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Cultura

Joaquin Phoenix, en la piel de Napoleón: "Hay que ir más allá de lo material, de la riqueza y de la avaricia"

El actor y el cineasta Ridley Scott presentan en Madrid el ambicioso biopic del emperador francés que se estrena este viernes en los cines españoles

Joaquin Phoenix
Europa Press

Irreverente, complejo, con una personalidad fuerte, gran estratega, ambicioso, siempre pendiente de su madre y dependiente asimismo del amor y atención de su primera esposa, Josefina. Ridley Scott estrenó el pasado viernes en los cines Napoleón, el retrato poliédrico de un personaje histórico inabarcable en una película ambiciosa de casi cuatro horas, que ha llegado a las salas en un montaje reducido a alrededor de dos horas y media en las que no se ha escatimado en unas escenas bélicas memorables y una recreación de los momentos más íntimos con su amada.

El cineasta británico y el actor protagonista, Joaquin Phoenix, visitaron Madrid para presentar este filme, que en su gira internacional de promoción ha recibido críticas desiguales y que en Francia no ha gustado del todo por no abarcar los hechos que se cuentan con un mayor rigor histórico. "Nos hemos tomado bastantes libertades, pero es sorprendente ver cómo los académicos no se ponen de acuerdo en muchos hechos de su vida", ha justificado Phoenix ante un grupo reducido de medios, entre ellos Vozpópuli.

Joaquin Phoenix, que también es uno de los productores de este filme, ha señalado que el objetivo era encontrar "un nuevo enfoque" alejado del "tradicional biopic histórico". "Evidentemente, no disparó nunca a las pirámides, no lo habría hecho nunca, es el padre de la egiptología moderna, estaba muy interesado", ha apuntado sobre esta película, al tiempo que ha reconocido que "siempre es difícil explicar a alguien tan complejo como Napoleón".

El actor ha admitido que sabía "muy poco" del emperador francés cuando afrontó este proyecto porque cuando dejó el instituto no tenía "un gran interés por la historia" ni veía en qué le podía "beneficiar" en el futuro, algo de lo que se arrepintió más tarde durante su carrera cinematográfica. "Él es un personaje muy interesante y no vemos nada de España en la película porque en aquella época estaba en Rusia", ha respondido en referencia a la repercusión del emperador francés.

Más allá de la visión política de Napoleón Bonaparte, Joaquin Phoenix ha explicado que para esta película se centró más en los relatos personales acerca de su relación con Josefina que, según ha confesado, aún no entiende "del todo bien". "No sé lo que veían el uno en el otro, aparte de que ambos tenían cualidades que no poseía el otro: ella era muy buena a nivel social y tenía una gran red de contactos; él era muy extraño", ha contado.

"En el segundo día de rodaje, Kirby me dijo que hiciera lo que quisiera con ella, que si tenía que empujarla o moverla, no había problema" Joaquin Phoenix

Precisamente, sobre la relación entre Napoleón y Josefina, que en la película interpreta Vanessa Kirby, se ha escrito mucho y, entre otros detalles, se ha alimentado la leyenda de un amor tormentoso e incluso violento, quién sabe si real o solo como imagen de un matrimonio pasional. Joaquin Phoenix no quería hacer un "melodrama histórico" y estaba abierto a la sorpresa. "En el segundo día de rodaje, Kirby me dijo que hiciera lo que quisiera con ella, que si tenía que empujarla o moverla, no había problema", ha revelado el actor sobre los límites de esa puesta en escena.

"Ellos estaban muchas veces enfadados. Se admiraban por un lado y por otro querían incluso destruirse. El momento en el que él vuelve de Egipto porque se entera de que ella tiene un lío era un tema real que salió en todos los periódicos británicos. Se descubrieron las cartas, las publicaron y había tiras cómicas en las que se burlaban de él. Le humillaron", cuenta el actor sobre la relación sentimental entre Josefina y Napoleón.

Joaquin Phoenix y las preguntas difíciles

Joaquin Phoenix no tiene problemas en hablar sobre cualquier aspecto relacionado con la película, pero frunce el ceño cuando se le pregunta acerca de las similitudes entre las ambiciones y el carácter de Napoléon y algunos de los líderes políticos actuales. "Es una pregunta genial para otro tipo de persona", responde el intérprete, que en alguna otra entrevista en su gira internacional ya ha rehusado responder sobre otros asuntos relacionados con los conflictos bélicos actuales.

No obstante, y después de abordar otra cuestión, vuelve al tema que se ha quedado sin responder, aunque evita decir nombres porque, según matiza, "hay muchos ejemplos, y no solo en líderes políticos". "Esa necesidad de poseer, querer lo material, poner las posesiones por encima de los derechos universales la vemos en personajes de los realitys, en actores o en políticos. No sé muy bien cuál es la fuente que provoca eso en los seres humanos, pero ojalá lo hubiera entendido mejor para buscar una solución. Hace falta un tipo de trascendencia que te haga ir más allá de lo material, de la riqueza y de la avaricia", ha indicado.

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  • S
    Sevilla

    No hay por donde cogerla.

  • S
    Sin_Perdon

    Cada vez que oigo a un millonario de estos hablar sobre que "Hace falta un tipo de trascendencia que te haga ir más allá de lo material, de la riqueza y de la avaricia" me entran sarpullidos.
    Cuando vea a UNO SOLO, solo uno, viviendo en un barrio humilde, yendo en autobús al trabajo, y comiendo comida del super de la esquina le daré un beso de tornillo.
    Porque ¡Como mola eso de predicar lo que no practico!.
    Sin duda lo peor de esta clase "cultural" moderna es su profunda hipocresía, al menos los de antes eran ricos, glaumorosos, estirados, pero no lo escondían, incluso alardeaban de ello. Pero aquí tenemos a estos miembros de la "gouche divine", empeñados en decirle al pueblo que viva como siervo mientras ellos se deleitan como nobles del Antiguo Régimen.
    Y no estaría de más que alguien le advirtiera que para ir a un acto antes se peine y que Napoleón SI estuvo en España, concretamente en 1808, mucho antes de nada que tuviera que ver con Rusia. Pero en fin, no vamos a pedirle peras al olmo.