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Los apicultores, en pie de guerra contra la inundación del mercado con miel china: "Nos están toreando"

COAG denuncia que siete de cada diez kilos de miel que entran en España proceden de China

España es tierra de apicultores. Sin embargo, el negocio de la miel no atraviesa su mejor momento. Con cosechas bajo mínimos por la aparición de especies invasoras y la reducción de la población de abejas por los efectos del cambio climático, los profesionales del sector suman a su lista de males las reiteradas quejas sobre el etiquetado de la producción, que una ocasión tras otra caen en saco roto.

Su descontento, mostrado nuevamente ante el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente esta semana, pasa por la negativa del Gobierno a detallar el país de origen en el etiquetado de la miel. La legislación europea actual, que deja libertad a los Estados miembros para adaptar la normativa a nivel estatal, permite etiquetar mieles de fuera de la UE como "mezcla de mieles UE-no UE" sin indicar los países en los que fueron recolectadas. También ofrece la opción de etiquetar como "mezcla de mieles no UE" sin especificar si la miel comercializada proviene de China, Ucrania o Argentina, algo que "induce a la confusión a los consumidores", tal y como denuncia el sindicato agrario COAG.

"El consumidor no sabe qué porcentaje de miel es de cada región y no se le da la opción a elegir, pudiéndose dar el caso de que el 1% sea de España y el 99% de China y sin embargo, el Ministerio tira balones fuera y apunta a Bruselas como responsable", explica Ángel Díaz, responsable del sector apícola de COAG. "Se está inundando el mercado español y europeo con algo mal llamado miel", dice en alusión a la importación de melaza china, una "competencia desleal" para los apicultores españoles ya que "la legislación del gigante asiático permite el uso de productos fitosanitarios y antibióticos prohibidos en España".

"Nos están colando mieles que aunque se envasan en España dejan mucho que desear", advierten desde Miel de Galicia

El sindicato denuncia, asimismo, que casi siete de cada diez kilos de miel que entraron en nuestro país proceden de China, lo que consolida una tendencia iniciada allá por 2007. Desde entonces, la importación de miel china se ha multiplicado por cinco, superando las 15.000 toneladas por primera vez en la campaña pasada. No se olvidan tampoco de la abismal diferencia de precio entre ambos productos: "Es una locura", sentencia Díez, en declaraciones a Vozpópuli. "Producir un kilo de miel en la UE conforme a los requisitos de calidad, seguridad alimentaria y sanidad que exige la normativa comunitaria tiene un coste que varía entre los 2,29 y los 6,5 euros por kilo. En 2014, el precio medio de entrada de miel china a España se situó en 1,36 euros por kilo", remata al respecto.

"Está en juego el buen nombre de la miel española"

Hartos de la falta de transparencia en el etiquetado de la miel, los apicultores critican la "nula voluntad política para modificar la normativa comunitaria". "En sus manos está cambiarlo. No hay un 'no' pero es una duda permanente", expresa Díez, añadiendo que no pueden seguir así. "No hay un 'no' esculpido en la piedra pero tampoco hay acciones para arreglarlo ni ganas ni intención", se queja. "La mayoría de comunidades autónomas han pedido que se cambiaran las normas de etiquetado pero por un extraño motivo, el Gobierno ha decidido apostar por la mala calidad. Nos están toreando", zanja de forma contundente. 

Díez, que aclara no estar en contra del producto chino per se sino del etiquetado, asegura que en este asunto "lo que está en juego es el buen nombre de la miel española producida en España". "Nuestras mieles tienen muy buenas referencias en Europa por su calidad y aunque el Gobierno ha defendido a capa y espada la Marca España, ahora nos encontramos con que apuesta por una industria que envasa un mal producto con deficiencias de calidad e imagen", señala sobre España, el país miembro de la Unión Europea más importante en cuanto a producción apícola, con un 17% del total y una producción de unas 34.000 toneladas anuales.

Las Denominaciones de Origen, en el otro extremo

Llegados a este punto, la situación que experimentan las Denominaciones de Origen e Indicaciones Geográficas Protegidas dista de forma notable si se compara con los apicultores a título individual. Así, mientras que las primeras dicen estar "más que acostumbradas" a incluir el origen de la miel, a los segundos les afecta en mayor medida la importación del producto. 

"El problema está en el etiquetado, que no es transparente", sostienen desde la DOP Miel de Granada

"Nosotros estamos en el mercado de la calidad diferenciada y certificada, no nos afecta tanto la importación de miel, tener una denominación de origen da este tipo de garantías, tampoco tenemos grandes bajadas ni de precio ni de consumo", explica Félix Esteban, secretario de la Denominación de Origen Miel de La Alcarria, la primera miel con denominación de origen del mundo. "Las mieles de España son de las mejores pero cuando el consumidor compra una miel barata y no se fija en que es mezcla, pero sí ve que está envasada en España, puede asociar que eso que compra no es la miel de calidad que espera", advierte Esteban enfatizando que "son nuestras propias industrias las que importan la miel, vendiéndola barata aunque sepa a rayos". Y despacha: "Al final puede más la parte de la industria que los productores. La administración es muy exquisita afinando cuando quiere, sin embargo, cuando no le interesa...".

Su postura también la comparten desde la Denominación de Origen Miel de Granada. Tras aclarar que el problema no les afecta, admiten que "las importaciones son necesarias, pues la UE es deficitaria en miel". Reconocen igualmente que a pesar de las importaciones, el precio pagado al productor de la miel nacional ha subido considerablemente" pero señalan al etiquetado como la principal traba. "Habría que cambiarlo para que fuera más transparente, pero sería bueno que fuese una medida común en todos los países de la UE", opina Francisco José Orantes, secretario general del Consejo Regulador de la DOP Miel de Granada.

"Podemos importar miel pero no la polinización"

Por su parte, desde la IGP Miel de Galicia abogan por incluir además del origen "si está pasteurizada", para comprobar que guarda sus cualidades. "Nos están colando mieles que aunque se envasan en España, dejan mucho que desear. El consumidor debería poder decidir el tipo de miel que quiere consumir". Además, desde el consejo regulador con más colmenas de España, alrededor de 35.000, y que paradójicamente vende parte de su miel al mercado gourmet de China, tienen claro que se debe apostar por el producto nacional porque también es una forma de preservar la diversidad del medioambiente. "Podemos importar la miel pero no la polinización, y esto es algo que nos afectaría a todos", expone Esther Ordóñez, veterinaria de la agrupación apícola de Galicia.

COAG critica "la nula voluntad política del MAGRAMA para modificar la normativa comunitaria

Como las denominaciones de origen, hay apicultores que también han decidido incluir el origen de su miel. Es el caso de los leoneses Urzapa. "Se trata de que haya más transparencia", defienden. Con colmenas en Burgos, León y Asturias y su centro de envasado en tierras leonesas, aseguran que no están en contra de la miel china porque sí: "Su miel también es rica pero nosotros tenemos controles más elevados en rigor sanitario", dice su gerente, Urbano González. Con una producción de entre ocho y quince toneladas, González considera que la importación de miel china "es una traba más pero no creo que sea algo por lo que el sector se venga abajo". "No nos dará la puntilla", concluye.

Otros, sin embargo, parecen darse por vencidos: "Llevamos tantos años con ello que casi está pasado de moda. No se debería permitir la mezcla de mieles, tampoco que en las negociaciones no hablen con apicultores sino sólo con envasadores", se queja el apicultor artesano Ángel Subiñas.

Sin embargo, los problemas con el etiquetado no afectan exclusivamente al mundo apícola. La nueva regulación del jamón ibérico, en vigor desde febrero de 2014 tras años de reclamaciones, trata también de combatir la confusión abundante en el sector. En 2012, de los 2,3 millones de jamones producidos en España como ibéricos, sólo 105.000 lo eran. La letra pequeña, crucial para evitar engaños. Tampoco es nueva la inundación del mercado español con un producto chino. En Cuenca, la entrada masiva de ajo procedente del país asiático ha puesto en jaque la economía de toda una comarca, tras añadir 12.375 toneladas de ajo al contingente arancelario que Bruselas asigna a Pekín.

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