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Cultura

'Matria': una heroína anónima en la costa gallega

María Vázquez se alza con la Biznaga de Plata por su papel en la ópera prima de Álvaro Gago, desde este viernes en los cines

Fotograma de 'Matria', de Álvaro Gago
Avalon

Mucho antes de que Yolanda Díaz hiciera referencia al concepto "matria" en verano de 2021 y popularizara en el entorno político un término que se atribuye al filósofo Plutarco y al que en España han recurrido autores como Miguel de Unamuno, el cineasta Álvaro Gago lo usó como título para uno de sus cortometrajes que ahora se convierte en largo y que mantiene el nombre.

La historia que cuenta Matria no es grandiosa, no hay grandes dramas, pero, sin embargo, suena familiar. La protagonista es Ramona, una mujer de unos 40 años que trabaja como limpiadora de una conservera y también en la pesca de mejillones, todo para mantenerse y conseguir unos ahorros que le permitan costear la educación de su hija adolescente, con quien mantiene una difícil relación, y sobrevivir junto a su pareja, más aficionado a la bebida que a ganarse el jornal.

"La precariedad laboral es la que propicia las precariedades posteriores, porque si ella tuviera un trabajo digno y con condiciones dignas no tendría que depender de nadie y terminaría abandonando esa casa", cuenta a Vozpópuli el director de Matria, que presentó su debut en el largometraje en la pasada edición de la Berlinale, dentro de la sección Panorama, con el que además su actriz protagonista, María Vázquez, acaba de conseguir la Biznaga de Plata a la mejor actriz en la reciente edición del Festival de Málaga.

Álvaro Gago se identifica con aquellos cineastas o artistas que ponen el foco en quienes no tienen voz y en quienes se sitúan en el margen, por lo que decidió sacar a la luz una historia muy cercana: la de Francisca Iglesias, o Francis, como se refiere a ella, la mujer que cuidó de su abuelo cuando estaba pasando por un "luto muy fuerte" y que entró en la casa familiar de Vilanova de Arousa "como una exhalación, irradiando luz y contagiando" a su abuelo, quien "si vivió tan bien fue en parte gracias a ella".

Simboliza este entorno que las constriñe tanto, que sobrevuela sus existencias, que capa tanto sus deseos, establece tantas limitaciones y reduce a tan pocos los horizontes posibles"Álvaro Gago

Sin embargo, aquel "despliegue" de alegría de la que el director de Matria fue testigo escondía algo. "Es una herramienta de supervivencia para lidiar con el día a día, aunque es algo sanador para la gente que tiene a su alrededor. Es un sentimiento del humor muy vivo, muy gallego", cuenta Gago, quien después de hacer vídeos para la memoria familiar en los que ella aparecía, le propuso protagonizar un cortometraje. En él, interpreta a una mujer de mediana edad que se refugia en su relación con su hija y con su nieta para escapar de su dura realidad laboral y conyugal.

En la existencia de Ramona no hay desgracias, pero hay una asfixia muy común a trabajadoras precarias como ella y, en general, a la vida de muchas mujeres. "Simboliza este entorno que las constriñe tanto, que sobrevuela sus existencias, que capa tanto sus deseos, establece tantas limitaciones y reduce a tan pocos los horizontes posibles, las probabilidades de vivir y eso tiene que ver con un patriarcado que hunde sus raíces en la cotidianeidad", señala el cineasta.

María Vázquez, la "revolución" de Matria

La actriz María Vázquez, una de las protagonistas de la reciente serie Apagón, de Movistar+, es la verdadera "revolución" de esta película. Según admite Gago, hubo una "comunión muy grande entre lo que tenía escrito" y lo que descubrió en "las primeras sesiones de trabajo". "Hizo todos los castings conmigo, el puzle se compuso con ella. Le dejé muchísimo espacio para crear, hay una huella imborrable que va mucho más allá de lo que podía tener. El guion no puede ser férreo, tiene que estar abierto para que se cuele la vida", apunta.

Una de las inspiraciones más nítidas del director de Matria es el cine de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, e incluso uno ve en el personaje de Ramona a la también menuda y sin embargo fuerte Sandra (Marion Cotillard), en la brillante Dos días, una noche (2014). Ambas desesperadas, con problemas de salud y cuerpos débiles, pero con el brío necesario para salir adelante. "El trabajo de los Dardenne vive en mí, llevo años viendo sus películas, como las de Ken Loach, Chloe Zhao, Kelly Reichardt o Lenny Ramsay, que forman parte de ti, pero de las que hago el esfuerzo por despegarme, sobre todo una vez entro en preproducción para no tender a copiar", admite el director.

Lo cierto es que, en este primer largometraje, no ha escatimado en guiños a algunas de las películas o de los cineastas que más le han influido. Antes de que la revista Sight & Sound eligiera con los votos de críticos de todo el mundo a la película Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles como el mejor largometraje de la historia del cine, Álvaro Gago ya había incluido un homenaje en su ópera prima.

Fotograma de 'Matria' / Avalon

"Es una película capital, radical en su propuesta y precisamente habla de cambiar el foco hacia lo cotidiano, habla de lo extraordinario en lo ordinario, y la importancia de hablar de lo próximo, de crear un referente como Jean Dielman en el que la gente se pueda ver reconocida, lo que vemos en nuestro día a día y a lo que no damos la suficiente importancia, quizás porque no tenemos la suficiente distancia", ha señalado el cineasta, quien también revela otro guiño a la película Movern Callar (2002), de Lynne Ramsay.

Sin embargo, algunas de las referencias que se manifiestan con más fuerza en su debut y sus cortometrajes son las de sus "vecinos", su "entorno", como el fotógrafo gallego Virxilio Viéitez, en el que ve "una mirada que dignifica al sujeto" con la que se siento identificado y que traslada a la película, o los cuadros de la pintora María Antonia Dans, que ponen el foco "en los parias, en aquellos que no ponen voz y en aquellos que se sienten invisibles".

"Es fundamental que el cine vuelva a sus orígenes, a los obreros que salen de la fábrica y a las escenas cotidianas, donde todo el mundo se pudiera ver reflejado. Contarnos como pueblo es fundamental y que todo el mundo tenga esos referentes también lo es. El mundo del cine ha ido virando hacia las alfombras rojas, y yo no tengo nada en contra de la celebración, creo que es sano hacerlo además en comunidad, pero sin olvidar dónde están los orígenes. El arte por el arte no lo acabo de ver", concluye Álvaro Gago sobre la forma en la que entiende el cine.

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