una fuente a uno o varios destinatarios.

Volviendo a la historia, durante la Edad Media europea, los envíos de mensajes e informaciones siguieron sucediéndose de forma poco regular; y pocas personas ajenas al rey, la corte o la jerarquía eclesiástica, podían acceder a este servicio, algo que sí ocurría en China, según nos contó Marco Polo. En el siglo XV, Inglaterra, Europa Central y Francia comienzan a montar servicios de postas para mensajes y noticias que ayuden a los gobernantes, en su intento de acabar con los feudos y crear estados modernos más centralizados, si bien hasta un par de siglos después no empiezan a beneficiarse de él particulares.

En España Felipe el Hermoso, el marido de Juana la Loca, intentó crear a comienzos del siglo XVI un primer servicio de correos centralizado, arrendando el servicio a particulares (Francisco de Tassis fue el primero que disfrutó del monopolio por orden real). Pero fue otro Felipe, esta vez de la familia Borbón (él fue el primero de la lista) y con el apellido, menos descriptivo, de V, el fundador de Correos, empresa pública destinada a los envíos. Lo hizo en su intento de unificar lo más posible el país tras la Guerra de Sucesión. Fue en una fecha tan temprana como 1716, es decir, hace más de 300 años. 40 años después se nombraron los primeros carteros urbanos y las primeras bocas de buzón para depositar cartas en las estafetas son de 1762. 

Correos
Dos buzones de Correos en Madrid.

Un correo postal que llega a todos los rincones del país es algo muy actual pero existe desde el siglo XVIII. Lo que no era fácil, ya que la distribución se hacía a caballo y en ocasiones los carteros debían cabalgar hasta 170 kilómetros al día por los caminos de entonces. Hasta 1850 no se usaron los sellos como forma de pago previo de los envíos (la reina Isabel II, descendiente del primer borbón español, fue el rostro del primer sello emitido), y es cuando realmente se convierte en una empresa de servicio público y uso masivo.

Unos años después empezó a ofrecer servicios de telegrafía. En la actualidad, Correos es una de las escasas empresas del mundo que aún aceptan telegramas, ya que se resisten a acabar con un servicio (aunque ahora sea on line). En Estados Unidos acabó en 2013; en Francia, en 2018; y en Alemania, en 2022.

Primeras mujeres en Correos

Cuando en 1882 empiezan a contratar mujeres, muchas de ellas se encargan de cubrir estos servicios de telegrafía que no implicaban un gran esfuerzo físico, según los criterios de la época. Una de las pioneras del feminismo en España, Clara Campoamor, consiguió en 1890 una plaza como funcionaria del Cuerpo de Correos y Telégrafos

No sólo Correos fue el pionero del telégrafo en España, también del teléfono (Telefónica no nace hasta 1924) a partir de 1884. Su importancia empieza a ser tan grande que se crea un cuerpo de funcionarios dedicados a esta empresa. En el siglo XIX empieza a utilizarse el tren para transportar los envíos (el primero fue un Madrid-Albacete en 1855), acabando poco a poco con las diligencias; y ya en el siglo XX los carteros cambian los caballos por bicicletas, ciclomotores. En 1919 se crea el servicio aeropostal. Antes, en 1909, se crea la Caja Postal de Ahorros que hacía funciones bancarias y que sobrevivió como entidad financiera hasta su integración en Argentaria (tras su privatización, sería la A de BBVA, al fusionarse con el Banco Bilbao Vizcaya).

A lo largo del siglo XX, y sobre todo del actual, empieza a sufrir la competencia de otras compañías de envío privadas pero sigue siendo le empresa pública con más empleados del país. Otros países han privatizado sus empresas de correos, su servicio ha seguido siendo universal y encima han dejado de restar dinero al erario.

Esto hace que Correos esté inmersa en la polémica por sus abultadas pérdidas, a pesar del enorme volumen de envíos que hay en la actualidad y el enorme beneficio que otras compañías obtienen. Es especialmente discutida la figura del actual presidente de Correos, Juan Manuel Serrano, cuyo anterior cargo fue el de Jefe de Gabinete de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE y cuyo principal mérito para el cargo parece ser el de su amistad con el presidente Pedro Sánchez.

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  • M
    Milana bonita

    Olvida la gran contribución de la orden del Temple...
    La expansión de la Orden del Temple en las tierras de la Corona de Aragón tras el fallecimiento de Alfonso I el Batallador en 1131 impulsa el desarrollo de toda una red de enclaves templarios que según las investigaciones desarrolladas por David González serían utilizadas en una suerte de estructura de postas que permitirían la distribución del correo dentro de los territorios controlados por la Orden.