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El día que la arquitectura viajó al pasado para salvar el presente

Charlamos con Julio Touza, cabecilla de 'Touza Aquitectos', estudio que se ha especializado en rehabilitar edificios antiguos, labor que está devolviendo la seña de identidad al centro de las grandes urbes en favor de nuevas obras

Fachada de un edificio rehabilitado en la calle Eduardo Dato. Cedida por Touza Arquitectos

La arquitectura, como todas las grandes artes envueltas en ciencia, tiene el propósito de crear belleza. Una belleza distinta a la que estamos acostumbrados a sentir y disfrutar. No es efímera ni está al servicio de los demás, sino que perdura en el tiempo. La mejor huella que tenemos en nuestros días para seguir la pista a los antepasados que nos precedieron.

Sin embargo, la modernidad y la ingente expansión del planeta llevó a un abandono paulatino, empujado por las necesidades más básicas, de esa arquitectura como sinónimo de hermosura. Se abandonó el centro de las grandes villas, apostando por un crecimiento del extrarradio que diera cabida a los millones de personas que aterrizaron en las principales urbes del mundo.

Las calles más céntricas de Madrid, Barcelona o Sevilla, por mencionar algunas, perdieron su esencia, haciendo de las ciudades un esperpento de hormigón que parecía rendir cuentas a la fealdad y no al ciudadano medio. Por ello, la arquitectura ha despertado de su letargo creativo, una etapa donde se han levantado miles de edificios y colonias gigantes, de un estilo ajeno a los de nuestros ancestros.

Rehabilitar edificios y lugares emblemáticos se ha convertido en la nueva especialidad de muchos estudios de arquitectura. Uno de ellos es Touza Arquitectos, fundado hace 45 años por el arquitecto Julio Touza Rodríguez, quien a través de su hijo y sucesor, Julio Touza, nos atiende para explicarnos en qué consiste exactamente estas rehabilitaciones que "salvan edificios".

"Una de las ramas que ha tenido el estudio ha sido la atención por la rehabilitación del patrimonio. Como en todo en esta profesión, nos viene de hacer un trabajo con un cliente que queda satisfecho, este nos lleva a otro y así te vas haciendo un nombre en la rehabilitación. Madrid vive un boom de las rehabilitaciones para grandes fondos latinoamericanos, pero hace años el promotor que invertía en edificios en la capital era el promotor más clásico, el dueño de una empresa unipersonal", relata Touza.

"Nosotros empezamos con Francisco Santos, con él hicimos varias rehabilitaciones en la calle Recoletos, Alcalá y en plaza de las Cortes. Nos empezó a interesar este campo, y ahí empezamos a hacer recorrido. La mirada urbanística de los políticos hacia la recualificación del centro de las ciudades. Hace años se miraba hacia la expansión, los ensanches, y ahora se entiende que es más importante rehabilitar lo existente. Se ha dado la vuelta a la ciudad", continúa.

Para la arquitectura, estas rehabilitaciones son una oportunidad de viajar al pasado para salvar el presente. Les permite usar técnicas constructivas históricas y entender de dónde venimos para asimilar mejor lo que está por llegar en el futuro. En definitiva, un trabajo que enriquece la práctica profesional. Aprender de viejos maestros que, con bastantes menos medios a su alcance, conseguían resolver de forma brillante los problemas funcionales de la época.

La arquitectura aprende de su pasado

Lo que hoy es tecnología, ayer era practicidad, medidas pasivas y grandes aislamientos. Edificios con menos instalaciones, pero más alturas, que respiraban mejor que los actuales. Ahora todo se resuelve de forma más apremiante, con luz artificial.

El principal problema que pueden tener estas rehabilitaciones es encontrar el punto de equilibrio entre respeto por lo ya construido, y la funcionalidad de nuestra época. Del mismo modo que la medicina, la arquitectura determina qué necesita el edificio que va a ser rehabilitado. Se puede no mantener un elemento original, pero sí los valores esenciales.

"El valor que más se protege es la fachada, porque es un elemento identificativo esencial en el ciudadano. Pero no podemos quedarnos ahí, eso es solo una parte. Lo sostenible es aprovechar lo que ya tenemos, se debe tratar de reducir esa energía, aprovechando elementos como la cimentación o los muros de carga. Los arquitectos del pasado hacían edificios realmente polivalentes, proyectos muy pragmáticos", explica nuestro arquitecto.

Touza bromea con el ego de la profesión, un elemento perceptible en muchas de las nuevas obras que se levantan. Sin embargo, otro elemento positivo que tienen las rehabilitaciones es, precisamente, aparcar el ego del creador. En una rehabilitación se admira y protege la creación de otro arquitecto. Es poner tus conocimientos y tus medios al servicio de alguien que ha creado lo que tienes delante. Un bonito ejercicio de memoria y respeto.

"Hay que trasladar las nuevas demandas de la sociedad a estos edificios. Donde antes había una vivienda por planta, ahora hay cuatro. Todo ha cambiado mucho. De familias con muchos miembros a núcleos más pequeños. De seis o siete habitaciones por casa, a solo dos o tres, pero cada con su baño. Ponemos más empeño en esa intimidad".

Concluimos la charla debatiendo si las rehabilitaciones son el futuro más inminente de los estudios de arquitectura, o si, por el contrario, se dejarán de hacer en un tiempo breve. Julio opina que no, que estos proyectos caerán en estudios que estén especializados, como es el caso de Touza Arquitectos. La vuelta a la belleza del pasado es un viaje sin retorno. Un abrazo cariñoso a quienes nos precedieron. El paso exacto entre asumir lo que fuimos y planear lo que seremos.

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