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Cultura

Malena Alterio, una taxista vengativa en las calles de Usera

La actriz protagoniza 'Que nadie duerma', la nueva película del cineasta español afincado en Estados Unidos Antonio Méndez Esparza

Malena Alterio en el rodaje de 'Que nadie duerma'
Malena Alterio en el rodaje de 'Que nadie duerma' Wanda Films

Antonio Méndez Esparza, cineasta español afincado en Estados Unidos, escribió a la actriz Malena Alterio una carta en la que le explicó su bagaje como director de tres películas, una de las cuales, Aquí y allá (2012), le hizo merecedor del premio Fipresci en la Semana de la Crítica de Cannes, mientras que sus otros dos proyectos -La vida y nada más (2017) y Courtroom 3H (2020)- participaron en San Sebastián.

Sin embargo, a pesar de una trayectoria sólida y aplaudida en la profesión y entre la crítica, nunca había trabajado con actores profesionales en aquellas ficciones realizadas a partir de relatos reales, por lo que la adaptación al cine de la novela Que nadie duerma, de Juan José Millás, se presentaba como un proyecto lleno de misterio en el que nada estaba del todo planificado. 

"Le contesté que tampoco yo había trabajado improvisando todo el tiempo, pero que íbamos a probar y ver qué pasaba. Ahí fuimos navegando, intentando entendernos y abrazando su forma de hacer que consiste en lanzarse, como en un laboratorio, con "prueba-error". A veces me sentía ridícula, a veces no sabía qué hacía y a veces estaba muerta de risa", ha contado a Vozpópuli la actriz con motivo del estreno en los cines de esta película, tras su paso por la Seminci de Valladolid

El resultado es una receta que se ha cocinado "a fuego lento durante días, como un puchero". "Reivindico esta parte creativa del cine en la que haya tiempo para experimentar, equivocarse y probar", defiende la actriz sobre este proyecto, tan difícil de definir y acotar con palabras en el que interpreta a Lucía, una mujer que se sitúa al límite de su paciencia y de su bondad, a punto de estallar contra quienes han traicionado su confianza.  

Es una mujer de barrio, que ha hecho lo que se supone que tenía que haber: ha tenido un trabajo fijo y ha cuidado de su padre. Luego, la vida le da un revolcón y ella, lejos de hundirse, se compra una licencia de taxi

A pesar de lo "complicado" y lo "incierto" del rodaje y del personaje que interpreta, este es uno de los mejores papeles de su trayectoria, en la que el gran público la ha conocido especialmente por sus trabajos en las series Aquí no hay quien viva, La que se avecina o vergüenza, y que cuenta también con una gran experiencia sobre las tablas, donde ha defendido obras como Madre coraje y sus hijos, de Bertol Brecht, o Tío Vania, de Antón Chéjov. 

En esta ocasión, da vida a una mujer que pierde su trabajo como informática en una clínica dental y se ve obligada a cambiar de vida para sobrevivir. "Reconozco a una mujer con mucha complejidad, con mucha vida interior, pero que está llena de contradicciones como cualquiera de nosotros. Es una mujer de barrio, que ha hecho lo que se supone que tenía que hacer: ha tenido un trabajo fijo y ha cuidado de su padre. Luego, la vida le da un revolcón y ella, lejos de hundirse, se compra una licencia de taxi. Tiene una parte fantástica en su cabeza, pero ¿quién no la tiene?", desvela sobre su personaje. 

Aitana Sánchez-Gijón y el límite de la ficción

Uno de los personajes que se acercan y se aprovechan de Lucía es el que interpreta Aitana Sánchez-Gijón, que ve en la protagonista de esta película a una mujer con una "fortaleza impresionante" que trata de "lidiar con todas estas soledades y heridas internas". "Rema para salir adelante y todo se le pone en contra" señala la actriz sobre una trama en la que afloran "abandonos, traiciones y fracasos", pero también una historia de "venganza" con la que cree que el espectador va a empatizar.

Sánchez-Gijón interpreta a Roberta, una productora teatral que conoce de manera casual a Lucía y que no tiene "ninguna intención maligna", sino que descubre en ella a una "mujer de la vida real" muy distinta a lo que está acostumbrado y que se sienta fascinada por un "mundo de fantasía y de realidad". "Es lo que plantea Millás en su novela: ¿dónde está el límite ético entre la ficción en la realidad y cuán lícito es alimentarse y beber de esas fuentes sin traicionar y sin hacer daño al otro?".

"Una vez que has ensayado el guion, te descoloca constantemente y a partir de ahí surge un material que surge extrañeza. Deja la cámara rodando y nunca dice 'corten'" Aitana Sánchez-Gijón

Preguntada acerca de la ridicalización que su personaje y otros hacen de la protagonista, y la crítica a cierto esnobismo y elitismo que rezuman quienes trabajan en el entorno de la cultura con quienes tienen unas vidas más prácticas y menos cultivadas, así como el uso que se hace de sus vidas en sus relatos, la actriz cree que se trata del "límite moral" del creador que se observa también en la novela o el teatro. "¿Hasta dónde es lícito que un creador beba y vampirice la realidad? ¿Cuál es el límite?", se pregunta la actriz.

Lo fascinante de Que nadie duerma, para Sánchez-Gijón, es comprobar cómo un director como Antonio Méndez Esparza, que también se siente "un poco vampiro" porque "arma historias con las vidas de la calle", toma el "mundo onírico y fantasioso de Millás y lo lleva a un realismo muy potente". "Esa mezcla es explosiva", ha destacado sobre un proyecto realizado desde la "improvisación", que ha buscado "un realismo llevado al extremo". "Una vez que has ensayado el guion, te descoloca constantemente y a partir de ahí surge un material que surge extrañeza. Deja la cámara rodando y nunca dice 'corten'", agrega.

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