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Economía

La vieja guardia de la banca saca los colores al exsubgobernador del Banco de España

Javier Aríztegu, exsubgobernador del Banco de España

"¿Se realizaron llamadas a los bancos que incentivaran la participación en el tramo de suscripción? No. ¿No llamó a ningún consejero delegado? No". Clara, rotunda y tajante fue la respuesta de Javier Aríztegui durante su declaración como testigo en el juicio de Bankia, que investiga una presunta estafa en la salida a Bolsa de la entidad y una posible falsedad documental en las cuentas de la entidad de 2010 y 2011.

El que fuera subgobernador del Banco de España no tuvo oportunidad de matizar sus palabras porque la Jueza Ángela Murillo consideró que ya se había contestado a la pregunta. El problema viene cuando se contrasta su testifical con la de otros que han pasado por el banquillo, como Francisco González (BBVA) o Isidro Fainé (La Caixa). El expresidente del BBVA fue el primero que puso la pelota encima del tejado de Aríztegui. 

El Banco de España ejerció presión para invertir en la salida a Bolsa y fue el subgobernador quien hizo una llamada al entonces consejero delegado de BBVA, Ángel Cano, dijo González en su testifical. "Habló con gente importante y manifestó su interés para que participáramos en la reunión", añadió. 

Un paso más

La declaración de Francisco González fue muy descriptiva y añadió más detalles a la OPV de Bankia. Cuando declaró, dijo por primera vez que intentó parar la salida a Bolsa. "Sabíamos que era una decisión muy complicada porque íbamos en contra de los intereses del poder político e instituciones muy relevantes", enfatizó.

La versión del exbanquero gallego coincide también con la de Isidro Fainé, el que fuera presidente de La Caixa durante la caída de Bankia. Fue el propio subgobernador el que realizó la llamada al presidente de la caja catalana para que valorara la OPV, aseguro Fainé este miércoles. 

"Yo era presidente no ejecutivo, pasé la operación al equipo técnico", señaló. Tras valorar la operación, La Caixa decidió invertir 100 millones de euros y desinvirtió meses más tarde, aunque Fainé enfatizo que muchas entidades que entraron salieron al día siguiente y que su caja tenía esta operación como una en la que podría obtener un "rendimiento aceptable".

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