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Ciencia

La vuelta al mundo de un neurocientífico

El viaje de Xurxo Mariño alrededor del mundo le deja a uno el sabor de las primeras exploraciones, el de los viajes del curioso Humboldt por las selvas de Sudamérica, los escarceos de Darwin entre iguanas o las andanzas del capitán Cook por los mares del sur. En su libro “Tierra”, recién publicado por Extramuros, el neurocientífico gallego narra la aventura que, junto a su compañera Elisa Couto, le llevó a dar una vuelta completa a la Tierra durante once meses y en las que su mirada científica lo atraviesa todo. Charlamos con él por videoconferencia desde la Illa de Arousa.

Después de dar la vuelta al mundo, ¿la Tierra te parece más grande o más pequeña?

Las dos cosas al mismo tiempo. Más grande porque te das cuenta de que siguen existiendo sitios que te sorprenden, por mucho que hayas leído. Yo, por ejemplo, no me esperaba encontrarme con los San y su lenguaje de clics en el Kalahari, no me esperaba que los glaciares revienten con explosiones extraordinarias cuando están aparentemente quietos, ni era consciente de que en China hay 56 etnias distintas, con lenguas y escritas propias. Pero al mismo tiempo la Tierra es pequeña porque ves que los seres humanos somos Homo sapiens en todas partes, por muy distintos que seamos ves que somos el mismo bicho, que responde igual ante una situación de alegría o miedo.

¿Qué has aprendido sobre otras formas de ver el mundo?

El viaje te cambia, no puede ser de otra manera. Me llamó la atención la extraordinaria la marca que ha dejado la colonización europea y al mismo tiempo lo diferente que es esa marca en distintas zonas del planeta. Es completamente distinta la sociedad en Argentina de la que hay en Australia, por ejemplo.

“La separación forzada de ciencias y letras es una desgracia para la construcción de seres humanos críticos”

¿Y las señales de la globalización? ¿Cada vez somos mas iguales y esa diversidad se está perdiendo?

Sí, hay internet en todas partes y el gesto de mirar a la pantalla del móvil se ha hecho universal. Es alucinante cómo una tecnología tan reciente ya forma parte de la fisiología de los seres humanos de todas partes.

Libros de viajes escritos por gente de ciencias no hay muchos, ¿no?

La ciencia es cultura y la separación forzada de ciencias y letras es una desgracia para la construcción de seres humanos críticos y que se enteren del mundo en el que viven. Pero es verdad que no conozco ningún libro similar, en el que se combine el viaje con esa capa de información que te da la mirada científica. Eso es lo que yo he intentado, describir el goce de navegar por el mundo con la mirada de la ciencia.

Cuando sabes un poco de geología el viaje se disfruta más, ¿no?

La capacidad de disfrute de descubrir está directamente relacionada con el conocimiento que tienes de lo que hay delante de tu casa. La primera noche que nos quedamos a dormir en el desierto del Kalahari yo me había olvidado del cielo y cuando miré para arriba fue una bofetada de placer. Me di cuenta de que aquel cielo era completamente distinto, pero si yo no conociera el cielo de Galicia, si no fuese un aficionado a la astronomía, habría levantado la vista y me habrían parecido solo las estrellas, si más, no me habría dado cuenta de que me habían cambiado el “fondo de pantalla”.

“El gesto de mirar a la pantalla del móvil se ha hecho universal”

El día que tocaste la lava del Kilauea fue uno de los más felices de tu vida…

Fue uno de los días mas felices y más locos del viaje. La ruta fue demencial, agotadora, pero yo estaba tan emocionado por ver lava que iba feliz y le pedí al guía quedarnos una hora más. Pero no sé si fue el más feliz; quizá fue mejor el día que llegamos de dar la vuelta al mundo y quedamos con los amigos a comer pulpo (risas).

Pájaros que atraviesan cataratas, gusanos luminosos en la profundidad de una cueva… De todos los animales que has visto, ¿cuál te ha sorprendido más?

Clarísimamente, el rinoceronte negro. Es un animal que transmite con mucha intensidad un carácter inquieto, desconfiado y semiviolento que no tiene otro animal. Cuando lo ves interaccionar con otros animales, como los elefantes, es impresionante. Otra cosa llamativa es lo intensa que es la vida en la sabana africana cuando te quedas a mirar unas horas. Parece que todo está quieto, pero todos los herbívoros están continuamente vigilando la presencia de depredadores.

¿Has ido encontrando señales del cambio climático?

Sí, el más claro en el glaciar Upsala, que se ha retraído muchísimo en los últimos años.

En algunos momentos seguiste los pasos de Darwin, ¿lo que viste ha cambiado mucho respecto a lo que vio él?

Es curioso, pero es casi idéntico. El canal de los glaciares del canal Beagle que Darwin lo describe, lo atravesamos a la misma hora que él, y esencialmente está igual. Es una combinación de alta montaña y alta mar, tan metido para el sur que las aves son albatros, petreles… aves que no se ven normalmente en la costa. Podíais ver al mismo tiempo a un albatros y a un cóndor. Era maravilloso ver que estabas haciendo el mismo viaje que Darwin.

“He intentado describir el goce de navegar por el mundo con los ojos de la ciencia”

Y te sorprendió descubrir que uno se puede morir de hambre en el Amazonas.

La sensación es de incredulidad, o de miedo. En el Amazonas, si no conoces el terreno no hay nada que hacer. Tú no ves nada y nuestro guía iba señalando una tarántula, una planta…Él sabía cómo mirar, y ahí te das cuenta de lo importante que es entrenar la mirada. Como la primera vez que caminé entre las rocas de las islas Galápagos y no veía a las iguanas hasta que casi las pisaba. Vas caminando, de repente levantas la vista y hay cincuenta mirándote.

A escala planetaria, la superstición sigue ganando claramente la batalla a la ciencia, ¿no?

Sí, sobre todo en Sudamérica. Y en especial Ecuador, donde la medicina convencional es en realidad la medicina alternativa. La combinación del pensamiento mágico y la influencia del cristianismo ha generado una mezcla y el grueso de la sociedad es completamente crédula, hasta el punto de que es normal que acudan antes a la magia que a la medicina.

A menudo comentas que los guías locales cuentan cosas inexactas o erróneas

Sí, eso lo vimos en todas partes. Nosotros solíamos estudiar bien el sitio antes de llegar y los guías locales están mal formados, dicen barbaridades o se inventan las cosas. Si llegas a un sitio sin haberte informado con referencias serias, corres el riesgo de irte con una idea muy equivocada. Lo vimos en Machu Pichu, y en las Galápagos, donde los guías no entendían lo que era la selección natural. Lo contaban como la podría contar aquí un periodista de La Contra de La Vanguardia (risas).

¿El turismo y la masificación son una plaga global?

Sí, es una constante. En Machu Pichu, por ejemplo, era un problema gordo. Tú estás estorbando a los demás y los demás te estorban a ti. Nosotros fuimos muy temprano y lo disfrutamos porque nos quedamos bastante a solas con el sitio.

“Los sitios turísticos que hay en China están colapsados, los chinos están desaforados”

¿Y el turismo interno chino?

Es de lo mas simpático e irritante al mismo tiempo. China es un país moderno y en Tiananmen los chinos se hacina fotos con nosotros por ser blancos. Y por otro lado, cuando íbamos a los sitios turísticos que hay en China estaban totalmente colapsados. Y como son así de desaforados y brutos, daba igual donde estuvieras porque siempre había mogollón de gente y jaleo. En el fondo son muy infantiles, pero esencialmente se les ve felices.

Al darle la vuelta al planeta perdisteis un día como Phileas Fogg…

Las preguntas que se plantean para dar la vuelta al mundo son muy curiosas: la primera es para qué lado voy. Nosotros elegimos ir hacia el oeste e ir haciendo eses para buscar siempre la primavera y el verano perpetuos y así llevar menos equipaje. Al llegar a la línea del cambio de día no lo habíamos pensado. Si te vas moviendo hacia el oeste estás continuamente ganando un poco de tiempo y debe haber un momento en el que lo compenses. Y lo compensas de repente, cuando cruzas la línea y te das cuenta de que te falta un día.

No visitasteis ningún país árabe, ¿fue una elección consciente?

Decidimos no ir a ningún país donde el estatus legal de la mujer fuera distinto al de los hombres. eso fue totalmente elegido.

“El planeta Tierra es esencialmente un sitio por el que te puedes mover con tranquilidad”

¿Viajar por el mundo es mas fácil de lo que pensamos?

Claramente. La gente tiene miedo a las guerras, pero donde hay guerra directamente no vas, salvo que seas un periodista o un voluntario. El planeta Tierra es esencialmente un sitio por el que te puedes mover con tranquilidad. Sorprenden las ciudades caóticas del sudeste asiático que son completamente seguras. En Saigón, que ahora se llama Ho Chi Min, te puedes mover tranquilamente, sin ninguna sensación de inseguridad, que sí se da en las grandes ciudades de corte occidental. Viajar es mucho mas fácil y seguro de lo que parece, aunque no conozcas el idioma.

A toro pasado, ¿qué país te habrías saltado y en cuál te habríais quedado más tiempo?

No me saltaría ninguno, incluso volvería a hacer el mismo viaje dentro de diez años para ver cómo han cambiado las cosas. Y me habría quedado más tiempo en Namibia, es sorprendente lo rico que puede ser un sitio aparentemente desértico.

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