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Cultura

Entrevista

“Creer en el amor es como creer en Dios, tener fe en algo superior a ti”

David Rodríguez y María Rodés publican 'Contigo', disco de duetos country

David Rodríguez es una figura central del pop independiente español desde los años noventa. Grupos como Bach Is Dead, Beef, Telefilme y La Estrella de David le convirtieron en un músico de culto. Su perfil creció más todavía gracias a su participación en proyectos pop con artistas como La Bien Querida, Soleá Morente o colaboraciones como Contigo (Elefant, 2021), donde forma equipo con María Rodés, una de las artistas más pujantes del pop español, que mezcla la experimentación sonora con la dulzura pop. Su extenso currículum de colaboraciones incluye a Nacho Vegas, Albert Pla y Jorge Drexler, entre otros. A pesar de sus trayectorias -digamos- sofisticadas, brillan especialmente en este álbum de sencillas canciones country. Vozpópuli les entrevistó para conocer los entresijos de una alianza con pinta de perdurar.

Pregunta: El country es un género singular: casi nunca ha triunfado fuera de Estados Unidos. ¿Qué les animó a dedicarle un disco completo?

David Rodríguez: Sí creemos que ha tenido cierta relevancia en España. Pienso en Los Secretos, que vestían lo suyo de country. O en La Frontera, que era una cosa country rock muy potente. Muy superventas los dos. Y seguro que hay más. Cuando nos planteamos hacer algo juntos caímos en que una de las características del country es que en él se ha explotado muchísimo el formato dueto hombre contra mujer. Y ahí teníamos sitio. También nos facilitó acercarnos comprobar que, claro, armónica y melódicamente no está lejos del pop, que es un género al que estamos habituados.

P: ¿Hay algún artista o disco de country que haya servido de referencia para estas nuevas canciones?

DR: Sabemos que son palabras mayores pero, sí, excavando un poco nos metimos bastante en los duetos de George Jones y Tammy Wynnete, que son lo máximo y que tocaron todos los palos de las relaciones amorosas maravillosamente. Y, claro, en Johnny Cash y June Carter, Kris Kristofferson y Rita Coolidge, Emmylou Harris y Gram Parsons… Luego, a la hora de abordar las canciones que cantamos cada uno solo, Hank Williams, Johnny Cash, Merle Haggard, Patsy Cline… Apuntábamos alto. Ja.

María Rodés: Para mí también han sido influyentes artistas como Will Oldham que fusionan el country con otros géneros. Por ejemplo, uno de sus discos más country y también uno de mis favoritos es Lie down in the light. En el álbum hay varios duetos con Ashley Webber, mi preferido es "So Everyone".


P: Contigo suena, sobre todo, como un disco romántico: “Yo quiero un amor antiguo/ y no me importa ahora mismo/ si pido demasiado”, cantan en “Hacer el amor”.  

DR: ¿Es posible creer en Dios? Sí, hay gente que cree en él. Es tener fe en algo superior a ti. Y miedo a perder esa fe. Ese es para mí el amor antiguo… Requiere un trabajazo para el que, en estos tiempos, creo que hay que tener un superpoder que pocos poseen. Pero, en el presente, más que un superpoder, si crees en esas cosas, parece que tienes una minusvalía. ‘Hacer el amor’, la canción, es, también para mí, intentar plasmar la idea de que deseamos creer en ello, aunque desgraciadamente no nos consideremos capacitados.  

P: “La última vez” y “Viernes” son canciones sobre cómo se intensifica el amor cuándo se desintegra. ¿Solo somos capaces de apreciarlo realmente cuando falta?

DR: Sólo somos capaces de apreciarlo cuando llega y cuando se va, ¿no? El relleno, que es la enjundia, es lo que más cuesta apreciar, ya que requiere un trabajo para el que creo que estamos desenfrenados, porque requiere un esfuerzo para el que, supongo, no estamos entrenados. No sé si será por el signo de los tiempos, en el que vivir a tope todas las experiencias es la única manera válida de afrontar la vida y lo demás nos sabe a poco. Y, a mi parecer, no hay salud que pueda soportar eso. Salud mental, diría yo. Pero ahí estamos.

Maldigo un poco el momento, ya en la infancia, en el que dejé de creer en Dios; la alternativa no es una vida sin miedos sino una vida con miedos nuevos: a ser el más feo, a la soledad…

MR: Sí, estoy de acuerdo con David. Muy poca gente parece estar a la altura. Solemos quedarnos con las emociones intensas como el enamoramiento y la ruptura porque aparentemente golpean más fuerte. Tal vez son las únicas que nos despiertan de nuestro aletargamiento emocional. Pero esos estados para mí no tienen mucho que ver con el amor de verdad. El amor se ha de saber sostener y alimentar sin querer controlarlo.  Es un arte y tiene su técnica. Como dice David, el asunto está en el relleno: ‘querernos lo justo para amarnos siempre’.

P: "Milagro" habla del amor en términos religiosos. "Existe un Dios, ahora sé que sí/ porque es un milagro que estés aquí". En sentido contrario, "Lo que yo quería" trata de un amor que sería un infierno. ¿Se trata de simples metáforas estéticas o tiene la religión algún papel en sus vidas?

DR: Yo sí que maldigo un poco el momento, ya en la infancia, en el que dejé de creer en Dios. Se asocia tener sentimientos religiosos a vivir con miedo al castigo divino, a caer en el pecado, al infierno… Pero la alternativa no es una vida sin miedos sino una vida con miedos nuevos: a ser el más feo; a ser el más tonto; a la soledad; a la compañía… Miedos que hacemos nuestros y de los que sólo nos podemos culpar a nosotros mismos. No sé yo si hemos salido ganando con el cambio pero es muy difícil caerse del caballo, dar vuelta atrás y que nos conforten las respuestas que da la religión. Ay.

MR: Reconozco que a mí me gustaría creer en algo. Estoy cansada de la orfandad espiritual. Pero sí, la iglesia católica lo pone muy difícil. Hace unos días conocí de casualidad a un cura joven, también era ingeniero. Sentí curiosidad y le pregunté en confianza cómo podía ser que a día de hoy el catolicismo todavía no aceptara a las mujeres como sacerdotisas. La respuesta que me dio fue que la iglesia no era quién para contradecir la palabra de Dios. La cara que se me quedó ya os la podéis imaginar.

P:+ Han resistido la tentación de hacer un disco de réplicas y peleas al estilo Pimpinela, las canciones son más bien voz de chica y voz de chico cantando sobre el mismo sentimiento. ¿No les gusta pelearse?

DR: No lo intentamos. Creo que va un poco con el carácter de María y mío. Para reprocharle algo al otro has de tener asumido que la culpa no es tuya. Nosotros somos más de tirarnos piedras sobre nuestro tejado. Aunque, como género, sí nos interesa y es posible que lo abordemos en un hipotético Contigo 2.

MR: Sí, somos de pelear poco. Y si nos enfadáramos seguro que seríamos más de callarnos las cosas, como mucho nos pondríamos en modo agresivo pasivo, pero lo pasaríamos tan mal que al poco rato alguno de los dos bajaría del burro. De todos modos, me gusta la idea de Contigo 2. Compro.

P: "Lo que venga ya vendrá" parece una canción alérgica a la solemnidad. La mayoría de artistas country se sienten más entretenedores que artistas. ¿Les pasa igual?

DR: Es que no nos consideramos artistas country, ya supondrá usted. Tampoco nos sentimos unos advenedizos ahí, ojo. Más que nada porque el traje musical, a base de arreglos y mezclas, que nos ha hecho para el disco Sergio Pérez, el productor, y los músicos que han colaborado, es tan creíble que nos hemos metido bastante en el papel. Pero, sí, yo creo que, si afrontamos los directos, lo viviremos más como entretenedores que como artistas.

MR: "Lo que venga ya vendrá" no deja de ser una canción de celebración. Alguien que por fin cree que ha encontrado a la persona adecuada, que por fin sentará cabeza y dejará de dar vueltas sin sentido. De hecho, el germen de esta canción salió un día en que sin querer se coló un pájaro en mi apartamento, en medio del confinamiento. Tiene que ver con esa contradicción entre el querer ser libre y a la vez anhelar el hogar.  Yo no veo tan clara la separación entre los entretenedores y los artistas …  A veces he percibido más sensibilidad en algunos entretenedores que en los que se suponen artistas. Creo que no siempre es fácil distinguir a unos de otros, es muy subjetivo.

P: ¿Cuál es la última canción de amor, escrita por otro artista, que les ha tocado el corazón?

MR: No es actual pero la descubrí hace poco : "I wish i knew" (2009), de Sharon Van Etten. No sé, me parece preciosa. La letra va sobre ese momento en el que no tienes ni idea de lo que hacer para salvar la relación. Es una especie de reconciliación con esa incertidumbre que a veces puede alargarse mucho.

DR: Estando muy poco al día de música pop vuelvo al de siempre. Me ha impactado, otra vez, una canción de desamor: la última de Marc Anthony, "Mala". También me ha gustado mucho "Yo capitán" de Fermí Herrero, un chaval del Prat que forma parte del grupo Tronco.

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