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Economía

El supervisor avisa de que algunos ERTE retrasarán los despidos, pero no los evitarán

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos el pasado martes en la Comisión de Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados,

El Banco de España ha publicado este martes su informe anual sobre la economía española, centrado en la crisis del coronavirus, y en él advierte de que algunos de los trabajadores que ahora están afectados por Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) acabarán siendo despedidos. 

"La capacidad de este tipo de esquemas para salvaguardar los puestos de trabajo se ve reducida cuando la
duración de la crisis se alarga. Este hecho reflejaría que, al menos parcialmente, algunos ERTE pueden retrasar, más que evitar, el proceso de destrucción de empleo en ciertos casos en los que la reestructuración es inevitable", avisa el supervisor, por lo que pide medidas concretas para intentar que los trabajadores que se encuentran en ERTE puedan recolocarse en otros sectores. 

La institución que gobierna Pablo Herández de Cos considera que, según la evidencia empírica disponible, los ERTE tienen "una capacidad relativamente limitada para proteger el empleo en el medio plazo en caso de que se produzcan cambios persistentes en las dinámicas de actividad". 

Tanto es así que prevén que dentro de dos años, en 2022, la tasa de paro sea como mínimo del 17%, el equivalente a unos cuatro millones de parados sin tener en cuenta el crecimiento esperado de la población activa, tanto si se cumple un escenario de recuperación temprana como si es más gradual. "En el escenario de riesgo -el que prevé una caída del PIB del 15% este año- de recuperación muy lenta, el ascenso de la tasa de desempleo sería notablemente mayor y más duradero".

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El desempleo "aumentará con intensidad este año y permanecería en niveles claramente superiores a los registrados antes de la pandemia durante varios años", señalan.

De Cos ha lamentado que "nuestro país tiene una tasa de paro muy elevada. Y la tasa de temporalidad es también muy alta. Todo ello tiene un elevadísimo coste económico y social que no nos podemos permitir. Necesitamos políticas que aumenten la formación de nuestros desempleados y su adecuación a las demandas de las empresas. Y también un abanico de contratos laborales que repartan más equitativamente la protección de los puestos de trabajo fijos y temporales".

Programas de recolocación

El hecho de que muchas empresas que activaron durante el estado de alarma un ERTE de fuerza mayor hayan tenido ahora que reconvertirlo en un nuevo ERTE por causas económicas, técnicas, organizativas o productivas (ETOP) demuestra "que la transición desde los ERTE de fuerza mayor al empleo no tiene por qué ser necesariamente directa o inmediata".

Por ello, el supervisor considera que "las políticas activas de empleo y de formación para desempleados y trabajadores afectados por los ERTE deberían orientarse, convenientemente rediseñadas, a potenciar la empleabilidad y a facilitar la recolocación de los trabajadores más afectados por la crisis en aquellos sectores o empresas con mayor capacidad de crecimiento".

Recomienda además que se impulse el aumento de tamaño de las empresas en España, ya que las pymes tienen menos opciones de poder reincorporar a todos sus trabajadores si han hecho un ERTE y son más vulnerables a la situación económica. 

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