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Cultura

Mëstiza: no cantan ni bailan, pero no se las pierdan

Una pareja de DJ vestidas con mantón y corales, ya son reconocidas internacionalmente por fusionar el flamenco con la electrónica deep house de sonidos arábigos, africanos y latinos

mestiza mancha molinos
'En un lugar de la Mancha', de MËSTIZA.

«El flamenco es una música hermosa con tan solo siglo y medio de resistencia real, aunque tenga unos ancestros milenarios. Nació en Andalucía en el seno de una colectividad marginal donde convivieron árabes, judíos, cristianos y gitanos en armonía ejemplar. Pero los verdaderos artífices del género llamado “flamenco” fueron sus individualidades artísticas, porque el flamenco es, ante todo, una historia vivida y contada en primera persona». Así empieza el primer álbum del dúo dj Mëstiza, Quëreles (Sacro Music, 2023), donde se recuperan las palabras de Paco Rabal al inicio del documental La luz del flamenco, dirigido por él mismo en 1997. Mëstiza, DJ vestidas con mantón y corales, con una estética y puesta en escena cuidadísimas, ya son reconocidas internacionalmente por fusionar el flamenco con la electrónica deep house de sonidos arábigos, africanos y latinos.  

Su afición al flamenco viene de entornos familiares, y reconocen entre sus referentes a cantaores como Lole y Manuel, Pepe Marchena, La Niña de los Peines, Enrique Morente, Camarón, La Perla de Cádiz y un largo etcétera. Por tanto, juegan a reinventar el flamenco mediante la mezcla del universo sobrio propio del escenario flamenco y las raves de los festivales más multitudinarios —su fiesta Sacro ha llegado incluso hasta Tulum, una de las mecas de la música electrónica—. Quëreles es un disco ambicioso que reúne en sus colaboraciones a cantaores patrios y DJ y productores de distintos lugares del mundo. Tras esa introducción «El Flamenco» junto a Aaron Sevilla, le sigue «Compañera», grabada junto al artista turco Buvu y la cantaora Anamar, que abarca el tema de la sororidad entre mujeres («Compañera, vive libre, compañera mía») con un videoclip ambientado en un tablao —ya anteriormente eligieron como escenario de sus sesiones la emblemática escuela Amor de Dios—.  

«Reina la Alegría», junto al cantaor Jorge Mesa Valle «El Pirata», defiende el espíritu del álbum, que no deja de ser una defensa de la alegría y lo festivo —frente al dramatismo que, paradójicamente, en muchas ocasiones caracteriza al flamenco—.  El escritor José Luis Ortiz Nuevo ya habló sobre este tema en su acertadísimo libro Alegato contra la pureza: «De siempre y antes los escasos indicios de su repercusión pública lo sitúan en trances de diversión, aunque se manifiesta por medio de la queja. Castañuelas y palmas para acompañar y enaltecer los jolgorios que dichosamente escapan de la pena. Aparece por las enredaderas del contento como costumbre ritual que acaba siendo oficio de alegría». «Saetas» está grabada junto a la jovencísima cantaora Reyes Carrasco, de gran proyección dentro del panorama, donde recita algunos versos del poema «Balcón» de Federico García Lorca, que ya adaptó el gran Enrique Morente en «Los saeteros» (La Lola / canta saetas. / Los torerillos / la rodean, / y el barberillo / desde su puerta, / sigue los ritmos / con la cabeza), trasladando así el significado a los bailes característicos de las fiestas de electrónica. 

Es destacable que tanto Morente como Lorca estén presentes en este álbum, puesto que también adaptan «La Tarara» del poeta granadino en «Niña Tarara» junto a Ismael de la Rosa «El Bola» —conocido por otros proyectos como la gira de El Madrileño de C. Tangana—, una Tarara, además, heredera de la famosa «Tarara» de Camarón de la Isla en La Leyenda del Tiempo. Mëstiza, como ya han manifestado en alguna ocasión, asumen a Lorca como un referente dentro de su obra: «Lorca, y en especial el Romancero gitano, es una gran referencia. Para nosotras, Lorca es una de las mayores inspiraciones. Es todo simbolismo, tan visual, tan andaluz». Siguiendo esa esencia granadina, en «Estrella», de nuevo junto a Reyes Carrasco, se canta y recita la popular «Estrella» de Enrique Morente integrando, también un fragmento de unos Tangos de Triana de La Niña de los Peines —grabados en 1946 junto a Pepe Marchena— («Ay, mira si vivo con pena, que estoy muerta estando viva»). Además, esa letra de Pastora Pavón guarda la inspiración del título del álbum: «No te metas en quereres porque se pasan muchas fatigas»).  

En «Mis Ojos» han colaborado con Mari de Chambao —que, a nivel musical, es una pionera en mezclar sonidos arábigos con flamenco—, una canción que, según ellas, «hace referencia a la libertad y la fuerza femenina desde el poder más universal que es la mirada», tratando también el conflicto de las mujeres iraníes, con un estribillo que canta «No hay velo que pueda taparme mi son, soy la hija de mi tierra con propia voz, yo camino libre, nací del amor». Ese hincapié en la fuerza femenina mediante la mirada ya lo dejaron entrever en su anterior single «El Brillo», donde samplean la famosa frase de Lola Flores «¿Sabes por qué yo estoy guapa? Porque el brillo de los ojos no se opera, porque lo que sientes por dentro te sale a flor de piel». Además, el tema «Lágrimas» se materializa en una versión del famoso bolero «Lágrimas Negras» —popularizado en España por Diego El Cigala—, en colaboración con Pauza, otro interesante dúo de electrónica que recupera el folclore cubano en su música.  

Si hay un tema del disco que refleja el espíritu del proyecto es «España Cañí», una de las canciones más potentes, que ensalza la identidad española mediante la mezcla del famoso pasodoble de Pascual Marquina Narro, el más interpretado del mundo entero y bautizado con ese nombre por La Argentinita —que también lo incluyó en su repertorio musical— para que, según ella, fuese mejor identificable fuera del país. La «Soleá de las cavilaciones», uno de los temas más flamencos del disco, cuenta con la voz del cantaor José del Curro y Monty a la guitarra, que celebran su identidad gitana: «¡Olé los gitanos! [...] Si yo tuviera la luna, yo se la daría a mi mamá, que siempre se acuesta muda». Y es que, como ya ha manifestado Mëstiza, Quëreles habla de los distintos tipos de amor: el amor que proporciona la amistad, el desamor, el amor a la pareja y, por último, también el amor a la familia.  

El álbum termina con «Origen» y «Se Marchen»; en esta última, se despiden con el lema «Se marchen las penas», que refuerza ese espíritu festivo del disco. Así, proponen a la vez un universo entre lo (incluso) futurista y lo tradicional, de una estética muy marcada, defendiendo una reivindicación y universalización de nuestra cultura. Esa «marca España» que es el Quijote —latente en su sesión «En un lugar de La Mancha»—, un pasodoble asociado a la fiesta, la gran Lola Flores o la profundidad de Lole y Manuel. Una corriente últimamente habitual en artistas de propuestas tan diversas entre sí como La Plazuela, Baiuca, Califato ¾, y un largo etcétera, que llevan por bandera el mezclar distintos estilos de música con elementos del flamenco y el folclore. Como ya manifestó el asturiano Rodrigo Cuevas en alguna ocasión: «El folclore cada vez está más escondido, más muerto, aunque ahora hay una revitalización del folclore en los escenarios. Pero es necesario que eso se traslade a las fiestas, a las reuniones… Tenemos que volver a cantar y bailar. El folclore tiene que estar en la vida cotidiana».  

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