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Economía

Botín, Uría y los accionistas de Santander, los grandes perdedores del caso Orcel

El banco recurrirá ante la Audiencia Provincial la sentencia que condena a la entidad a indemnizar a Andrea Orcel con 68 millones de euros por su fichaje frustrado como consejero delegado

Botín, Uría y los accionistas de Santander, los grandes perdedores del caso Orcel
Andrea Orcel y Ana Botín, en el juzgado el pasado mes de mayo.

Ana Botín, el despacho Uría Menéndez, y los accionistas de Santander, son los grandes perdedores del caso Orcel. La derrota judicial del primer banco español contra Andrea Orcel por su fichaje frustrado como consejero delegado de la entidad, de la que informó el viernes en exclusiva Vozpópuli, cuestiona el poder de decisión de la presidenta, que desde un primer momento se volcó personalmente en el fichaje del banquero italiano.

También es un golpe contra la estrategia del despacho de cabecera de Santander, Uría Menéndez, por no haber impedido la celebración de un juicio que tanto coste, no solo económico, ha tenido para su cliente.

"No es una victoria de Orcel, o del despacho... Es una victoria de la Justicia y de los Jueces que la encarnan", dice el abogado del italiano, Álvaro Remón Peñalver

Y por último, afecta a los accionistas de Santander, porque el (no) fichaje más caro de la historia, desde luego no ayuda a impulsar el valor de los títulos del banco. "No es una victoria de Orcel, o del despacho...", comentó el viernes en una conversación con este diario el abogado de Andrea Orcel, Álvaro Remón Peñalver, del despacho De Carlos Remón. "Es una victoria de la Justicia y de los Jueces que la encarnan", dijo.

Aunque Santander recurrirá ante la Audiencia Provincial la sentencia conocida el viernes, el banco previsiblemente tendrá que provisionar este año los 68 millones de euros con los que tiene que indemnizar a Orcel.

La defensa del actual consejero delegado de Unicredit podrá solicitar la ejecución provisional de la sentencia una vez Santander la haya recurrido, lo que posiblemente ocurrirá entre enero y febrero, si no se presentan antes alegaciones que demoren los tiempos de recurso.

El papel de Ana Botín

La implicación de Botín en el fichaje de Orcel pone en cuestión el efectivo trabajo de las Comisiones de Nombramiento y Retribución del banco, y va en contra del deseo expresado por el Banco Central Europeo de que los bancos de la eurozona cuenten con una separación efectiva entre la figura del presidente y la del primer ejecutivo o consejero delegado.

Orcel había trabajado entre 2000 y 2015 en operaciones con Emilio Botín valoradas en 160.850 millones de euros

De acuerdo a fuentes conocedoras del caso, Ana Botín se reunió con Andrea Orcel el 25 de julio de 2018 en el hotel Loews Regency de Nueva York para trasladarle su deseo de que se incorporara a Santander. En principio, la presidenta del banco quería que Orcel le aportara ideas para impulsar el valor de la acción.

La relación entre Orcel y Santander y la familia Botín viene de lejos. El italiano había trabajado para el banco español, entre los años 2000 y 2015, bajo la presidencia de Emilio Botín, en operaciones de fusiones, adquisiciones y financiación valoradas en total en 160.850 millones de euros, aproximadamente.

En esa reunión en Nueva York, Botín expuso a Orcel que había en marcha un proceso de selección para sustituir a José Antonio Álvarez como consejero delegado, y le preguntó si estaría interesado en ser candidato, a lo que Orcel respondió positivamente.

Botín y Orcel mantuvieron una comunicación fluida desde que la presidenta de Santander le propuso ser consejero delegado

El mismo 25 de julio de 2018, tras la cena en el hotel de Nueva York, Ana Botín escribió a Orcel: "Lo que es más importante para mí es tu energía y entusiasmo; y sé que tanto para tí personalmente como para tu familia será algo bueno!". 

Desde ese mismo día y hasta la comunicación oficial del nombramiento de Orcel como consejero delegado de Santander, el 25 de septiembre de 2018, Ana Botín y el exbanquero de UBS mantuvieron una fluida comunicación sobre, precisamente, el proceso de selección y la designación de este como ejecutivo del primer banco español.

El fracaso de Uría

Pocas derrotas como la del caso Orcel cuenta en su haber el mayor despacho de abogados de España, Uría Menéndez, que la pasada semana se alzó con el premio a la firma del año en España y Portugal otorgado por The Lawyer en la última edición de los The Lawyer European Awards 2021.

Uría Menéndez es el despacho de cabecera de Santander, con una plantilla de más de 600 abogados

El bufete, con una plantilla de más de 600 abogados, oficinas en las principales capitales europeas y latinoamericanas, también en Nueva York, con ingresos cercanos a los 250 millones de euros anuales, ha sido tradicionalmente el despacho con el que más ha trabajado Santander.

Entre el banco y Uría, además de la fuerte relación profesional existente, hay incluso vínculos personales. Javier Botín, hermano de Ana Botín, presidente de JB Capital Markets, consejero de Santander desde 2004, está casado con Marta Ríos, quien se incorporó a Uría en el año 2001 y es socia del despacho desde 2017.

Empeñarse en defender la existencia de una carta oferta y no de un contrato ha sido una estrategia que no ha convencido

Manuel Echenique Sanjurjo, hijo del expresidente de Santander España Rodrigo Echenique, es socio de Uría desde 2012, uno de los abogados españoles que más operaciones de fusiones y adquisiciones firma a lo largo del año y reconocimientos recibe ejercicio tras ejercicio.

Vista la sentencia conocida el viernes, la estrategia de mantener abierto el proceso judicial en lugar de tratar de alcanzar un acuerdo con Orcel ha sido totalmente errónea. Uría Menéndez no podía imaginar que el resultado del juicio fuera una sentencia tan desfavorable como la que condena al banco a pagar 68 millones de euros al italiano.

Empeñarse en defender la no existencia de un contrato, con circunloquios sobre si en realidad era una carta oferta, cuando el fichaje de Orcel fue anunciado a bombo y platillo por el banco, no podía convencer a muchos.

El plan estratégico de Orcel para Unicredit disparó el valor en Bolsa del banco italiano este jueves

Tampoco la preparación de las declaraciones como testigos en el juicio de Ana Botín, Jaime Pérez Renovales, y de Roberto di Bernardini parecen ahora haber sido suficientes. Mantener el proceso judicial abierto ha expuesto al banco y a su presidenta a riesgos innecesarios.

Los accionistas de Santander

Los accionistas de Santander son otros de los grandes perdedores del caso Orcel.

No porque el valor de la acción del primer banco español vaya a resentirse por la reciente derrota judicial -el viernes Santander cayó en Bolsa un 0,61% cerrando a 2,7 euros por acción-, sino porque el caso genera incertidumbre sobre el futuro próximo de la entidad, y porque mirando de reojo a Unicredit (el primer banco italiano fichó a Orcel como consejero delegado el pasado mes de abril) muchos accionistas del banco español suspirarán hoy por no haberle retenido.

Si Santander fichó a Orcel en 2018, es porque ya entonces consideraba apropiado dar por terminado el ciclo de José Antonio Álvarez como consejero delegado. La frustrada contratación de Orcel ha demorado el nombramiento de un sustituto para Álvarez, y ahora no está claro qué perfil requiere Santander para ocupar el cargo.

Este mismo jueves el valor en Bolsa de Unicredit se disparó un 10,8% después de que el banco anunciara su previsión de repartir entre sus accionistas 16.000 millones de euros en cuatro años, medida contemplada por Orcel en el plan estratégico diseñado para la entidad hasta el año 2024.

La entidad italiana cotizaba entre los ocho y nueve euros cuando anunció el fichaje de Orcel, y ahora se acerca a los 13 euros por acción.

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