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Economía

Montoro usa la recapitalización del Fondo de Garantía de Depósitos para enjugar la mitad del déficit de 2014

El esfuerzo realizado para reconducir las finanzas públicas en realidad esconde truco y por lo tanto se antoja bastante escaso. De los 5.237 millones que se ha recortado el déficit del conjunto de las Administraciones hasta septiembre, unos 2.342 millones obedecen a la recapitalización del Fondo de Garantía de Depósitos que han hecho los bancos. Es decir, casi la mitad de todo el ajuste abordado este año lo han costeado las entidades financieras.

Aunque se trate de un ardid perfectamente legal debido a que el FGD pertenece a los organismos del Estado desde el rescate bancario, la jugada de apuntarse como ingresos esos desembolsos extraordinarios de la banca pone de manifiesto que el déficit apenas ha bajado. Ni siquiera cuando los ingresos marchan tan increíblemente bien como pregona el Gobierno a los cuatro vientos.

Todos asumimos que las ayudas financieras no cuentan de cara a los objetivos de déficit del conjunto de las Administraciones Públicas porque son inyecciones monetarias que sólo ocurren una vez y en principio no se van a repetir. En la jerga especializada, se denominan gastos one-off, lo que en cristiano se conoce como 'uno y no más'. Y lo importante es comprobar cómo evoluciona el déficit sin esos desembolsos que no volverán a impactar en las cuentas.

Sin embargo, ¿qué ocurre cuando se trata de un ingreso extraordinario motivado porque las entidades financieras han de recapitalizar el Fondo de Garantía de Depósitos que protege a los impositores? Pues tal y como se refleja en la Contabilidad Nacional de las AAPP, este año hemos aprendido que el rasero es el opuesto: el Estado se apunta esos desembolsos como parte de su recaudación de cara a los objetivos de déficit público comprometidos con Bruselas. “El Fondo de Garantía de Depósitos contribuye al conjunto del subsector con un saldo positivo de 2.342 millones”, reconoce Hacienda en su informe de Contabilidad Nacional. Y ello a pesar de que no son ingresos recurrentes y, por consiguiente, el año que viene no se repetirán.

El uso de estos fondos para cubrir déficit pone de manifiesto que el agujero presupuestario apenas se reduce, ni siquiera cuando los ingresos marchan bien

El ministro Cristóbal Montoro se ha comprometido a rebajar el déficit este año en unos 8.000 millones en números redondos, desde el 6,3 hasta el 5,5 por ciento del PIB, a razón de unos 1.000 millones por décima de PIB. Y en los nueve primeros meses del año ha conseguido que el desfase presupuestario disminuya en unos 5.000 millones. Sólo que casi la mitad de esos 5.000 millones no se van a reeditar el próximo año, y entonces se habrá dejado el déficit en cotas más elevadas, lo que a su vez obstaculizará de forma grave la consecución del ambicioso objetivo de austeridad marcado para 2015. En lugar de tener que bajarlo en ese año en unos 13.000 millones, el déficit habría que recortarlo como consecuencia en unos 15.000 millones, una cifra astronómica y francamente difícil de lograr con unas elecciones por delante.

No en vano, las Comunidades Autónomas ya están inmersas en una carrera electoral y sus cuentas se han desbocado lastrando todo el proceso de consolidación fiscal. A pesar de que tienen que aminorar su déficit hasta el 1 por ciento del PIB, éste se sitúa a fecha de septiembre en el 1,16 por ciento del PIB, un 26,9 por ciento peor que el año pasado.

Lo cual explica que sin el dinero del FGD las cuentas de las Administraciones apenas mejoren, aunque los ingresos impositivos estén creciendo a tasas del 4,8 por ciento una vez descontado el efecto del calendario de devoluciones. Es decir, de los cerca de 6.000 millones recaudados más en caja hasta noviembre, las Comunidades neutralizan buena parte de ese efecto positivo. Y si bien es cierto que las Autonomías sólo reciben en los años posteriores una parte de los repuntes en recaudación debido al sistema de liquidaciones, el resultado se resume en que durante los nueve primeros meses del 2014 las CCAA han aumentado su déficit en unos 2.500 millones, muy lejos de la meta fijada consistente en reducirlo en unos 5.000 millones para el conjunto del ejercicio.

Incluso si el crecimiento se revela algo más robusto de lo esperado, así no es de extrañar que la Comisión Europea haya exigido al Gobierno español una nueva ronda de medidas para apuntalar los Presupuestos de 2015. Como sostiene el Ejecutivo comunitario, la reforma fiscal y las Comunidades Autónomas pueden complicar bastante el cumplimiento de la senda de consolidación fiscal.

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