Ropa ajustada: las 5 importantes razones por las que no debes vestir tan apretado

Llámalo ropa ajustada o ropa ceñida, pero en resumidas cuentas la moda de los últimos años parece comprimir a ellas y ellos de la cabeza a los pies, aunque es en el peliagudo terreno de los pantalones donde más nos empeñamos en embutir.

El universo de las mallas y los leggins convive así con un despliegue de pantalones ligeramente elásticos para ambos sexos que presumen de ser skinny o slim, y donde las tallas 'regular' parecen condenadas al ostracismo.

Quizá dando sus últimos coletazos, ya que empezamos a ver tendencias hacia el oversized importantes, o en pleno esplendor, la realidad es que, como todo abuso, recurrir de forma demasiado continuada a prendas apretadas no harán demasiado bien a nuestro organismo.

Sin embargo, no sintetizamos a todos estos enemigos en las nuevas tendencias, puesto que ciertos males endémicos de la vestimenta diaria como las corbatas o los cinturones también tienen bastante que decir en esta batalla de la opresión estilística.

Nos enfrentamos así a peligros digestivos, respiratorios y, por supuesto, arteriales y dérmicos, donde el sencillo hecho de 'embutirse' puede jugarnos muy malas pasadas si lo convertimos en costumbre.

Los riesgos para la salud de vestir ropa ajustada

En un mero ejercicio de sentido común, no hay más que darse cuenta de que el hecho de constreñir nuestro cuerpo no puede tener, a priori, ninguna ventaja física, convirtiéndose así esta presión en una forma de impedir una correcta circulación sanguínea, por ejemplo.

Topamos así con que a nuestra salud cardiovascular no le hace especial ilusión que venas y arterias estén excesivamente presionadas. Del mismo modo que, si tenemos claro que la sangre es la responsable de oxigenar los tejidos corporales, también toparemos con limitaciones para que las células de distintas partes del cuerpo estén debidamente nutridas.

Algo que también nos perjudica a nivel digestivo, ya que apretar en exceso nuestro estómago durante las digestiones podría ralentizarlas y hacerlas más pesadas, además de aumentar la hinchazón. Particularmente notable si recurrimos a pantalones de tiro alto excesivamente ceñidos, sobre todo cuando estamos hablando de ropas con poca flexibilidad o elasticidad, no siendo lo mismo vestir un pantalón vaquero, de cintura especialmente dura o rígida, que apostar por unas mallas o por unos leggins.

Una peor circulación

Comparemos nuestro cuerpo con una gran autopista. En vez de carriles, venas y arterias; en vez de coches, oxígeno transportado a través de la sangre. Si reducimos el número de carriles queda claro que los atascos serán más frecuentes. Si lo ampliamos, habrá una circulación más fluida.

Pues eso mismo le pasa a nuestro cuerpo. La sangre es bombeada por el corazón, pero encuentra problemas al tener que pasar -principalmente a las piernas- por venas y arterias demasiado constreñidas por la ropa ajustada, viéndose obligado a realizar un esfuerzo extra para retornar esa sangre y volverla a oxigenar.

Todo ello se condensa en una circulación sanguínea peor, que luego también se asocia lógicamente a otras patologías frecuentes como las venas varicosas, que se pueden complicar por el uso de prendas ceñidas, del mismo modo que podrían también provocar más celulitis o retención de líquidos al ver limitado el paso de la sangre. Más aún si vamos a estar vestidos así y encima sentados en una silla muchas horas.

No quedan exentos así los hombres con otro de los yugos contemporáneos: la corbata y la camisa, donde la excesiva presión que ambos realizan en torno al cuello puede también tener relación con riesgos potenciales en personas que tengan ya riesgos coronarios previos, ya que se produce un pequeño bloqueo en las arterias que van hacia la cabeza, según un estudio de la Universidad de Glasgow (Escocia).

Exceso de sudoración

Impedir la transpiración no es nunca una buena idea porque además aumenta la temperatura corporal y favorece un aumento de la sudoración que implica elevar la humedad del cuerpo, es decir, un caldo de cultivo excepcional para que proliferen todo tipo de bacterias, especialmente en zonas muy comprometidas como la zona genital o las axilas, donde la secreción sudorípara es bastante elevada.

Convertimos así algunas de las partes más delicadas de nuestro cuerpo, ya sea con ropa interior, pantalones o mallas, en un campo de batalla donde el riesgo de infecciones es especialmente alto, sobre todo si aumentamos las rozaduras que la ropa ajustada provoca y que además nos limitan enormemente la movilidad.

Falta de aire

2021 ha puesto a prueba la salud respiratoria y el fondo físico de muchos de nosotros, poco acostumbrados a tener que lidiar con la mascarilla y lo que implica a la hora de respirar, aunque la realidad es que no afectan a una respiración normal, pero sí pueden impedir, en el caso de grandes esfuerzos físicos, que acabemos respirando por la boca.

Encontramos así además que la ropa ajustada, más aún la que tiene tiros elevados por encima de la cintura, es otra enemiga natural de nuestro cuerpo, ya que ejerce presión sobre el diafragma, complicando la respiración diafragmática (también llamada respiración profunda o abdominal) y que tiene poderosos efectos relajantes, a los cuales no llegamos con la misma facilidad si la opresión en el abdomen es elevada.

Malas digestiones

Todos nos hemos aflojado alguna vez un botón o el cinturón tras una copiosa comida en la que nos hemos enfrentado a un pantalón al que quizá deberíamos haber jubilado hace tiempo. Sea nuevo o sea viejo, o sea ropa ajustada a la moda, la realidad es que oprimir al estómago con nuestra ropa (peor será cuanto más alto sea el tiro de estos) no es una buena idea.

Al final, la sangre también tiene que ver en este malestar porque al no poder fluir con facilidad para contribuir a acelerar la digestión, ésta se alarga y nos hace sentir más pesados e hinchados, complicando así además la absorción de nutrientes en el intestino delgado, como explica este estudio de la Universidad de Osaka (Japón).

Problemas genitales

Con las partes nobles hemos topado, donde tanto para ellas como para ellos es un mundo arisco si pretendemos vestirnos lo más ajustado posible. A ellos les perjudica en la calidad espermática, ya que la ropa muy apretada obliga a la bolsa escrotal a adherirse al cuerpo, perdiendo así la ventaja de un par de grados de temperatura menos que necesita para producir espermatozoides de calidad, como ya te explicamos cuando hablamos de cómo elegir unos calzoncillos adecuados.

Tampoco se libran ellas, lógicamente, ya que una ropa interior demasiado ajustada o una excesiva fricción de los pantalones también puede irritar una zona especialmente sensible, favoreciendo además que las bacterias de las que antes hablamos se compliquen y formen infecciones como la cistitis u otras infecciones de orina.

Como colofón, habría que hablar del hecho de complicar el crecimiento de vello púbico, que al estar aprisionado bajo los tejidos, crece con más dificultad y puede correr el riesgo de convertirse en esos incómodos pelos encarnados.