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Cultura

Díaz Nosty: "Las periodistas de nuestra Guerra Civil nos enseñaron la crónica humanitaria"

Hasta 183 periodistas extranjeras llegaron a España durante la Guerra Civil para contar desde el campo de batalla el dolor de la guerra

Mujeres periodistas extranjeras en la Guerra Civil
La alemana Ilse Wolff, enviada de 'Mundo Obrero' al frente de Córdoba durante la Guerra Civil Archivo General de la Administración (AGA) / Gabriel González

Guerra y mujeres han sido dos conceptos que tradicionalmente no han ido de la mano: normalmente, ellas son las que cuidan de la familia y mantienen viva la sociedad, tratando de huir lo máximo posible de bombas y tiroteos, mientras los hombres pelean por sus países. Pero, como ocurre con frecuencia, la presencia femenina no es que no exista, es que se desconoce que está. Aunque pueda sorprender, hasta 183 periodistas extranjeras llegaron a España durante la Guerra Civil para contar desde el campo de batalla el dolor de la guerra.

Mujeres "valientes" que se atrevieron a ignorar los mensajes de todos aquellos que "les decían que no fueran porque era peligroso" y "cosa de hombres". El escritor español Bernardo Díaz Nosty (1946) ha publicado un libro, Periodistas extranjeras en la Guerra Civil (Editorial Renacimiento), en el que a través de casi mil páginas realiza un perfil, "más o menos extenso", de cada una de estas profesionales. Vozpópuli habla con Díaz Nosty sobre el libro, su proceso de creación y lo que tenemos que aprender de estas mujeres.

Pregunta: ¿De dónde sale la idea del libro y por qué precisamente extranjeras?

Respuesta: Viene de un libro anterior, titulado 'Periodistas españolas nacidas antes de la Guerra Civil'. En el trabajo de búsqueda de ése, empezaron a aparecer varios nombres de extranjeras. Y eso me llevó a una primera relación de unas 40 ó 50, algo que me pareció sorprendente y suficiente material para crear un libro propio. Llegó la pandemia, me encerré, empecé a trabajar y descubrí que esas 50 se multiplicaban por dos, se multiplicaba por tres y se podían incluso multiplicar por cuatro.

P: En el libro hace una biografía de hasta 183 mujeres, que son muchas mujeres. ¿Cómo ha sido el proceso documental?

R: Larguísimo. Pero sistemático y muy organizado: con fichas, documentos, descarga de facsímiles de periódicos... Llegué a reunir hasta 400 títulos entre memorias y referencias en libros. Tuve la suerte que me tocó la pandemia, así que le pude dedicar hasta 12 horas diarias durante dos años y pico a este trabajo.

P: ¿Qué aportaban diferente estas mujeres con respecto a los hombres?

R: La cultura de la guerra, normalmente, está más vinculada a una visión masculina de la realidad y lo que ellos cuentan es lo que pasa a la historia. Las mujeres van a otro perfil distinto: van a hablar del sufrimiento de los niños, de los ancianos, de las propias mujeres... Van a dar una visión diferente, mucho más humanitaria, mucho más cercana a la acción social.

P: ¿Corrían peligro o trabajaban desde despachos lejos de las bombas?

R: Por supuesto. Eran mujeres valientes; muchas regresaron a sus países con ataques de ansiedad derivados de los horrores de la guerra y hubo al menos dos muertas. No fueron al trabajo fácil, corrían el mismo peligro que tenían los ciudadanos. Yo sólo hablo en el libro de las que trabajaron desde España, no desde las que informaban desde fuera.

P: ¿Cuál es su visión de la guerra? ¿En qué bando se solían posicionar?

R: La mayoría, en el republicano. En general, era un bando mucho más permeable y más empático con los periodistas. En cambio, en el bando franquista la prensa estaba controlada por los militares, que eran mucho más reacios a facilitar la labor de los reporteros, salvo la de aquellos que estuvieras muy comprometidos con la sublevación.

También influyó mucho el movimiento internacional de las brigadas de los jóvenes que llegaron a España, que eran unos 50.000 de todo el mundo que estaban en el bando republicano. Eso creó en los países de origen un interés en las audiencias por saber qué estaba pasando con los jóvenes que marchaban por miles a España. Y eso, claro, atrajo también a las periodistas para venir aquí y correr con ellos el peligro.

Las mejores crónicas de la guerra de Ucrania están hechas por mujeres que imitan a las periodistas de la Guerra Civil.

P: ¿Por qué se pierde su trabajo?

R: Porque a la hora de contar la historia de la guerra se apela a una mentalidad de cultura militar, una mentalidad más masculina: les importaba los frentes, los tanques, los aviones, los avances o los retrocesos. La visión de las mujeres, una visión de la retaguardia, lo que está pasando en las calles de Madrid, en un pueblo perdido de Cuenca, en un hospital o en una morgue, se diluye bastante. Porque se ha reconstruido la historia con esa mentalidad dominante y de cultura bélica.

No significa, por supuesto, que su trabajo no valiera: eran universitarias, con formación, que vienen de países mucho más avanzados que España, que viajan solas y no están tuteladas por varones. Eran periodistas normales que su periódico las enviaba o incluso en algunos casos ellas se ofrecían para venir, pese a que todos les decían que no lo hicieran porque era "peligroso y cosa de hombres".

P: ¿Cambiaron el rumbo del periodismo?

R: Por supuesto que sí. Pero la llegada de la II Guerra Mundial va a hacer que los bombardeos de Madrid o Barcelona se olviden porque poco después empiezan a bombardear Londres, Francia, Alemania... Hay una serie de acontecimientos históricos que van a eclipsar la huella y la tensión que había en la opinión pública sobre nuestra guerra.

Las mujeres tenían ya una presencia muy fuerte y normalizada en el periodismo inglés, estadounidense... En España, se da un fenómeno parecido, pero más limitado: a partir de la dictadura de Rivera, España empieza a sintonizar con los movimientos de mujeres en Europa que después de la Primera Guerra Mundial reclaman un puesto en la sociedad.

Esta reivindicación, derivada de la presencia de las mujeres en el mundo laboral, se contagia también al mundo del periodismo. Gracias al trabajo de todas estas periodistas, las revistas y los periódicos empiezan a tener no sólo secciones dedicadas a la mujer, sino periodistas desarrollándose esas secciones, en información general y siendo, en algunos casos, corresponsales fuera de España.

P: ¿Qué podemos aprender de ellas?

R: Nos enseñaron la sensibilidad para contar las historias de los niños, los ancianos, personas escondidas en los sótanos. El periodismo humanitario. También el amor por la vida, el rechazo a la violencia. De hecho, las mejores crónicas de la guerra de Ucrania están hechas por mujeres que imitan a las periodistas de la Guerra Civil.

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  • P
    PijoListo

    Cuantos dividendos ha producido la guerra civil a quien no la ha vivido y , además, hubieran saludo comiendo. La enterareis algún día? Que oesados