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Cultura

David Trueba: "Nadie sabe lo que había dentro de Eugenio, ni siquiera sus hijos"

El director y escritor imagina los primeros años de la carrera del humorista en 'Saben aquell', que llega esta semana a los cines

Rodaje de 'Sabel aquel', sobre el humorista Eugenio
Quim Vives

Quienes conocieron al humorista catalán Eugenio, muy popular por sus apariciones televisivas desde finales de los 70 hasta los años 90, cuentan que nunca supieron lo que pasaba por su cabeza. Aquella coraza que presentaba ante la prensa, una mezcla de timidez y opacidad voluntaria, se servía siempre del personaje sobrio y oscuro que había creado, y en muchas ocasiones, sus propios chistes le servían como respuesta en las entrevistas con las que se indagaba en la vida de aquel tipo serio que, sin embargo, lograba hacer reír a carcajadas con sus chistes blancos y su voz grave.

Por ello, si bien caracterizar al catalán es bien sencillo -camisa negra, gafas ahumadas, barba espesa, un cigarro que nunca se consume, un destornillador en vaso de tubo en la mano y un taburete-, conocer a la persona que está detrás no lo es. Ahora, el director David Trueba recurre a la fabulación para imaginar quién era en su película Saben aquell, una cinta que rescata al personaje desde un lugar luminoso y que recorre los años que pasaron desde que conoció a su primera esposa, Conchita Alcaide, hasta su fallecimiento a causa de un cáncer.

A partir de entonces, Eugenio Jofra (Barcelona, 1941-2001) sufrió depresión y recurrió a las drogas, pero el director, según ha señalado en una entrevista a Vozpópuli, ha preferido situarse justo antes de su caída para sugerir y anticipar aquello en lo que se iba a convertir su vida. Saben aquell, protagonizada por David Verdaguer y Carolina Yuste, se estrena esta semana en los cines.

Pregunta: ¿Qué recuerdos tiene de Eugenio en su infancia?

Respuesta: El primer recuerdo que tengo de Eugenio está en la película. Un compañero de clase me tocó por detrás y me dijo: "Mira, tengo una cinta de unos chistes buenísimos". En la película es la misma escena, pero también algún compañero se lo dijo a uno de sus hijos, y cuando él señaló que era su padre no le creían. Era una época en la que un padre no pasaba por el colegio jamás, ahora son más comprensivos y van a reuniones. Mi padre tampoco pasó nunca, salvo a dejarnos en el coche, no les veían.

P: Saben aquell podría ser el reverso luminoso del documental Eugenio que se estrenó en 2018, porque se detiene justo en el momento en el que su vida empieza a caer.

R. Esta es una película sobre cómo una persona flota en el mundo, con lo difícil que es, porque tiene el equilibrio de otra persona al lado y cómo cuando esa persona desaparece se ahoga. Claro que está sugerido lo que pasa después. Me gusta, porque narrativamente, las películas que se alargan muchos años y cuentan las peripecias desde el nacimiento hasta la muerte son en general flojas. Me gustan mucho las películas que en poco tiempo definen al personaje. Todo está sugerido, lo que sucede antes y lo que sucederá también. 

Eugenio era una persona muy castrada por el padre, que no confiaba mucho en él, consideraba que no iba a llegar a nada, y eso corta mucho las alas. Estaba condenado a llevar una vida bastante gris David Trueba, director

P. En sus películas, te gusta mirar el lado tierno de las cosas siempre, incluso en los momentos más oscuros. ¿Le interesaba aquí también representar el lado más luminoso de Eugenio, de un personaje que es opaco para todos?

R: Es mi manera de mirar el mundo. A todos nos pasan cosas terribles, perdemos personas a las que amamos, hay ausencias que nos cuesta tirar hacia delante. Pero la vida merece la pena, ofrece siempre un espacio en el que puedes ser tú, en el que puedes hacer feliz al otro. Dar es lo que te va a hacer más rico, no coger, robar, ni quitar. Al final, esta historia acaba por ser la misma historia de siempre: la historia de amor imposible, en unos casos pr la vida, en otros por la biología, en otros por la enfermedad, pero ahí queda, y el recuerdo también es importante. Este empeño que tiene la gente en malograrlo todo, en perder la ilusión por la vida. Hay muchos motivos por permanecer ilusionados. Dentro de la catástrofe general, hay gente regalándonos buenos momentos. 

P: Como vemos en la película, Eugenio es un hombre que va detrás de una mujer y que aprende a tocar la guitarra para estar con ella, aunque su faceta de humorista acaba apareciendo al final.

R: Eugenio era una persona muy castrada por el padre, que no confiaba mucho en él, consideraba que no iba a llegar a nada, y eso corta mucho las alas. Estaba condenado a llevar una vida bastante gris, en un oficio discreto, un taller de joyería. De pronto aparece Conchita en su vida, que es como un fuego artificial increíble y que le hace darse cuenta de que también puede participar de eso. Su éxito consume la carrera de ella y ahí hueles el dolor y la tragedia de algo así. 

P: De una forma muy natural, difícil de entender en el presente, con el revuelo que ha supuesto incluir las lenguas cooficiales en el Congreso de los Diputados, Eugenio, en cambio, metió el catalán en las casas.

R: Eugenio tiene chistes que empiezan en catalán y con trozos en castellano que la gente entendía perfectamente. Su mujer era de Aracena, en Huelva. Llegó a Barcelona con 17 años, aprendió catalán maravillosamente bien, lo cantaba y nadie sospechaba que era de fuera. Era algo básico en la película, el entorno tenía que estar en catalán. No sé por qué tenemos este miedo. Por un lado, nos llenamos de patriotismo pero luego negamos incluso desde la visión españolista la pluralidad, las lenguas del país, las peculiaridades, que admitirlas nos hace más ricos y no más pobres. En el aislamiento de unas y otras es donde nace el conflicto. El otro día lo dijo muy bien el Rey Felipe: la solución viene de la unión. Parece una frase hecha pero contiene mucho. La unión de los dos, hacer un viaje hacia ellos, a entenderlos y compartir lo que tienen de diferente a ti. 

Eugenio: ni sexo ni política

P: ¿Por qué no había sexo en sus chistes, en plena época del destape, ni tampoco de política, una vez Franco había muerto?

R: Él elaboró una especie de negocio del humor que consistía en que la turbiedad y lo oscuro lo ponía él. El chiste era bastante blanco, tendía al absurdo o al juego de palabras o al malentendido, pero eran chistes que contaban situaciones cotidianas de pareja, dese la frustración de la mujer o el hombre, a la incomprensión del hijo con los padres, del loco que está fuera del mundo pero que sabe más del médico que le está tratando o del borracho que dice las verdades. Pero él no quiso entrar en el negocio de la política en un momento en el que muchos humoristas en los 70 imitaban a Felipe González, Adolfo Suárez o Santiago Carrillo. Él se distanció, no le interesaba, y hacía un humor más clásico, más trascendente, que se recicla con los años y los chistes permanecen. Todavía oigo a gente que dice: "Dios, dame paciencia, pero ya". 

P: En un momento de la película se intuye un desliz. ¿Hubo líneas rojas sobre lo que se podía contar?

R. No las había, pero siempre he tenido discusiones con la gente. ¿Alguien cree que las personas son perfectas, que queda alguien en quien, si escarbas, no vas a encontrar defectos, algo que hicieron mal, gente a la que trataron mal? No hay nadie. Los puede haber mejores que otros, pero lo encuentras, y en la biografía de Eugenio también. Esta película lo importante era sugerir por qué todo después va mal. El punto de fricción era la historia de amor, y cuando cuentas eso claro que cuentas que por ahí está el peligro, la locomotora que te va a pasar por encima. 

"Llamé a cuatro periodistas amigos míos que en sus épocas gloriosas le habían entrevistado y todos me dijeron que era imposible, no se podía hacer una entrevista. Contestaba con una broma, pero no dejaba espacio" David Trueba, director

P: Con David Verdaguer se consigue emular físicamente al personaje. ¿Qué buscó más allá de la apariencia?

R: Hay un momento en que la cosmética se come todos los esfuerzos y, por suerte, eso va antes de rodar: poner la nariz, cambiar la forma de su barba, de su pelo o buscar las gafas. En un momento dado hablé con él y le dije que no era un imitador, que el actor juega con los ojos. David Verdaguer es un actor. Uno sufre y pasa cosas, pero cuando se sube a un escenario lo importante es el público. Le dije que no dejara que nadie le hiciera creer que por imitar a Eugenio iba a estar bien. En la película iba a estar bien por hacer una buena interpretación de algo que nadie conoció de Eugenio, que es lo que puede haber dentro de él. Eugenio se encargó de que nade pudiera mirar dentro. Llamé a cuatro periodistas amigos míos que en sus épocas gloriosas le habían entrevistado y todos me dijeron que era imposible, no se podía hacer una entrevista. Contestaba con una broma, pero no dejaba espacio. No podíamos aceptar que ese fuera todo el personaje, sino solo una parte. 

P: Nadie sabe entonces cómo era Eugenio.

R: Nadie sabe lo que había dentro de Eugenio, ni siquiera sus hijos. El hijo podía saber lo que desayunaba pero no lo que había dentro. Hay que ser muy respetuoso, por eso les decía a Carolina y David que estábamos haciendo una película de ficción, que todos los biopics lo son. 

P: En esa fabulación, ¿cree haber llegado a la esencia, a pesar de su timidez?

R: El personaje real queda ahí, en un sitio donde nadie puede entrar. Es como las parejas, que tienen una verdad que los de fuera no saben, no conocen, y a veces interpretan de manera errónea. Siempre digo que son un misterio, que no hay que juzgar, no entrar desde fuera diciendo tonterías. Y con las personas reales pasa lo mismo. Lo que yo quería no era hacer un biopic, sino una película de ficción con dos personajes reales. Ya lo había hecho a partir de elementos reales con Soldados de Salamina y Vivir es fácil con los ojos cerrados. Con los destellos que vemos hagamos una ficción en la que él se representa, pero no creamos que hemos hecho el personaje. Tiene que funcionar como una película de ficción, como si no hubiese existido. 

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  • N
    NormaDin

    Eugenio, Tip y Coll, Gila, Martes y Trece, Faemino y Cansado, etc, grandes figuras de la ironía y el humor.

  • P
    Pepelo

    Este director es un coñazo absoluto.Conmigo que no cuenten.

  • O
    Ojeador

    He leído titulares de noticias que están escritos por memos, o bien; escritos para memos.
    Pues vamos: el titular de esta noticia cumple ambas condiciones.
    ¡¡Enhorabuena a la plumilla autora de la memez!!