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Cultura

Las campanas de Bukowski no doblan por nadie

Un detalle de la portada del libro, publicado por Anagrama.
La mayoría de estos relatos aparecieron publicados en periódicos y revistas, como las pornográficas Hustler y Oui. Son piezas bañadas en sexo y alcohol, escritas a pie de calle, con la afilada pluma del cronista más visceral del otro lado del sueño americano, aseguran los editores de Anagrama sobre el libro que ahora incluyen entre sus novedades: Las campanas no doblan por nadie.
Hank -el personaje ficticio que protagoniza varias de las obras del norteamericano- ayuda a un viejo amigo alcohólico a largarse de un hospital; el empleado de un sex shop cuenta anécdotas estrambóticas protagonizadas por algunos clientes, como aquel que debido a sus problemas respiratorios pide que le hinchen una muñeca; un solitario masturbador, que sueña con que aparezca la mujer de su vida; una chica acude a una entrevista de trabajo en la que le hacen preguntas sobre prácticas sexuales extremas... Puro Bukowski, en versión concentrada. Se incluyen además algunos de sus dibujos.

Feroz, procaz, desaforado, en Bukowski siempre hay un poso de soledad y estropicio dotado de belleza y lucidez

Según algunos el último escritor maldito de la literatura norteamericana, Bukowski hizo de sus excesos el sello de su obra. Feroz, procaz, desaforado, en Bukowski siempre hay un poso de soledad y estropicio dotado de belleza y lucidez, toda la que puede caber al final de una copa de Bourbon y una mirada directa del mundo. "Mi infancia no había sido fácil, así que el resto de mi vida no me sorprendió tanto", dijo Bukowski. Y sus razones tenía: las palizas del padre, la sumisión de la madre, la pobreza, el sentimiento de saberse un inadaptado, el rechazo de los compañeros, su complejo de chico feo y tímido.

Comenzó a beber a los 17 y no dejó de hacerlo hasta el día de su muerte, a causa de una leucemia. Muchos de esos episodios los ha relatado en sus libros autobiográficos  Shakespeare nunca lo hizo Peleando a la contra; los diarios de El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco; el libro de entrevistas con Fernanda Pivano Lo que más me gusta es rascarme los sobacos, así como en sus novelas Cartero, Factótum, Mujeres, La senda del perdedor, Hollywood Pulp o los relatos reunidos en Escritos de un viejo indecente, Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones y La máquina de follar.

Un detalle de la portada del libro.

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