Melanoma: signos que indican que puedes tener un problema grave

El melanoma es un tipo de cáncer muy agresivo que provoca casi 6.000 nuevos casos al año en España, siendo el cáncer de piel el que más muertes causa en nuestro país. Uno de los grandes problemas de este tumor es que genera metástasis con mucha frecuencia, una situación que disminuye drásticamente las opciones de supervivencia. Por esto, es fundamental la prevención.  

El cáncer se origina cuando las células del cuerpo comienzan a crecer sin control. El factor de riesgo más importante para la aparición de un melanoma cutáneo es la exposición a la radiación ultravioleta, por eso es tan importante proteger la piel bien del sol y evitar el uso de las cabinas de bronceado de rayos UV. La piel clara, antecedentes por quemaduras solares, tener muchos lunares, antecedentes familiares o un sistema inmunológico debilitado también están entre los factores de riesgo.

La doctora Rebeca González, galardonada por CRIS contra el cáncer por su trabajo en el Instituto de Neurociencias CSIC-UMH y su trabajo con el Programa CRIS Outback 2021 responde a todas las dudas que nos pueden surgir con respecto a esta enfermedad. Lo primero que nos viene a la cabeza es por qué tenemos que estar muy atentos a cualquier signo que indique que podríamos estar ante esta patología.

“Porque es en las primeras fases de desarrollo, cuando aún se encuentra localizado, cuando el melanoma cutáneo puede ser eliminado completamente mediante una pequeña incisión o cirugía”, nos explica González. “Sin embargo, si ya se ha extendido de forma regional o si ha formado metástasis, es mucho más difícil controlarlo. Las terapias que tenemos contra el melanoma metastásico todavía tienen una eficacia muy limitada y por ello la detección precoz es importantísima”.

Síntomas del melanoma

Los signos o señales de alarma que nos pueden ayudar a la detección precoz de un melanoma cutáneo se resumen mediante la llamada ‘regla ABCDE’. Sospecharemos de todos los lunares o lesiones con las siguientes características:

• A: Asimétricos (si dividimos imaginariamente el lunar en dos partes, éstas no son simétricas).
• B: Bordes irregulares.
• C: Color no homogéneo (el lunar presenta dos o más tonos).
• D: Diámetro mayor de 6 milímetros.
• E: Evolución (nos damos cuenta de que el lunar ha cambiado de aspecto: tamaño, color, forma…).

A veces puede haber melanomas ‘ocultos’ que pueden aparecer debajo de la uña (es poco frecuente), en las palmas de manos o pies, en la boca, el tubo digestivo, las vías urinarias o la vagina (estos son mucosos y se pueden confundir con otras enfermedades) e incluso en el ojo.

Hacernos de forma periódica una autoexploración de la piel, sin olvidarnos de la espalda o de otras zonas que generalmente no nos vemos, nos ayuda a tener identificados nuestros lunares y detectar si hay cualquier cambio o si aparece alguno nuevo. 

¿Cuándo acudir al dermatólogo?

En general, sería recomendable acudir al dermatólogo una vez al año para que realice revisiones de control y, por supuesto, debemos consultar con nuestro dermatólogo o médico de familia cada vez que tengamos dudas sobre el aspecto de un lunar o lesión, especialmente si este muestra algunos de los signos ABCDE que hemos comentado anteriormente.

Tratamientos contra el melanoma

Cuando el melanoma se encuentra localizado, el primer tratamiento es la cirugía. Se realiza una escisión del melanoma junto con un margen de tejido sano alrededor. Para el melanoma en estadios regionales o metastásicos existen varios tratamientos, siendo dos de los más importantes las llamadas terapias dirigidas y la  inmunoterapia . “Aunque ambas terapias supusieron una revolución en el tratamiento del melanoma metastásico, que hasta hace unos años contaba con muy pocas opciones terapéuticas, la realidad es que la eficacia de estas terapias es todavía muy limitada. El melanoma sigue siendo el cáncer de piel que más muertes causa”, añade la doctora.

Con su proyecto está estudiando las células tumorales del melanoma resistente a las terapias dirigidas. El objetivo es identificar el mecanismo por el cual algunas de estas células pueden escaparse también a los tratamientos de inmunoterapia y lograr, de esta manera, tratamientos eficaces para pacientes que de otra manera tendrían muy pocas opciones de curación.​​ “Comparamos células del melanoma antes y después de desarrollar esas resistencias y nos aporta información muy valiosa para, en el futuro, tomar mejores decisiones de tratamiento en cada paciente y desarrollar nuevos fármacos que reviertan la resistencia”, explica.

¿Cómo prevenirlo?

La mejor prevención contra el melanoma cutáneo es protegernos del sol y, por supuesto, descartar el uso de las cabinas de rayos UV para broncearnos. Protegernos del sol incluye evitar exponernos en las horas de mayor irradiación, normalmente las horas centrales del día, así como usar ropa, sombreros y crema solar con un alto índice de protección (FPS). “Es evidente que la sociedad no está en su conjunto concienciada respecto a este problema y el bronceado de la piel se sigue viendo como algo deseable y estético”.

¿Melanoma es lo mismo que carcinoma basal?

No, no son lo mismo. El carcinoma basal se origina a partir de unas células de la epidermis llamadas células basales, mientras que el melanoma se origina a partir de unas células llamadas melanocitos, que son las encargadas de producir la melanina que da color a nuestra piel. Aunque el carcinoma de células basales es el tipo de cáncer de piel más frecuente, no tiende a metastatizar tan fácilmente como el melanoma.

El melanoma en datos 

En el año 2020 se diagnosticaron 324.635 casos nuevos en todo el mundo y se estima que la incidencia se ha duplicado en los últimos 30 años. En el mismo año, fallecieron 57.043 personas a causa de melanoma, más de 150 personas aproximadamente al día. La tasa de supervivencia de este cáncer a cinco años es de más del 98 por ciento cuando se encuentra localizado. Sin embargo, la supervivencia a cinco años decae enormemente cuando se extiende (63,6%) y genera metástasis (22,5%). En los últimos años los tratamientos han mejorado significativamente, con las terapias dirigidas y la inmunoterapia, y estas tasas de supervivencia empiezan solo ahora a reflejar un poquito esos avances.