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Bienestar

Ashitaba, la planta japonesa que alarga la vida y frena el envejecimiento, según la ciencia

Según un estudio, un compuesto de la ashitaba, una conocida planta japonesa, podría ser la clave para frenar el envejecimiento de las personas permitiendo así vivir más y mejores años

Ashitaba, la planta japonesa que alarga la vida y frena el envejecimiento, según la ciencia
Ashitaba, la planta japonesa que alarga la vida y frena el envejecimiento, según la ciencia. Pexels

Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha buscado el secreto de la eterna juventud, un antídoto milagroso, imaginado en forma de elixir, capaz de retrasar el envejecimiento. Una fantasía propia de leyendas que podría llegar a convertirse en realidad. Así lo asegura un estudio, que desvela la existencia de una planta que podría ser capaz de alargar la vida.

Tal y como confirman los datos, el envejecimiento es una de las grandes preocupaciones del ser humano. Sobre todo, en temas relacionados con la salud y los problemas y enfermedades derivados del paso del tiempo. Según la Organización Mundial de la Salud, “el envejecimiento es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedades y, en última instancia, a la muerte.”

Pero, ¿y si se pudiera parar o neutralizar ese proceso? ¿Y si existiera realmente un compuesto capaz de retrasar el envejecimiento alargando así la vida de las personas? A estas, y a otras muchas preguntas, podría responder un estudio sobre una planta japonesa que podría ser la clave.

Ashitaba, la planta japonesa que alarga la vida y frena el envejecimiento, según la ciencia
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El compuesto de una planta japonesa que podría retrasar el envejecimiento

Realizado en la Universidad de Graz, Austria, esta investigación, publicada en la revista ‘Nature Communications’, señala a una planta japonesa llamada ashitaba, como la posible clave para alargar la vida. Desde hace años, la medicina oriental atribuye a esta planta propiedades diuréticas y digestivas y la capacidad de curar las heridas si se aplica de manera tópica. Pero además, la ashitaba ha sido objeto de estudios como el que señala su eficacia para combatir el colesterol alto.

Sin embargo, no ha sido hasta ahora cuando los investigadores han descubierto un compuesto de esta planta que podría ser clave para luchar contra el envejecimiento de las células. Así lo apuntan las conclusiones de este estudio que demuestra que una sustancia de la ashitaba ha sido capaz de alargar la vida de moscas y gusanos, proteger el corazón de los ratones y frenar la senescencia en células humanas.

Según la investigación, estos logros se deben a que este compuesto estimula la autofagia, el proceso natural de regeneración celular, que evita que se acumulen productos de desecho eliminado residuos. Un importante descubrimiento que podría ofrecer nuevas posibilidades a la hora de desarrollar fármacos contra el envejecimiento.

Así, los investigadores han centrado su atención en este compuesto, un flavonoide denominado DMC, que se incluyó en la dieta de los gusanos de laboratorio y las moscas del vinagre, dos habituales en las investigaciones de biología, cuya longevidad aumentó en un 20 por ciento.

Sin embargo, lo más sorprendente de este revolucionario estudio fue que el compuesto DMC favorece que las células eliminen más de manera más eficiente sus residuos en el proceso de autofagia. Tal y como apunta este estudio, en las pruebas con células humanas, esta sustancia redujo los cambios de la senescencia, el proceso de envejecimiento de la célula.

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¿Podía la ashitaba ser la clave para alargar la vida?

Ante esto, los investigadores aseguran que al inducir la autofagia, el DMC podría retrasar el envejecimiento celular, ayudando a las personas a vivir más tiempo y en mejores condiciones de salud.

Sin embargo, y a pesar de los sorprendentes y esperanzadores resultados, los expertos aseguran que la investigación todavía se encuentra en su etapa inicial, y aunque su trabajo cuenta con una buena y fiable base, es necesario seguir investigando. “Este trabajo establece el potencial del DMC como herramienta farmacológica contra el envejecimiento y contra las enfermedades asociadas a la edad”, aseguran los investigadores en la revista ‘Nature Communications’.

Tal y como apunta Didac Carmona-Gutiérrez, biólogo molecular español y uno de los investigadores especialistas del estudio, su siguiente paso es seguir descifrando cómo el DMC actúa contra el envejecimiento a nivel molecular y comprobar si, al igual que es capaz de alargar la vida de las moscas y los gusanos, es igual de eficaz en la de los mamíferos. Así, y si los resultados fueran positivos, aseguran se podría avanzar en el desarrollo de fármacos que prevengan las enfermedades del envejecimiento.

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