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Cultura

'Wonka': Chalamet da vida al famoso chocolatero en la película más deliciosa de Navidad

Llega a los cines la película musical basada en la famosa novela de Roald Dahl 'Charlie y la fábrica de chocolate'

Fotograma de 'Wonka'
Warner

Si uno considera que la celebración popular de la Navidad arranca los primeros días del mes de diciembre, puede decirse entonces que, a las luces de las calles, los escaparates de turrones de confiterías como Ascaso y San Onofre, o los villancicos que empiezan a sonar en el supermercado se suma la película familiar más deliciosa de estas fiestas. Wonka se estrena hoy en los cines con una propuesta sobresaliente, que no es otra que la precuela de la famosa historia Charlie y la fábrica de chocolate, la novela de Roald Dahl.

Timothée Chalamet interpreta en esta ocasión a Willy Wonka, un joven aventurero e intrépido que llega en barco a una nueva ciudad dispuesto a dar a descubrir sus recetas de bombones en un inmenso local situado junto a las tres mejores chocolaterías del lugar, con las que siempre soñó desde niño. Sin embargo, las cosas no parecen ser tan fáciles y tendrá que usar su inteligencia para evitar los obstáculos, incluida su némesis, un oompa loompa a quien interpreta Hugh Grant.

A priori, esta película musical puede parecer una pésima idea y un intento más por sacar provecho de una historia que ya ha tenido buenos resultados en el cine con el clásico Un mundo de fantasía (1971), dirigida por Mel Stuart y protagonizada por Gene Wilder, y Charlie y la fábrica de chocolate (2005), de Tim Burton, en la que Johnny Depp interpreta a Willy Wonka. Sin embargo, esta nueva producción, dirigida y escrita por Paul King (responsable de Paddington, una gran pista), es una agradable sorpresa.

Wonka es una película de dos horas muy ágil, divertida, con diálogos elocuentes, un ritmo siempre ameno, números musicales exquisitos que aparecen en su justa medida y una gran capacidad para llevar al espectador, tanto si se trata de un niño como si es un adulto, a un lugar de ensueño en el que la magia no asombra, porque en su mundo todo puede cambiar y ser mejor. Para esta redactora de Vozpópuli, el éxito navideño está garantizado.

Precisamente, no renuncia Wonka a jugar con la posibilidad de hacer los sueños realidad, cueste lo que cueste, y consigue transmitir esa esperanza, ese entusiasmo y ese optimismo al espectador, que durante el tiempo que dura el metraje alcanzará la felicidad absoluta. Básicamente, si algo logra esta película es un estado placentero similar, entiende uno, al que experimentan los personajes que prueban algunos de los bombones cuando se elevan -de manera literal y figurada- con la mayor sonrisa.

'Wonka' llega directa a lo más alto del podio de películas familiares de los últimos años y se convierte en paradigma de lo que se denomina "feel good movie"

Wonka habla de sueños, pero también hay lugar aquí para dejar en evidencia a quienes pisan, quienes abusan, a quienes les entran náuseas cuando alguien habla de los pobres y quienes son capaces de mentir con tal de mantener el estatus, especialmente el económico. Pero con Wonka todo es posible, así que esa justicia que el espectador desea sin demasiada inquina pero con muchas ganas, llega antes o después.

'Wonka', un luminoso cuento para Navidad

El punto fuerte de esta película no se encuentra en lo que cuenta, una historia no demasiado atractiva sobre los primeros pasos de Willy Wonka antes de convertirse en el dueño de la mejor fábrica de chocolate del mundo. Sin embargo, Paul King lo cuenta tan bien que consigue colocarse al mismo nivel que sus predecesoras, pero no solo eso, sino que llega directa a lo más alto del podio de películas familiares de los últimos años y se convierte en paradigma de lo que se denomina "feel good movie", es decir, esas películas o series que buscan a toda costa la felicidad.

Si la dirección y el guion son casi perfectos, no lo son menos las actuaciones, brillantes y tiernas, que contribuyen a hacer de Wonka una película bonita, porque, por muy cursi que pueda sonar el adjetivo, pocas palabras resumen mejor la esencia de esta película.

Además de Chalamet, que se entrega sin reparos a un personaje ligero y danzarín, destaca Olivia Colman en el papel de una mala malísima dueña de un hospedaje que se convierte en condena para Wonka, así como Hugh Grant en la piel de un Oompa Loompa muy divertido, o Jim Carter, conocido por su papel de mayordomo en la serie Downton Abbey. Todos consiguen aparentar sencillez en una película impecable que tiene todo lo que el espectador necesita para sonreír.

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