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Ciencia

La momia de este niño guardaba un secreto sobre la viruela

La cripta bajo la iglesia del Espíritu Santo de la ciudad de Vilnius, en Lutuania, es un lugar digno de una película de terror. En este lugar semiabandonado se almacenan los cuerpos de al menos 500 personas y alrededor de 200 de ellos han quedado modificadas de forma natural, por los vientos secos que se filtran entre las grietas. El resto es un amasijo de restos descompuestos, a los que unen una serie de ataúdes de pino apoyados cuidadosamente contra las paredes y que nadie ha tocado desde hace siglos.

Alguno de los cuerpos momificados bajo esta iglesia dominica murieron entre 1643 y 1665, un periodo en el que varios brotes de viruela azotaron a Lituania coincidiendo con la invasión rusa. Y, por este motivo, Ana Duggan y su equipo se adentraron en las profundidades de esta cripta en busca de lo que han encontrado: la muestra de Variola virus más antigua documentada hasta la fecha. Tras obtener permiso de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los investigadores extrajeron una muestra de tejido de la momia de un niño muerto en este periodo y reconstruyeron el genoma de esta cepa del virus para compararlo con el de brotes más recientes.

El virus se manipuló con permiso de la OMS y en ningún momento hubo riesgo de contagio

El resultado se publica este jueves en la revista Current Biology y arroja una primera sorpresa: tras reconstruir la evolución de la cepa del virus los autores han llegado a la conclusión de que su origen no se remonta más allá de 1580, una información que contrasta con lo que se  sospechaba hasta ahora a través de pruebas indirectas. "Las momias egipcias, que tienen entre 3.000 y 4.000 años, tienen marcas en la piel que han sido interpretadas como casos de viruela", explica Duggan. "El nuevo descubrimiento pone estos hallazgos en cuestión, y sugiere que la línea evolutiva de la viruela en poblaciones humanas elaborada hasta ahora puede ser incorrecta".

Los análisis apuntan a que el ancestro común del virus encontrado en el niño de Lituania y los analizados posteriormente (de entre 1900 y 1970) tienen un ancestro común que se originó en algún momento entre 1588 y 1645, coincidiendo con el gran periodo de exploración y migración humana que pudo ayudar a su expansión por todo el planeta. "Ahora que tenemos una línea temporal, debemos preguntarnos si las pruebas documentadas anteriormente sobre la viruela, que van desde Ramses V y llegan hasta el 1500, son reales", asegura Henrik Poinar, coautor del estudio. "¿Se trata de verdaderos casos de viruela, o de identificaciones erróneas? Porque sabemos que son muy fáciles de confundir la viruela con las marcas de varicela o sarampión".

El hallazgo sugiere que la línea evolutiva de la viruela en poblaciones humanas puede ser incorrecta

Mientras reconstruían el genoma y evolución del virus, los investigadores se encontraron con otra sorpresa interesante. Después de que Edward Jenner desarrollara su famosa primera vacuna en el siglo XVIII, la viruela se dividió en dos cepas, la variola mayor y variola menor, como consecuencia de la presión selectiva de la vacunación. El siguiente objetivo de los autores es comparar la muestra obtenida en Lituania con otras del mismo periodo obtenidas en otros lugares de Europa, aunque lo que más interesa es llegar al origen de la enfermedad que se calcula mató a más de 300 millones de personas solo en el siglo XX y se dio por erradicada en 1980. "Ahora sabemos que toda la evolución de las cepas recogidas se remonta a 1650, pero aún no sabemos cuándo apareció la viruela por primera vez en humanos, y no sabemos de qué animal provino, y no lo sabemos porque no tenemos ninguna otra muestra histórica con la que trabajar", asegura Edward Holmes, coautor del estudio. "Así que esto nos da otra perspectiva de esta importante enfermedad, pero también nos muestra también que nuestro conocimiento histórico de los virus solo es la punta del iceberg".

Referencia: 17th Century Variola Virus Reveals the Recent History of Smallpox (Current Biology) http://dx.doi.org/10.1016/j.cub.2016.10.061

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