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Cultura

Vicky Krieps, la actriz que dio la espalda a Hollywood: "Más que hacer cine forman un club"

La actriz interpreta a la poeta austriaca Ingeborg Bachmann en la nueva película de Margarethe von Trotta, 'Viaje hacia el desierto'

Fotograma de 'Viaje hacia el desierto, protagonizada por Vicky Krieps
ADSO Films

La actriz luxemburguesa Vicky Krieps rodó la película El hilo invisible en 2017 a las órdenes de Paul Thomas Anderson, un proyecto que le abrió las puertas de Hollywood, aunque poco después ella misma se encargó de cerrarlas y regresar a Europa, donde desde entonces ha trabajado en multitud de proyectos con cineastas como Mia Hansen-Love o Margarethe von Trotta, que la dirige en su última película, Viaje hacia el desierto.

En esta ocasión, interpreta a la poeta austriaca Ingeborg Bachmann en una cinta que se centra en los años que pasó junto al dramaturgo Max Frich (Ronald Zehrfeld), alguien con una personalidad demasiado alejada de la suya. La película se estrena este viernes en los cines españoles después de haber formado parte de la sección oficial en la pasada edición de la Berlinale y en Vozpópuli hemos hablado en videoconferencia con Krieps sobre este estreno, su conexión con los personajes femeninos que ha interpretado y su decisión de alejarse de la industria de Hollywood.

Pregunta: ¿Cómo le llegó a usted el guion sobre Ingeborg?

Respuesta: Conocía muy bien la obra de Ingeborg desde el instituto. Recibí un mail en el que me comunicaron que Margarethe von Trotta estaba pensando en mí para el papel principal. El guion me pareció maravilloso, y me pareció increíble cómo una mujer de 83 años era capaz de escribir de una forma tan ligera, con muy poco diálogo pero claro. También me atrajo la idea de interpretar a una mujer que sufre por ser considerada independiente, algo que también he vivido en mi piel. Después de protagonizar Corsage me di cuenta de cuántas mujeres fuertes pasaban por lo mismo. 

P: Cuando habla de ser considerada independiente, ¿a qué se refiere?

R: Margarethe von Trotta fue la primera mujer cineasta que desencadenó la emancipación en Alemania, y también Igeborg Bachmann era independiente. Para mi época, yo que soy una mujer que creció en los 90, eso significaba conducir, llevar pantalones, vestir como quisiera. Pero Ingeborg va impecable, maquillada, bien peinada, muy bien vestida, con tacones siempre. Sin embargo, es totalmente libre sexualmente y es conocida por eso. Lo que me atrajo fueron estas dos vertientes, parece paradójico. Es posible que estuviera adelantada a su tiempo. 

P: Algunas de las reacciones y de palabras de Ingeborg Bachmann en esta película parecen anacrónicas. 

R: En lo que escribió hay mucho dolor. Nunca fue reconocida en su época, era la muchacha en un mundo de hombres. En cuanto empezó a escribir otras cosas que no eran poesía nunca fue reconocida, pero si uno lee lo que escribió además de poesía se da cuenta de que es muy contemporáneo, parece escrito hoy, porque estaba fuera de su tiempo. Es muy filosófica y es muy complejo lo que escribe.

"Si quieres decirle a una mujer que es maravillosa, independiente y fuerte, te llevará mucho tiempo convencerla" Vicky Krieps, actriz

P: Otra de las paradojas era la relación sentimental tan nociva y dependiente con Max, y en cierto modo contradictoria con la forma que tenía de estar en el mundo. 

R: Sigue siendo un problema para la feminidad de hoy. Artistas como Tina Turner, Nina Simone o Whitney Houston son mujeres muy exitosas y aparentemente muy fuertes, pero se dejaron atrapar por un hombre, literalmente. Es difícil quizás aceptar su fuerza y su independencia. Si quieres decirle a una mujer que es maravillosa, independiente y fuerte, te llevará mucho tiempo convencerla. Pero si quieres decirle que es débil y un pedazo de mierda, eso es muy rápido, inmediatamente estaremos de acuerdo. Es un fenómeno que tiene que ver con las mujeres a lo largo de los tiempos, que probablemente sea un asunto social, porque hemos sido educadas así, pero siempre me ha sorprendido cómo grandes mentes femeninas se han sometido así. Creo que esto ha empezado a cambiar, porque antes o eras la víctima o te escapabas para sobrevivir, no había mucha más elección.

P: Un personaje como Sisí o Ingeborg, ¿le hacen reflexionar sobre su propia carrera? ¿El futuro pasa por regresar a Hollywood?

R: Ya escogí: me quedé en Europa. Cuando rodé El hilo invisible, con Paul Thomas Anderson, tuve la oportunidad de quedarme en Hollywood y desarrollar una carrera allí, pero la intuición me dijo que no lo hiciera. A partir de entonces rodé muchas películas francesas, Corsage y Viaje hacia el desierto ahora. Esas películas me ayudan a encontrar mi voz, no solo como actriz sino como persona también. Me ayudan a entender con qué fuerza quiero estar. Quiero permanecer en la corriente buena, quiero representar a la libertad. En Hollywood, más que hacer cine forman un club. 

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  • S
    Sin_Perdon

    Sé que los titulares siempre buscan enganchar al lector, pero me parece bastante vergonzoso sacarlo de una frase suelta que nada tiene que ver con la entrevista.
    A saber, la historia sobre una mujer en un mundo de hombres. Sí, entonces las mujeres que sobresalían sí tenían que luchar contra el heteropatriarcado de miles de años.
    Pero lamentable que se aproveche para sacar ese discurso feminista falso y victimista que culpa a los hombres (ya sabemos que los hombres tenemos la culpa de todo) exculpando a las mujeres de sus propias decisiones.
    Va a ser que no.
    Que igual que los hombres tenemos nuestros defectos, como ser más débiles emocionalmente y necesitar la constante validación de hombría entre los propios para no ser vistos como débiles por el resto de la sociedad, las mujeres tienen los suyos, como encontrarse mucho más cómodas y "protegidas" con hombres abusivos y dominantes.
    Que a las chicas jóvenes les gusten más los malotes que los chicos buenos no es culpa de "haber sido educadas así" (ningún padre educará a su hija para que sea la sumisa de un maltratador) sino una pulsión íntima derivada de decenas de miles de años de evolución. Conviene superar esos instintos, pero conviene hacerlo desde la aceptación de que es un problema interno, no impuesto por otros. Echando balones fuera no se avanza, se oculta el problema.