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'V de Vendetta', 40 años de la ucronía que nos enseñó a abrir los ojos ante la injusticia

La obra de Alan Moore y David Lloyd cumple cuatro décadas de vida, pero mantiene intacto su mensaje de alerta ante los totalitarismos y el poder del individuo dentro de la sociedad

Viñeta del cómic 'V de Vendetta'.

El poder de las palabras no tiene igual en nuestro mundo. No importa cuando se escriban, cuando son certeras y abrasadoras se recuerdan siempre, pase el tiempo que pase. Que se lo digan a V de Vendetta. Cuarenta años después de su estreno, la novela gráfica guionizada por Alan Moore y dibujada por David Lloyd no puede estar más al día. En este mundo polarizado y azotado por los extremos, V resurge de sus cenizas para seguir dando algunas lecciones de vida.

La trama de V de Vendetta toma como punto de partida un hecho histórico como fue la conspiración de la pólvora. En 1605, un grupo de católicos ingleses orquestó un plan secreto para matar al rey Jacobo I, protestante, volar las casas del Parlamento durante su apertura el 5 de noviembre y sentar en el trono a un rey fiel al Papa que pusiera fin a las políticas que ellos consideraban lesivas contra el catolicismo.

Descubierto el complot antes de tiempo, los rebeldes fueron ejecutados. Entre ellos, se encontraba Guy Fawkes, conspirador que acabó convertido en mártir, y cuyo rostro fue cincelado en una máscara que alcanzó cotas de inmortalidad cuando Moore y Lloyd decidieron ponérsela a V, protagonista de V de Vendetta.

A lo largo de sus más de 280 páginas, el lector vive en primera persona los hechos que acontecen en una Inglaterra dictatorial. Una guerra nuclear ha dividido al mundo, hecho que el partido Fuego Nórdico aprovechó para acceder al poder de forma totalitaria en la nación anglosajona. La tortura, propaganda y control policial dominan a una sociedad absolutamente adormecida y aterrorizada que teme las constantes represalias de su Gobierno.

Solo un hombre parece luchar en una guerra destinada a perderse. V, un encapuchado tildado de terrorista por el Estado, intenta devolver el poder al pueblo inglés. En un encuentro inesperado, Evey Hammond, una mujer que vivía, como millones de ciudadanos, sin preguntarse qué pasaba realmente en su país, se cruza con V. Este la tomará como aprendiz, desvelando su plan de volar el Parlamento el 5 de noviembre en homenaje a los caídos en la mencionada conspiración de la pólvora siglos atrás.

El núcleo central de la novela gráfica es la confrontación de ideologías que están en las antípodas. El fascismo de Fuego Nórdico y la anarquía que ejerce V. Además, Moore presenta un conflicto interno al lector, cómo es la decisión común de callar ante las injusticias, sin levantarse contra el poder tiránico de unos pocos. En definitiva, defiende la idea de que el pueblo, pese a no tocar muchas veces el poder con la yema de los dedos, lo aloja legítimamente en sus decisiones diarias.

V de Vendetta, una historia que triunfó en la viñeta y el cine

Aunque le costó al bueno de Moore convencer a los editores y cambiar el rumbo que llevaba el cómic en Reino Unido, V de Vendetta acabó por convertirse en todo un fenómeno que sigue copando las librerías de todo el mundo cuarenta años después de su nacimiento. Una ucronía ejemplar, magníficamente escrita y ​dibujada, que ha sido la inspiración de muchas historias distópicas que la sucedieron.

Como sabréis, tuvo una adaptación cinematográfica en 2005 de la mano de James McTeigue, la cual resultó un éxito y ahora es una obra cumbre del cine de culto. En España, el cómic de V de Vendetta puede encontrarse fácilmente de la mano de ECC Ediciones, que es quien distribuye en nuestro país las diferentes ediciones que existen del título de Moore y Lloyd.

Si perteneces a ese numeroso grupo de personas que han visto la película, pero no han leído el cómic, este verano puedes darle una oportunidad al título original, el que vio nacer a V y reivindicó el poder de los ideales frente a las balas y el autoritarismo.

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  • M
    ma

    No conozco ni una obra ni otra, pero he tenido la desgracia de pasar por una comprobación de valores, como tantos otros ciudadanos, y no me extrañaría que algunos funcionarios se labrasen su propia suerte a manos de gente harta hasta decir basta.