DESTACADO
En 2021 España vendió aceite de oliva a otros países por valor de 3.500 millones de euros, una cifra que sitúa a nuestro país como el principal exportador de este alimento en la Unión Europea, muy por encima de nuestro principal competidor, Italia. Estos datos confirman la excelente salud de la que goza uno de los productos alimenticios estrella de la marca España y de nuestra economía, conocido por su calidad, sabor y propiedades saludables en todo el mundo. Un ‘oro líquido’ made in Spain que rezuma tradición y que, en muchos casos, es elaborado en pequeños y medianos negocios familiares del entorno rural.
Estas empresas han encontrado en la internacionalización una importante ventana de crecimiento para sus negocios, además de servirles como vía para consolidar su producto y su marca. La jienense Aires de Jaén es una de esas empresas que han logrado poner su aceite en las mesas de medio mundo.
Los orígenes de Aires de Jaén se remontan a 1965, cuando su fundador, Matías López, compró una pequeña finca con unos pocos árboles frutales. Hoy, esa modesta explotación familiar ha evolucionado hasta convertirse en uno de las principales exportadores de aceite de oliva virgen extra de Andalucía, una explotación agrícola con 200 hectáreas de olivares y una decidida apuesta por la calidad. “Aires de Jaén es un proyecto de trazabilidad integrada, del campo a la botella, en el que todo el proceso tiene lugar en una misma finca”, destaca Rosa López, directora general y tercera generación de la familia que se hace cargo del negocio.
La empresa jienense Aires de Jaén ha logrado poner su aceite en las mesas de medio mundo
Fue en el año 2010 cuando Aires de Jaén se constituye en la moderna compañía que es hoy: una empresa consolidada de 32 trabajadores, dedicada a la producción y envasado de aceite de oliva, con presencia en más de 50 países y que comercializa 9 millones de litros de aceite al año, de los cuales exportan aproximadamente 4 millones. “Hacerse hueco en un mercado nacional tan consolidado como el del aceite no es fácil. Por eso desde el principio apostamos muy fuerte por la exportación, donde todavía hay mucho camino por recorrer y mucha cultura del aceite de oliva virgen extra por difundir fuera de nuestras fronteras”, destaca su directora general. Una apuesta para la que contaron, desde el principio, con el apoyo de Banco Santander como “un partner indispensable para poder llevar nuestros productos a todo el mundo”.
Aires de Jaén no es solo una empresa exitosa en su área de actividad. Estrechamente vinculada a la comarca en la que nació, también es un ejemplo de cómo las empresas tienen la llave para que los entornos rurales recuperen protagonismo en una sociedad marcada por el problema de la despoblación. Y es que, según el Instituto Nacional de Estadística, en España 22 millones de habitantes –prácticamente la mitad de la población total– residen en los 100 municipios más poblados. Además, 4 de cada 10 personas viven en municipios de más de 100.000 habitantes, con los jóvenes como principales protagonistas de estos movimientos.
Situada a tan solo ocho kilómetros de Jabalquinto, que cuenta con poco más de 2.000 habitantes, y también muy próxima a Mengíbar, con una población de casi 10.000 habitantes, la empresa es un motor de creación de empleo para la región. “Industrias de este tipo, ubicadas en estos entornos, fijan población, y ponen de manifiesto que existen otras alternativas muy válidas para el desarrollo de las personas”, subraya Matías López, hermano de Rosa, con quien comparte la dirección general de la empresa. Este empresario encuentra en la vida en el campo un factor de atracción y retención de talento: “Es una manera de vivir que permite la conciliación y disfrutar de la naturaleza”. Una fórmula por la que, añade, “si todos apostamos, sin duda, es una opción ganadora”.
En ese proceso de atracción y retención de talento, las nuevas generaciones son un objetivo prioritario. Hijo de Rosa y sobrino de Matías, José Manuel López, responsable de Exportación de las zonas de Norteamérica, Latinoamérica y el Golfo Pérsico, es la cuarta generación de la empresa. Aunque se formó en Madrid, siempre tuvo claro que su objetivo era volver a casa y continuar con la saga familiar. Y no es el único. “Tengo muchos amigos que han apostado por el entorno rural. A un joven que tenga la oportunidad de hacerlo le diría que, si puede permitírselo, se forme y vuelva aquí”.