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El libro afgano que retrata la ‘vida’ de las mujeres bajo el yugo talibán

'Mil soles espléndidos', de Khaled Hosseini, cuenta la historia de dos mujeres que comparten maltratador y que, con la llegada de los fundamentalistas en 1996, empiezan a ser tratadas como ganado

Mujeres musulmanas cubiertas con niqabs.

Al escritor afgano Khaled Hosseini se le conoce sobre todo por su libro Cometas en el cielo, convertido en best seller mundial, pero quizás su mejor obra sea Mil soles espléndidos. Si la primera es un canto a la amistad entre dos hombres, la segunda es lo propio respecto a la íntima relación entre dos mujeres que comparten maltratador pero, sobre todo, es un retrato descarnado de los abusos perpetrados por el régimen talibán contra las féminas.

Leyendo los sucesos pavorosos que cuenta el libro uno piensa en lo absurdo que es asistir al debate sobre si los talibán recién llegados al poder volverán a hacer lo que hicieron entonces. Pero, volviendo al contenido del libro, no creo que haya información, película o serie, por buena que sea, que cuente de forma más desgarradora la vida (la cursiva es obligatoria) de las mujeres durante el tiempo en el poder de estos fundamentalistas. Un tiempo, desde su entrada triunfal en Kabul en 1996 hasta su derrocamiento por parte de Estados Unidos tras el 11-S, donde la mitad de la población fue tratada como si fuera ganado.

En realidad, las dos protagonistas de esta historia, Mariam y Laila, ya padecen cosas insufribles por parte de Rashid, su esposo y maltratador, antes de que los talibán se hagan con el poder, porque el personaje es un monstruo y porque, justo es decirlo, el machismo de la sociedad afgana ya existía previamente, aunque a un nivel menor, claro. Pero lo mejor de esta obra para leerla hoy es que narra cómo afecta a todos esos personajes la llegada de este grupo al poder, cómo un país entero se transforma y se fanatiza y, por ende, retrata también en qué se convierte la existencia para las mujeres.

Como explica el libro, las mujeres no podían hacer nada por sí mismas. Pasaban a ser la propiedad de los hombres, fueran maridos o padres

Como es sabido y como explica el libro, las mujeres no podían hacer nada por sí mismas. Pasaban a ser la propiedad de los hombres, fueran maridos o padres. Lo explica Hosseini a la perfección cuando incluye el folleto -real o ficticio, tanto da, porque su contenido es cierto- lanzado a las calles por los radicales. Respecto a las mujeres, dice así:

"Atención, mujeres:
Permaneceréis en vuestras casas. No es decente que las mujeres vaguen por las calles. Si salís, deberéis ir acompañadas de un mahram, un pariente masculino. Si os descubren solas en la calle, seréis azotadas y enviadas a casa.
No mostraréis el rostro bajo ninguna circunstancia. Iréis cubiertas con el burka cuando salgáis a la calle. Si no lo hacéis, seréis azotadas.
Se prohíben los cosméticos.
Se prohíben las joyas.
No llevaréis ropa seductora.
No hablaréis a menos que os dirijan la palabra.
No miraréis a los hombres a los ojos.
No reiréis en público. Si lo hacéis, seréis azotadas.
No os pintaréis las uñas. Si lo hacéis, se os cortará un dedo.
Se prohíbe a las niñas asistir a la escuela. Todas las escuelas para niñas quedan clausuradas.
Se prohíbe trabajar a las mujeres.
Si os hallan culpables de adulterio, seréis lapidadas.
Escuchad. Escuchad atentamente. Obedeced.
Alá-u-akbar"

En ese contexto, ya se imaginarán ustedes que este libro, con dos mujeres como personajes principales, no es cómodo ni agradable de leer en muchos momentos. Literalmente se revuelven las tripas durante algunos de sus pasajes. Es obvio que no hablamos de alta literatura, pero en su prosa, sencilla y directa, sin más pretensiones que la propia historia que se cuenta, como en todas las obras del autor, anida una verdad tan fuerte que casi tienes que leer, entre pellizco y pellizco, como si fuera un reportaje largo.

Hosseini es un escritor afgano pero solamente de nacimiento, ya que se exilió hace tres décadas a Estados Unidos y escribe sus libros en inglés. Sin embargo, en sus páginas palpita el conocimiento profundo de las costumbres, la historia y la idiosincrasia colectiva de su país. Ocurría con la obra que le convirtió en célebre y rico, Cometas en el cielo, que por cierto cuenta con una portentosa adaptación cinematográfica, y ocurre igualmente con el libro que nos ocupa.

No por casualidad, el autor dedica el libro a su mujer, a su hija y a todas las mujeres afganas. Esas que ahora mismo sólo podrán leerlo si consiguen largarse de su país.

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