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Elegí ser periodista a una edad demasiado temprana. Quizá por eso escogí el camino equivocado: la facultad. Allí entre con ganas de cambiar el mundo y salí con la rebajada pretensión de intentar entenderlo antes. Esa ambición me llevó al Derecho y desde entonces explico cómo creo que son las cosas en no pocas tertulias políticas de radio y televisión así como en varios digitales. El resto del tiempo lo dedico a la asesoría en comunicación política e institucional, que se parece bastante al nombre que llevaba el Máster que cursé.