La criticada conducta de los escoltas del rey Felipe con los paparazzis para frenar las exclusivas

En los últimos tiempos, hemos podido ver el lado más cercano y amable del rey Felipe VI y la reina Letizia. Así ocurrió hace unos días, cuando el monarca visitó por sorpresa Medinaceli, o durante el reciente viaje de la Reina a Salamanca, que curiosamente sacó a la luz el protocolo médico que sigue la Casa Real con su sangre durante sus salidas. Sin embargo, no todo es siempre así de cordial.

Así lo aseguran algunos paparazzis que, acostumbrados a seguir los pasos del rey Felipe y la reina Letizia, han denunciado la actitud que tienen los escoltas y la Casa Real, con el objetivo de dificultarles su trabajo e impedir que se comercialice con fotos exclusivas de los Reyes.

Los paparazzis denuncian la conducta de la Casa Real y los escoltas del rey Felipe

Fue el pasado 16 de febrero cuando el rey Felipe llegó a Baqueira para disfrutar de una escapada con amigos y practicar uno de sus deportes favoritos. Durante un fin de semana, el monarca se dejó ver tanto por las pistas de la famosa estación, como por algunos de sus restaurantes. Unas jornadas de nieve que, como era de esperar, no pasaron desapercibidas.

Tal y como señala ‘Informalia’, allí se encontraban algunos fotógrafos que pasan la temporada trabajando en la estación, que se sorprendieron al ver al rey Felipe allí. “Fue una sorpresa buena porque, nada más aparecer, pudieron hacer su trabajo para después no molestar”, señala el portal, que desvela cómo la Casa Real les impidió vender a buen precio las fotos exclusivas del monarca.

Tal y como denuncian varios de estos paparazzis, cuando los escoltas del rey Felipe se dieron cuenta de su presencia, avisaron a la Casa Real: ”Cuando los de seguridad vieron que había fotógrafos, al poco apareció uno de la agencia EFE” señalan al medio, donde uno de los perjudicados añade: “Para reventar nuestro trabajo”. Y es que, al existir más imágenes de ese momento, que la agencia puso a disposición de todos los medios, las fotos que los paparazzis hicieron, tuvieron un valor inferior: “Eso significa que hay menos dinero para los reporteros y que la revista ‘¡Hola!’ (que las compró) paga menos dinero del que hubiera tenido que pagar si no hubiera habido más fotos”.

Sin embargo, según estos paparazzis, esta no es la primera vez que esto ocurre. “Empieza a ser habitual esta dinámica de Casa Real con los reporteros gráficos que están en la calle” apuntan. Y es que, según señala, hace unas semanas, durante la estancia de la princesa Leonor en la estación de esquí de Astún junto al resto de sus compañeros de la Academia General Militar de Zaragoza, también ocurrió.

“Allí había una agencia de noticias con un fotógrafo, y al percatarse de que estaban allí, Casa Real envió al día siguiente un fotógrafo suyo para que hiciera fotografías y dárselas a los medios de comunicación, reventando la exclusiva y bajando el precio del reportaje”, señala.

Y es que, tal y como matiza 'Informalia', la relación de la Casa Real con los paparazzis no ha sido fácil. Hasta tal punto, que en ocasiones, cuando se intentaba fotografiar a algún miembro de la familia real, los escoltas lo impedían, llegando incluso a pararles para pedirles la documentación, ganando tiempo para que el ‘objetivo’ se marchara, o borrando las imágenes conseguidas.

Así, el portal extrae del libro ‘Juan Carlos y Letizia, dos biografías paralelas’, del periodista Joaquín Abad, una anécdota ocurrida entre los escoltas y los paparazzis durante una jornada de compras del rey Felipe y la reina Letizia en un centro comercial, que un fotógrafo consiguió inmortalizar.

“Les hizo algunas fotos y en unos minutos un escolta les abordó, pero el fotógrafo se negó a darle la tarjeta de la cámara digital. El policía llegó con otro agente que de forma violenta trasladó al paparazzi por el centro comercial abriendo puertas y buscando un lugar apartado. Lo introdujo en un cuarto lleno de cables, lo desnudaron y le interrogaron durante 15 minutos sobre dónde había guardado la tarjeta. Le amenazaron incluso diciéndole dónde vivía., el fotógrafo aguantó el acto y no les dio la tarjeta. La había tirado en un seto”, señala.