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Yung Beef se aburre del 'underground'

El trapero granadino, que siempre había mirado el éxito comercial con menosprecio, cambia de actitud en su nueva entrega

Yung Beef publica el disco Gangster Original tras una década liándola desde el underground y sonando en los barrios -sin necesidad de playlists oficiales o de estar en la radio-. Llegó al juego cuando no había industria, firmó con Sony para quemar el contrato y se convirtió en el padre de la escena. En el nuevo álbum llega a un punto clave de su carrera, más avanzado que nunca en el sonido y la forma de comunicar el lanzamiento: un paso adelante a nivel musical y a nivel de mercadotecnia, sin romper con la posición en la industria que defendió en su histórico debate del Primavera Sound con C.Tangana.

En la conferencia de prensa del festival, que se produjo en Barcelona en 2018, Pucho -apodo de C.Tangana- defendió aprovecharse de la industria para que la música urbana estuviera, por fin, dentro del negocio; algo así como ‘matar a las multis desde dentro’. Yung Beef, en cambio, aseguró que si se trata de ganar dinero prefiere vender droga porque la música es otra cosa; que los traperos necesitan un sindicato para defenderse y alejarse el máximo posible de una industria que lo devora todo.

Ahora el Seco -apodo de Yung Beef- sigue firmado con la calle, pero ha dado un paso adelante en sonido y en formas. Musicalmente es, seguramente, su álbum más trabajado y más al alcance del gran público. Los instrumentos se han grabado con músicos que le han aportado seriedad y calidad. Además, el disco ha contado con un buen despliegue de difusión en redes y distribución, rompiendo con la práctica habitual del granadino en los lanzamientos, que consiste más o menos en subir música a youtube a las 3 de la mañana sin avisar ni en redes sociales. De este modo, está tratando de encontrar una posición de solidez en su carrera y consolidarse en la profesión. Y es que ya tiene 31 años, un hijo y la sensación de que necesita estabilizar su vida, como contaba en una entrevista recientemente: “quiero centrarme en la realidad, yo he estado siempre muy drogao, en mi mundo, volando”. Y ese aterrizaje lo encontramos en todo lo que envuelve al álbum.

Yung Beef, padre y gángster

Aún con esa transición a nivel musical, algunos de los temas recogen la esencia del que posiblemente es su mejor álbum, ADROMICFMS 4. Fue un disco muy completo, con un sonido oscuro, profundizando en el amor y lo relacional y marcando un hito generacional, seguramente porque se instala en las conductas depresivas y ansiosas que tanto marcan nuestras vidas hoy. Es en los tonos de este álbum donde se siente más cómodo, con un sonido menos eléctrico, más suave y bajado. Y con unas letras que, dentro de sus códigos, logra conectar con una intensidad que es única en la escena. El mejor ejemplo en Gangster Original es "Pastillitas", probablemente el tema del disco que más cerca está en esta onda: “me rompiste el corazón y ya no soy el mismo / suicidio, quiero morirme hoy mismo”. En otros como "Presión" también juega con la misma línea: “y da igual que digas que eres mi novia si no es real / y aunque yo sea de barrio, bitch, me sé expresar”.

Zorra, deja de llorar / imposible que estés bien en un mundo que está mal”, rima en uno de sus nuevos himnos

En cambio, otros temas destacan porque están envueltos en esa transición vital que está viviendo el granadino, y que nos deja una mezcla de ideas entre la actitud más gángster y la necesidad por aterrizar su vida en la realidad. El ejemplo más icónico de esta ‘transición’ entre dos mundos lo encontramos en el tema "Secretos", donde su hijo -Romeo- tiene una aparición tan estelar como tierna hablando al final del tema: “papá, ¿cómo se llama tu canción nueva peces cuadrao, bricks, cocaína?”.

Además, Gangster Original tendrá su propia gira, que comienza en Madrid en 2022 y pasará por toda España. Para la historia queda el tour de ADROMICFMS 4 donde recorrió el país subido a una jaula en mitad de las salas, convirtiendo sus conciertos en un acto de familia, una experiencia de mística colectiva que traspasa los límites del concierto tradicional. Ya no se trataba de un cantante famoso dando un show y miles de personas observando, sino de toda una sala rompiendo en común los límites de lo musical. Con la duda de si ahora sí cantará o mantendrá su idea experimental de concierto, sabemos que el 9 de enero arrancará a girar con el nuevo disco. Lo que es seguro que continúa es esa ideología que Yung Beef nos ha transmitido los últimos años, el saber que ser feliz en el barrio y hacer comunidad vale más la pena que la pasta y los contratos.

Sin embargo, es interesante cómo choca esa ideología de barrio con lo que transmite otra de las canciones del disco, "Trust Nobody". En ella se refleja la inseguridad hacia nuestro entorno que sentimos en una era neoliberal donde el confiar sólo en uno mismo, y no en los demás, se vende como la única forma de no decepcionarte o no llevarte sorpresas: “hoy en día ya nadie confía en nadie / puta, ¿tú confías? / yo no consigo fiarme”. Sólo podemos vivir en un mundo gris y triste, en un sistema perverso, si lo más jodido es poder confiar en las personas con las que compartimos la vida. Como dice el Seco en otras barras del mismo álbum: “zorra, deja de llorar / imposible que estés bien en un mundo que está mal”.

Un tema clave en el disco es la colaboración con Gloosito, ‘Un gangster y una scort’. Gloosito es uno de los artistas emergentes más brillantes de la escena, con un ingenio único y unas cifras de visitas que se multiplican cada semana. Yung Beef vuelve a demostrar así su apuesta por artistas jóvenes, emergentes o más pequeños. Con su sello La Vendicion Records ya lleva tiempo dando cobijo y oportunidades a numerosos talentos jóvenes o desconocidos para el gran público, siempre existiendo una clara sintonía en estilo e ideas entre los artistas del sello.

En definitiva, un disco completo, coherente y sensible. Yung Beef ha vuelto a Granada después de petarlo en Barcelona y conquistar Madrid. Y demuestra que sabe hacerse mayor, aunque le de miedo crecer y le den ganas de llorar.

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