Quantcast

Cultura

Jaime Chávarri: "Hay gente que se cree que hablando del feminismo ya lo tiene todo logrado"

El cineasta regresa a la gran pantalla 17 años después con 'La manzana de oro', adaptación de una novela de Aramburu

Jaime Chávarri
Europa Press

Han pasado 17 años desde que Jaime Chávarri llevó al cine la vida de Camarón de la Isla, con el actor Óscar Jaenada como protagonista y, aunque pueda parecer que desde entonces no ha hecho nada productivo, lo cierto es que ha dedicado su tiempo a aquello que más le llena: la enseñanza.

Este destino, al que ha llegado gracias a una carrera cinematográfica que le ha llevado a trabajar con algunos de los mejores (Víctor Erice, Carlos Saura o Elías Querejeta) y a dirigir más de una veintena de películas -entre ellas, Las bicicletas son para el verano (1983), Las cosas del querer (1989) o el documental sobre los Panero El desencanto (1976)- le permite tener el privilegio de mantener contacto con las nuevas generaciones de estudiantes de cine, "más cultos y preparados" y "más dispuestos a hablar desde la intimidad". 

Jaime Chávarri (Madrid, 1943) regresa ahora a la dirección con la adaptación al cine de la novela Ávidas pretensiones, de Fernando Aramburu, un relato en tono de humor que llega a la gran pantalla con el título de La manzana de oro y un reparto coral en el que destacan Sergi López, Marta Nieto y Adrián Lastra, a los que acompañan Roberto Enríquez, Vicky Peña, Ginés García Millán, Paca Gabaldón, Carla Campra y Celso Bugallo. El cineasta ha recibido a Vozpópuli en su casa para hablar sobre su regreso a las pantallas, sus decepciones en el cine y el optimismo que le despierta el cine español actual.

Pregunta: Siempre ha afirmado que le gusta el humor. ¿La adaptación de Ávidas pretensiones ha sido una manera de saciar esa necesidad?

Respuesta: La novela, más que una comedia, es una farsa, y tiene algo muy difícil de adaptar, que es el hecho de que está contada por varios personajes, cada uno da su versión. Mi coguionista, José Ángel Esteban, me habló de este proyecto y, además de estar escrita por un estupendo novelista y de ser difícil de adaptar, me gustó que situaba toda la historia en un sitio muy concreto, y yo nunca había hecho una película coral. Seguimos la estructura: un fin de semana de una serie de personas que se conocen y que compiten por un premio, la Manzana de Oro. Quería hacer una comedia negra, por supuesto, y lo que no quería era hacer una película de chistes. 

"No he echado de menos el rodaje porque con las últimas películas lo pasé mal. Me salieron proyectos que eran imposibles y me daba cuenta de que usaban mi nombre para el ministerio, para la televisión, pero luego esos proyectos no se iban a hacer" Jaime Chávarri, cineasta

P: Llaman la atención los 17 años que han pasado desde su última película. ¿Por qué tanto tiempo?

R: Primero, porque mis productores se murieron, es un dato importantísimo. Segundo, porque siempre he sido un director de encargo y no tenía proyectos propios. Además, me ocurrió algo fantástico, que es que tuve la suerte de tener una segunda vocación, que fue la enseñanza. No he echado de menos el rodaje porque con las últimas películas lo pasé mal, no me gustaba mucho el sistema de producción de este país, siendo consciente de que había equipos fantásticos. Con excepciones notabilísimas, no me gustaba. Me salieron proyectos que eran imposibles y me daba cuenta de que usaban mi nombre para el ministerio, para la televisión, pero luego esos proyectos no se iban a hacer, y en ocasiones ese dinero se utilizó para otras películas. Tengo muy buena relación con el ocio, no necesito estar agobiado de trabajo, y con las clases me iba muy bien, pero esta película me parecía un proyecto muy atrevido que no tenía nada que ver con el tipo de comedia que se hace en este país. Retirarse a los 65 años no está mal y además también hay que dejar el paso a los otros. 

P: Hay cineastas que son más vanidosos en ese sentido. 

R: Soy muy comprensivo con la vanidad porque creo que es un virus, no creo que tenga que ver con la inteligencia ni con nada. Es algo que te pasa y no lo puedes evitar. Yo lo tengo menos, pero también lo tengo, por supuesto. Conozco casos que es como si tuviera covid, que no lo pueden controlar ni dominar en ningún momento. Y a muchos les va muy bien, así que no parece ser un problema grave. 

P: ¿Querer dejar paso a los que vienen tiene mucho que ver con el hecho de ser profesor?

R: Llevo 40 años dando clase, estar en contacto con todas las generaciones de 20 a 30 años durante mucho tiempo, les he visto cambiar y evolucionar, he visto cómo crecían las mujeres. En mi último curso, las dos mejores alumnas eran chicas. Ha sido apasionante. 

P: ¿Va al cine habitualmente?

R: Veo las cosas cuando salen luego porque en el cine me pone nervioso. Si están vacíos me deprimo y si hay mucha gente me ponen nervioso los teléfonos. Iré a ver Oppenheimer porque es en Imax y es una excepción, pero Barbie me temo que no la veré. Me molesta el negocio, que es demasiado obvio.

P: ¿Qué diferencias ve entre los alumnos de hoy y aquellos que estudiaron con usted?

R: Cuando empecé a dar clase a los alumnos de dirección, que es a quienes imparto clases, vi una diferencia fundamental. Cuando estaba en la escuela de cine, quienes se presentaban eran gente más o menos intelectuales, que habían leído muchísimo, generalmente con una posición política más o menos clara, y gente que tenía un conocimiento más o menos general. Cuando empecé a dar clase en la escuela, los exámenes de entrada daban vergüenza. Lo curioso es que, poco a poco, esa generación de ignorantes, que hacían películas de samurais, de repente un día, en los ensayos de escenas, uno de 20 años me viene con una escena de El año pasado en Marienbad. Me interesó la inquietud de que una persona eligiera en lugar de una película de Hitchcock, que es a lo que llegaban en aquel momento como máximo de la intelectualidad, eligieran esa. Luego tuve una experiencia muy horrible porque una profesora quería suspender a mi alumno preferido porque había leído En busca del tiempo perdido, y consideraba que aquello era una pedantería. Pensé que todo estaba perdido, pero luego en la enseñanza empezaron a pasar cosas bonitas. 

"En las películas que hacen las chicas se ve más la vida cotidiana. Tienen un sentido más acorde y más unido de la vida y el cine, son menos mitómanas. Para ellas el cine es su hijo, su padre y la relación con su suegra" Jaime Chávarri, director

P: ¿Dar clase es un lujo para un director?

R: Yo llegaba a la escuela y a los dos meses un alumno me decía que había leído en internet que había hecho 20 películas, no tenían ni idea, y eso era estupendo, porque les tenías que convencer de verdad. Luego había cosas muy humillantes. Un periodista me preguntó cómo había terminado dando clase con la carrera que tenía, y eso me pareció tremendo. ¿La educación es lo último? Desgraciadamente, lo es. Muchas veces pienso que la carrera que he tenido me ha servido para dar clase y me parece estupendo. Luego las generaciones van cambiando y llega un alumno que en lugar de hablar de samurais me habla del cariño por su padre y creo que, por influencia de las chicas, empieza a meterse en el mundo de los hombres jóvenes que quieren hacer cine un mundo más personal e íntimo. Es como el rap, desaparecen los filtros, ese miedo al melodrama y la tragedia. Para ellos es igual hablar de política que del amor a su mamá y eso es fantástico. Cada vez leen más y ahora cuando pregunto a quién le interesa el teatro levantan la mano casi todos. 

P: ¿Se atreve a dar nombres?

R: No quiero que se quede fuera gente. En vez de nombres voy a decir películas: me encanta Alcarrás o As bestas. Son películas que están bien producidas, es un dato importante. Se han gastado esfuerzo y pasta.

 

P: ¿Cuál ha sido el cambio más trascendental en el cine español?

R: Lo negativo respecto al cine franquista es que si uno ve una película de Pedro Lazaga ve como vivía la gente en España en ese momento y eso ahora no lo vemos. En las películas que hacen las chicas se ve más la vida cotidiana. Tienen un sentido más acorde y más unido de la vida y el cine, son menos mitómanas. Para ellas el cine es su hijo, su padre y la relación con su suegra. Eso me empezó a gustar mucho en los chicos en un momento dado en la escuela de cine, esa relación de que el cine tiene que ver con la vida y que si no cuentas cosas que realmente te atañen y te interesan, esa película va a ser mentira. Hay excepciones, también. 

"Me gusta la gente combativa, pero me gusta la gente combativa con inteligencia. En todos los ismos hay tontos y malos" Jaime Chávarri, director

P: ¿Se ha producido entonces un contagio positivo de las propuestas de las mujeres cineastas?

R: También las hay que se aprovechan. Hay gente que se cree que hablando del feminismo ya lo tiene todo logrado. Me gusta la gente combativa, pero me gusta la gente combativa con inteligencia. En todos los ismos hay tontos y malos. Hay gente -poca- que lo utiliza, generalmente los que menos talento tienen, porque se dan cuenta de que tienen que sacar algo de algún lado. 

P: Desde que estrenó Camarón han pasado muchas cosas.

R: La taquilla ha desaparecido. Hay algunos casos aparte como As bestas o 20.000 especies de abejas. Menos con las superproducciones americanas, que están tres semanas, pasa con todo, la gente espera y es lógico. 

Jaime Chávarri: la oveja negra

P: Gutiérrez Aragón señaló en una entrevista que las plataformas son el espacio en el que habita el cine de autor. 

R: Y el otro. En un primer momento, una película si no gustaba en televisión ya no se podía hacer. Yo viví una época en la que, si servía para la televisión, bien, y si no, se hacía también. Se hacía cine gracias a la televisión, pero condicionado. Ahora, además, seguimos estando condicionados por la televisión y, encima, por las plataformas. Como no vendas la película a una plataforma, te la comes. 

P: ¿Cómo llega al cine, viniendo de una familia que a priori estaba en contra?

R: Estaban en contra pero eran mucho más listos que yo. Se dieron cuenta de que yo no quería ser como ellos. Era una época, finales de los años 60, en que en el franquismo se vivía en una burbuja. Había una manera de pensar, y lo demás era rojo, comunista y maricón, no había matices. Salirte de esa burbuja era muy ofensivo, y eso lo entendí más tarde. Luego, en cambio, esa burbuja se abrió muchísimo. Si se tienen en cuenta los elementos escandalosamente liberales de los años 60, están asumidos por la derecha todos. Aunque la izquierda políticamente no haya sido un gran éxito, socialmente lo es, porque realmente influye en la vida cotidiana. Eso es un consuelo. 

"En mi familia a nadie le gustaba el cine. Mi padre, que era el más rígido, me hizo la pregunta que yo tenía en la cabeza: "Pero, ¿quién te va a producir una película a ti?". Era una pregunta sensata y práctica, no ideológica" Jaime Chávarri, director

P: ¿Por qué el cine entonces?

R: El cine me gustaba muchísimo y me permitió tomar unas decisiones que no hubiera tenido los huevos de tomar si no hubiera sido por algo que realmente me interesaba tanto. No hubo dramas ni peleas, pero fueron unos años muy violentos y de mucha tensión. Fue mi propia familia la que vio que iba en serio y colaboraron para producir mi propia película. En mi familia a nadie le gustaba el cine. Mi padre, que era el más rígido, me hizo la pregunta que yo tenía en la cabeza: "Pero, ¿quién te va a producir una película a ti?". Era una pregunta sensata y práctica, no ideológica. 

P: ¿Ha sido llamativo para usted la cancelación de una película de animación en una localidad de Cantabria o de la puesta en escena de una obra de teatro de Virginia Woolf?

R: No es que me llame la atención, es que me parece espeluznante. He vivido la plena época de la censura, eso los jóvenes no lo han conocido. En mi primera película, en 1973, me dijeron que estaba prohibida por censura y solo se podía pasar si llegaba a un festival internacional. Sí les interesaba dar una imagen de cine moderno en España. Conseguí ir a Valladolid, y la pasaron sin cortar. La única que cortaron, y ya se había muerto Franco, fue una frase de El desencanto, y en algunas copias estaba. 

P: Es un documental que con los años gana protagonismo. 

R: Y con gente joven. A mí me molestaba que me hablaran de El desencanto y no de otras películas mías que me han dado mucho más dinero, pero ahora estoy encantado. Dado lo poco que dura la memoria cinematográfica, que 50 años después la gente se acuerde de ella, la vean y les guste es maravilloso. En su momento fue un acontecimiento, no comercial pero sí cinematográfico e intelectual. 

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.

  • J
    jgarejula2

    Y tienen razón.

  • C
    Chepaymontero

    Tan culto que se le supone y ha sido incapaz de responder al periodista que una cosa es la censura y otra la retirada de un programa de actos públicos. Las dos obras que se suponen canceladas se pueden exhibir perfectamente con fondos privados, algo imposible en la época de la censura.