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La banca española vuelve a hacer un buen negocio con el arbitraje de deuda pública

Los bancos españoles incrementaron en 4.200 millones de euros sus carteras de deuda pública española en el mes de noviembre, después de haber mostrado una caída de 5.200 en el mes precedente, según cifras hechas públicas por el Banco Central Europeo (BCE). El importe total asciende a 259.000 millones. Un movimiento magnífico para las entidades financieras domésticas, ya que el bono español desde entonces se ha apreciado considerablemente.

En noviembre, la rentabilidad del bono español llegó a cotas superiores al 5,80%. En la actualidad, está en el 5,01%, por lo que la apreciación del activo “puede rondar el 15%-17% en los mejores casos”, según señalaban desde una sala de tesorería. Suculentas ganancias para la banca, promovidas desde el BCE, gracias a su inagotable caudal de liquidez, que permite a los bancos acudir a la deuda y arbitrar ventajosamente: el organismo presta el dinero barato y con él los bancos compran Letras, bonos y obligaciones a tipos más altos. El diferencial queda íntegramente para ellos. Con este mecanismo, además, el Tesoro se financia sin demasados problemas, Una jugada redonda, aparentemente. 

Este arbitraje es casi la única vía de mejora de márgenes que tiene ahora mismo el sistema financiero españo, sin tener en cuenta operaciones extraordinarias. Los bajos tipos de interés y la recesión provocan que el negocio bancario ordinario haga literalmente imposible ganar dinero con el mecanismo de tomar dinero y prestarlo, entre otras cosas por la mínima demanda de crédito.

Trader, lo más seguro

El ‘trading’ del capital propio es una importante vía de mejora de la cuenta de pérdidas y ganancias para los bancos, en especial los medianos. Si en la actualidad hay fuertes procesos de adelgazamiento de plantilla, sin duda los puestos que más garantizan la continuidad laboral están en las mesas de operaciones que ofrecen rentabilidad en vena a las entidades financieras, sobre todo en momentos como el actual, en los que los bancos centrales aseguran la liquidez y la volatilidad de la curva de tipos permite buenos márgenes.

Con el dinero de las inyecciones extra de liquidez, la banca doméstica ha aprovechado para exprimir esta vía de ganancias, por lo que España se ha convertido en el principal tomador de dinero del BCE. 

Eso ha provocado una dependencia con el banco emisor casi absoluta en los últimos meses, que se ha logrado romper hace apenas dos meses. Ahora, la economía sigue en manos de Mario Draghi, pero al menos están entrando flujos de capital, gracias a la balanza por cuenta corriente y las exportaciones en máximos. 

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