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Nutrición

Consumir dos latas de este pescado a la semana previene la diabetes, según la ciencia

Tal y como desvela un reciente estudio, el consumo de dos latas semanales de un conocido y económico pescado puede prevenir la diabetes, además de ofrecer otros beneficios para la salud, incluidos unos mejores niveles de colesterol y de tensión arterial

Consumir dos latas de este pescado a la semana previene la diabetes
Consumir dos latas de este pescado a la semana previene la diabetes. Freepik

Considerada una 'enfermedad silenciosa’ porque no presenta síntomas a corto plazo, la diabetes es una enfermedad metabólica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre que año tras año parecen más personas. Algo por lo que expertos y autoridades advierten tanto de la importancia de la prevención como de una detención temprana.

Según la Federación Internacional de Diabetes (FID), 537 millones de adultos viven actualmente con diabetes en todo el mundo, 5,1 millones en España. Y es que, según la Sociedad Española de Diabetes (SED), la prevalencia de esta enfermedad en nuestro país ha alcanzado el 14,8 por ciento, la segunda tasa más alta de Europa, que afecta a uno de cada siete adultos. Pero además, señala que casi un tercio (el 30,3 por ciento) de las personas que viven en España con diabetes, no está diagnosticada, algo que puede causar “complicaciones graves y potencialmente mortales”.

Tal y como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), la diabetes es una causa importante de enfermedades como “ceguera, insuficiencia renal, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y amputación de miembros inferiores”.

Ante esta realidad, la diabetes ha sido objeto de numerosos estudios e investigaciones como el que muestra la relación entre el consumo habitual de un conocido pescado con la prevención de la diabetes.

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El estudio español que desvela que comer sardinas previene la diabetes

Hablamos de las sardinas, un alimento muy recomendable gracias a sus propiedades nutricionales que destaca por su aporte de proteínas, ácidos grasos, vitaminas y minerales. Unos valores que no se pierden en su versión en lata, más económica y fácil de adquirir y almacenar.

Así lo señala la Fundación Española de la Nutrición (FEN), que apunta a que su contenido en grasas se ve aumentado respecto a la opción fresca, debido al aceite de la cobertura. “Al tratarse de un aceite de oliva o vegetal, se aumenta el aporte de ácidos grasos mono y poliinsaturados, y se invierte la relación omega 6/omega-3, con un incremento de los primeros respecto a los segundos”.

Beneficiosas para la salud, las sardinas en lata han centrado un estudio español que confirma que la ingesta de este pescado azul de manera habitual tiene un efecto preventivo ante la diabetes tipo 2.

El estudio, liderado por Diana Díaz Rizzolo, profesora e investigadora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) y del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), incluyó a 152 paciencias de 65 años o más con prediabetes, con unos niveles de glucemia en ayunas entre 100-124 mg/dl.

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Durante la investigación, los pacientes se dividieron en dos grupos. A uno de ellos se les añadió a su dieta 200 gramos semanales de sardinas (dos latas de sardinas en aceite de oliva) y se les aconsejó que se comieran el pescado entero, sin retirar la espina, rica en calcio y vitamina D.

Los resultados fueron claros: el grupo que no consumió sardinas, y que inicio el estudio con un 27 por ciento de personas con un riesgo muy alto de sufrir diabetes, un año después un 22 por ciento seguía en esa situación. Mientras, del grupo que incluyó el pescado en su dieta, y que comenzó con un 37 por ciento de participantes con alto riesgo, solo quedó un 8 por ciento.

Pero además, estos últimos mejoraron otros aspectos de su salud, como la disminución del índice de resistencia a la insulina, un aumento del colesterol bueno (HDL), la reducción de los triglicéridos y de la prensión arterial.

Aunque este estudio se centró en personas a partir de 65 años, dado que la incidencia a partir de esa edad es mayor que personas más jóvenes, la profesora Diana Díaz Rizzolo asegura: “Creemos que podría ser muy interesante ampliar esa muestra, puesto que los efectos podrían aplicarse en edades más jóvenes sin necesidad de que ya tuvieran niveles elevados de glucosa en sangre (prediabetes)”.

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