Quantcast

Economía

Bruselas echa un capote a Florentino Pérez en su juicio contra la UEFA

La Comisión Europea simpatiza con medidas como la expulsión del Real Madrid de la Champions por la Superliga, pero rechaza impedir que sus jugadores sigan representando a sus países

El presidente de ACS y el Real Madrid, Florentino Pérez.
El presidente de ACS y el Real Madrid, Florentino Pérez.

Bruselas aviva el enfrentamiento entre Florentino Pérez y la UEFA. La intervención de la Comisión Europea en el juicio de la Superliga contra el rector del fútbol europeo ante el Tribunal de Justicia de la UE ha dejado claro que hay margen para el conflicto entre las partes. Entre otras cosas, porque la Comisión ha respaldado parte del accionar de la entidad suiza pero también ha desactivado una de sus armas de presión contra los díscolos.

"No parece evidente que las sanciones consistentes en excluir a los jugadores de la Superliga de las competiciones de la FIFA o UEFA sean necesarias o proporcionadas para la defensa de los principios del modelo europeo del fútbol", han esgrimido desde la Comisión durante el juicio que se desarrolla en Luxemburgo.

El órgano de gobierno de la UE entiende que las expulsiones de la Champions de los equipos de la Superliga se podrían amparar en el "objetivo legítimo" de la defensa del modelo europeo del fútbol basado en el "mérito deportivo" e "igualdad de oportunidades" -sin descartar, en cualquier caso, que la acción de la UEFA caiga a veces "en posibles conflictos de interés"-. Pero, a la vez, la Comisión cuestiona que se impida a los jugadores de los clubes involucrados en el proyecto liderado por el presidente del Real Madrid seguir representando a sus países en competiciones del ecosistema UEFA-FIFA, como la Eurocopa o el Mundial, en caso de que la Superliga salga adelante.

"No hay soporte legal, los jugadores no serían responsables de las decisiones de sus clubes", explica el abogado y director de Sports Law Institute Toni Roca. El argumento de la Comisión cuestiona los límites de la autoridad "de facto" de la UEFA, a la que ha concedido la posibilidad de ejercer a la vez como juez y parte siempre que a través de ello consiga un "objetivo legítimo" como el principio de participación basado en el mérito deportivo del fútbol europeo -en la línea de los países y federaciones europeas del balompié-. Y ello, sobre todo, con el acento en el hecho de que el modelo inicial de la Superliga rupturista de 20 equipos contemplaba la existencia de quince miembros permanentes -lo que será revisado-.

Pero aun así, la Comisión ha dado cuenta también de los posibles límites de la entidad que preside Aleksander Ceferin, entre ellos, el citado sobre los jugadores, como así también, la ausencia hasta hace no mucho de un sistema de reglas de autorización de los clubes bajo su ecosistema para que creen sus propias competiciones.

La Superliga de Florentino aflora un vacío legal

De hecho, la UEFA no articuló dicho sistema hasta junio de este año, en la víspera de la vista en Luxemburgo por el juicio que desató la Superliga presidida y anunciada por Florentino Pérez en abril de 2021. Las reglas de la entidad suiza -ahora en juicio- dejan fuera de la Copa de Europa a los clubes que disputen otra competición a la vez y amenazan con sanciones económicas equivalentes a hasta un 10% de la facturación de la temporada anterior. De la Superliga forman parte Real Madrid, FC Barcelona, Juventus, Milan, Atlético de Madrid, Liverpool, Manchester United y City, Chelsea, Arsenal y Tottenham.

No menos llamativo es que las flamantes reglas aprobadas por Aleksander Ceferin omiten sanciones para los futbolistas, lo que ratifica el margen que parecen haber ganado Florentino y sus socios. Sin embargo, la Superliga ha presentado una denuncia ante la misma Comisión por las condiciones fijadas por la UEFA, ya que los díscolos consideran que dichas reglas no son sino una nueva aplicación del monopolio que es en sí la entidad privada suiza y que limita la competencia efectiva en el mercado europeo.

Una de las disposiciones recogidas en esas normas impide solicitudes de parte de clubes involucrados en los últimos cinco años en la organización de competiciones no autorizadas, como sería el caso de los impulsores de la Superliga. Estos reivindican la necesidad económica de seguir formando parte del sistema FIFA-UEFA-Ligas nacionales durante unos años para poder lanzar el nuevo modelo -la Comisión ha esgrimido durante el juicio, acogiéndose a documentación aportada por la FIFA, que los clubes de la Superliga no están obligados a formar parte del sistema FIFA-UEFA y podrían lanzar una competición por su cuenta por fuera-.

Distintas fuentes del mercado apuntan así a que la solución tras el fallo, que se espera para principios de 2023, pasaría por una reforma interna de la UEFA y/o una competición en la órbita de la Superliga o al menos, en la que los clubes cobren más peso del que tienen actualmente, sin que ello suponga que el ente suizo deje de ser relevante. "Parece que los clubes de la Superliga no tenían tan atado su proyecto, pero aún así tienen parte de razón al defender su derecho a organizar una competición, como sucede en otros deportes. Las dos partes tienen argumentos sensatos y a la vez otros cuestionables", afirma Roca. "Probablemente, el desenlace será un nuevo acuerdo".

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.