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Cultura

García Montero, los retos de un poeta al frente de Cervantes

García Montero, nuevo director del Instituto Cervantes.

El Instituto Cervantes pasa de manos de Juan Manuel Bonet a Luis García Montero. El mascarón de proa de la cultura en el exterior cambia del perfil de un ex director del Museo Reina Sofía (2000-2004), el IVAM de Valencia (1995-2000) y del Cervantes de París a un poeta que, hasta el momento, ha gestionado una destacada obra poética, además, todo sea dicho, de una carrera política fugaz. Catedrático de la Universidad de Granada, Premio Nacional de Poesía en 1995, Premio Loewe en 1994, Premio Nacional de la Crítica en 2003 y García Lorca, en 2005, por toda su carrera. Ésas son las credenciales del nuevo responsable.

Luis García Montero, el noveno director del Cervantes, tendrá que afrontar su primera tarea esta semana: deberá presidir la reunión de los máximos responsables del Cervantes en España y de los 60 centros repartidos por los cinco continentes, que se celebrará en Orihuela y Alicante, entre los días 23 y 26 de julio. Su llegada al cargo no goza de excesivas dilaciones. Tiene mucho qué atender y poco tiempo para concretar los asuntos de intendencia. Nada más anunciarse su nombramiento en el pasado consejo de ministros, García Montero aseguró que integraría todas las lenguas a la gran casa del español -el euskera y el catalán, entre ellas-.

Sobre las razones que lo llevaron a aceptar el cargo destacaba una, la ocasión: "Creo que se vive un momento de ilusión en la sociedad española que afecta al tejido social, no sólo a la política. Es un momento de recuperación del optimismo y desde la gestión cultural, la defensa del idioma y mis relaciones con Latinoamérica que son muchas, creo puedo aportar un grano de arena", dijo.  No fue demasiado preciso en otros asuntos y reconoció que le toca, de momento, tomar el pulso a la institución.  "Conozco bien la casa pero tengo que verla. La semana que viene es la reunión anual de directores del Cervantes, en Alicante, y será un buen momento para ver y escuchar lo que hay". Tendrá ocasión esta semana de familiarizarse con el galeón que ahora debe conducir.  

Su predecesor, Juan Manuel Bonet, abandonó el cargo sin llegar a completar los dos años de gestión. Se incorporó en febrero de 2017. Durante su mandato nombró a nueve directores en distintos centros, cuatro de ellos mujeres. Se produjo además un incremento de 5,2 millones de euros en el gasto del Instituto Cervantes respecto al ejercicio anterior, que pasó a ser de más de 120,5 millones de euros y que supuso una variación del 4,5% respecto al presupuesto inicial de 2016.

Bonet potenció la vocación iberoamericana con la creación de la Asociación SICELE (Sistema Internacional de Certificación del Español como Lengua Extranjera), que reunió casi a una treintena de instituciones académicas de España e Hispanoamérica para consolidar la armonización, transparencia y coherencia en el reconocimiento mutuo de la certificación del dominio del español. También renovó el Observatorio de la lengua española en Estados Unidos con la Universidad de Harvard y firmó  el acuerdo con México para estimular la promoción del español internacionalmente.

Luis García Montero tendrá que gestionar los 87 centros que el Instituto Cervantes tiene distribuidos en 44 países, una red de centros que depende del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación y que cuenta con un presupuesto de 120 millones de euros. El Instituto Cervantes, creado en 1991 para promover universalmente la enseñanza, el estudio y el uso del español ha tenido entre sus directores a Jon Juaristi, Víctor García de la Concha, César Antonio Molina y Carmen Caffarel. 

Militante del Partido Comunista en sus años de juventud, y cabeza de Izquierda Unida en las elecciones autonómicas madrileñas de 2015, Luis García Montero  es uno de los escritores de su generación con mayor vocación política. "Los banqueros cuentan sus beneficios, los políticos sus votos y los poetas sus cosas", con esta frase comenzaba García Montero su más reciente poemario, Una forma de resistencia (Alfaguara, 2012), un libro en el que el poeta conectaba con el espíritu del 15M y regresaba a una escritura más ciudadana y concreta. Es  autor de once poemarios y varios libros de ensayo. Recibió el Premio Adonáis en 1982 por El jardín extranjero, el Premio Loewe en 1993 y el Premio Nacional de Literatura en 1994 por Habitaciones separadas. En 2003, con La intimidad de la serpiente, fue merecedor del Premio Nacional de Literatura. 

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