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Cultura

Meriendas literarias: a qué saben los escritores con churros y chocolate

El Gastro Festival  que se celebra en Madrid acumula una edición más, esta vez con un énfasis acaso más libresco. Hasta el 9 de febrero, un programa de actividades mezcla a cocineros con novelistas, periodistas; también a críticos literarios con culinarios. Por ejemplo, en el Museo Cerralbo el cocinero Íñigo Carretero replicará  algunos de los platos más célebres del siglo XIX en el taller Bocados decimonónicos.

Se han tomado como base para estas réplicas las cartas conservadas en el archivo de esta casa-museo y entre las que pueden conseguirse tanto a banquetes ofrecidos por el marqués de Cerralbo en su propia residencia como menús degustados por él y su familia en diferentes hoteles o establecimientos y en los que predomina la cocina internacional francesa y las corrientes regionalistas.

Sin embargo, si hay una actividad especialmente curiosa de este año son las llamadas Meriendas literarias. Una mirada a las famosas tertulias madrileñas de principios del XX, que tendrá como escenario la chocolatería San Ginés (Pasadizo de San Ginés, 5). No hay, sin duda, churrería más literaria que esta, inmortalizada por Valle Inclán en sus Luces de bohemia. El 30 de enero y el 6 de febrero, a las 19.30, este mítico local congregará a escritores de diferentes generaciones y estilos, como Luis Antonio de Villena, Jesús Ruiz-Mantilla, Elena Medel, Javier Rioyo, Fernando Beltrán o Sophia Rheia, que charlarán sobre la gastronomía en todas sus vertientes.

Además, y durante los días del festival, la chocolatería San Ginés y otros espacios culturales y librerías apoyarán esta actividad con precios y descuentos especiales. Como recuerdo de esta iniciativa se repartirán postales con fragmentos de grandes obras de la literatura española, como El Quijote o Fortunata y Jacinta. En relación a la literatura gastronómica, y como novedad, se realizará Gastrobook crossing, un intercambio gratuito de libros de cocina que se llevará a cabo en el Círculo de Bellas Artes, tanto en la pecera como en la azotea, gracias a la colaboración de Freixenet.

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