Balconada de la plaza de Segovia en Navalcarnero.
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A un paso de Madrid, apenas a 33 kilómetros de la Puerta del Sol, se encuentra Navalcarnero, villa de Madrid que, “ofrece una experiencia única a todo aquel que la visite y que sorprende por su singularidad”, asegura Leticia Correas, concejala de Turismo de este municipio madrileño de alrededor de 28.000 habitantes. Un lugar idóneo para pasar el día o para una escapada de fin de semana y en el que confluyen los ecos del pasado con la más rabiosa modernidad.
Tanto el Consistorio de Navalcarnero como la Comunidad de Madrid llevan años realizado un gran esfuerzo por la recuperación y protección del rico patrimonio histórico-artístico de la localidad. Un esfuerzo que ha permitido rehabilitar el caso histórico de esta villa y resaltar así los signos de identidad de esta Villa. Una labor de restauración que hizo merecedora a la villa del Premio Europa Nostra 2001. En paralelo, se ha seguido construyendo nuevos espacios y añadido elementos, pero siempre cuidando que la tradición y la modernidad convivan de manera armoniosa.
Un buen lugar para comenzar la visita a esta villa es la Plaza de Segovia, auténtico centro de la vida social y de la actividad cultural De la Villa, y “un marco incomparable que va a situar al visitante y desde el que comenzar a familiarizarse con la identidad de Navalcarnero”, destaca Correas.
Uno de los edificios más representativos de esta plaza y de todo Navalcarnero es la antigua Casa Consistorial. Una construcción de planta irregular, espaciosa y abierta con estructuras porticadas en tres de sus cuatro lados. Unos elementos que convierten a esta pieza arquitectónica en una singularidad dentro del estilo popular castellano.
Un buen lugar para comenzar la visita a esta villa es la Plaza de Segovia, auténtico centro de la vida social y de la actividad cultural de la Villa
La plaza ha sido testigo y protagonista de numerosos acontecimientos históricos que han marcado sus sucesivos cambios de denominación. Desde “plaza pública”, hasta “plaza Real”, “plaza de la Constitución”, “plaza 14 de abril” y, desde 1937, “plaza de Segovia”, un reconocimiento a la dependencia histórica y administrativa que la localidad mantuvo con la capital castellana entre 1499 y 1627. La plaza fue declarada Bien de Interés Histórico en el año 2000 en la categoría de Conjunto Histórico junto a la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.
Precisamente la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es otra de las paradas obligadas en el recorrido por Navalcarnero. Declarada Monumento Histórico Artístico, su construcción se remonta a mediados del Siglo XVI, y en ella coexisten distintos estilos arquitectónicos como el gótico, el renacentista, el barroco, el clasicismo escurialense o el hispano mudéjar. Este último está muy presente en la decoración del que es uno de los signos mas reconocibles y singulares de Navalcarnero, la torre exterior del Iglesia.
Declarada Monumento Histórico Artístico, la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción es parada obligada en el recorrido por Navalcarnero
Perderse por la calles aledañas a la plaza es la mejor manera de seguir conociendo Navalcarnero y dejarse sorprender por sus rincones. No muy lejos, en la bulliciosa y comercial plazuela del mercado, se levanta la Casa de la Lonja. Se trata de una antigua casa solariega que aun conserva una portada original decorada con un escudo hidalgo y balcones con herrajes del siglo XIX. También es relevante su patio interior, con un marcado estilo austero toledano. Entre los siglos XVIII y XIX la casa fue residencia de la familia Fernández de Velasco, a cuyo linaje probablemente pertenece el escudo, con yelmo de hidalgo y corona, que preside la fachada. La planta baja de la casa aloja desde el siglo XIX un comercio que aun hoy es un referente en el municipio.
Una visita que transmite una imagen fidedigna del municipioa lo largo del tiempo es el Centro de Interpretación. El edificio es una antigua casa de labranza en cuyo interior se desvelan las claves de la historia, el patrimonio y el carácter de Navalcarnero. Un lugar que ahonda en “sus orígenes agrícolas y vinícolas, en sus costumbres y las tradiciones que le han llevado a ser lo que hoy es: un municipio abierto y lleno de un patrimonio histórico y cultural que le otorga ese encanto que hace volver a todo el que nos visita”, resume la Concejala de Turismo.
Las calles de Navalcarnero están repletas de agradables sorpresas y recorrerlas es toda una experiencia. Para los amantes de los retos, la llamada “ruta de los trampantojos” ofrece uno que destaca por su originalidad. Se trata de ir descubriendo los enormes murales estampados en edificios distribuidos por toda la ciudad, y en los que se representan personajes típicos, pasajes de la historia u oficios tradicionales de la localidad. Los trampantojos son obra del artista Alberto Pirrongelli, vecino de Navalcarnero y autor de muchos de los grandes carteles de películas que durante años anunciaron los estrenos del momento en las fachadas de los cines de Madrid. Los diez trampantojos de Navalcarnero conservan esa estética impactante y son un desafío para el visitante, que tiene que afanarse en encontrarlos todos, con la dificultad añadida de que están perfectamente mimetizado con las fechadas reales de los edificios que los alojan.
La naturaleza también está muy presente en esta Villa, y encuentra un rincón de privilegio en el Parque Histórico de San Sebastián. Un espacio en el que, como en el resto de la ciudad, confluyen pasado y presente, y sirve al mismo tiempo como lugar de esparcimiento y eco de otras épocas. Es imprescindible realizar un recorrido por el paseo de los Personales Ilustres, jalonado de estatuas de figuras históricas como Isabel la Católica, obra de Salvador Amaya. La reina es muy querida en esta localidad de la Comunidad de Madrid, no solo porque era la monarca que ocupaba el trono de España en 1499, fecha de fundación de Navalcarnero, sino porque junto a su esposo, el rey Fernando, se erigió en protectora de sus pobladores frente a las hostilidades del comendador Gonzalo de Chacón. Otros protagonistas del pasado presentes en este paseo de inmortales son Boabdil el Chico, el Cardenal Cisneros o Cristobal Colón, entre otros muchos.
“Navalcarnero posee una riquísima oferta gastronómica que puede ser degustada por nuestros visitantes, y así lo recomendamos, acompañada de nuestros vinos, pertenecientes a la Denominación de Origen Vinos de Madrid”, destaca Leticia Correas. Y es que la gastronomía y el enoturismo son dos de los grandes atractivos turísticos de la localidad. Su cocina también está impregnada de esa mezcla armoniosa entre tradición y modernidad. Una oferta gastronómica que permite elegir entre un amplio abanico de establecimientos tradicionales como mesones o tabernas hasta locales más actuales.
El garbanzo es uno de los alimentos estrella del municipio. Un producto que debe su singular sabor a las peculiares características físico-químicas del suelo en el que se cultiva. Es el ingrediente principal de uno de los platos típicos navalcarnereño, “la olla del segador”, una variedad local del cocido madrileño. También son de destacar los asados de cordero con una salsa marca de la casa. Y para llevarse a casa después de la visita, los bollos de aceite y manteca con azúcar espolvoreada, el membrillo y el arrope (mezcla de mosto, calabaza, higos y melón duro) son los mejores exponentes de la repostería típica.
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