Quantcast

Mercados

Ana Botella se topa con la voracidad de los fondos buitre

El Ayuntamiento de Madrid ha dejado por tercera vez desierta la subasta de inmuebles de la que informó Vozpópuli y ha prorrogado el plazo de la última puja hasta el 12 de noviembre para colocar seis inmuebles emblemáticos. Entre la primera y la tercera ha habido descuentos de hasta el 40%, pero las ofertas siguen sin llegar. Algunos inversores señalan que la obligatoriedad de pago al contado dificulta la operación. Entre otras cosas, eso ha provocado un enorme efecto rechazo por parte de potenciales compradores españoles, con escaso músculo financiero. Los grandes fondos de inversión internacionales, que son quienes realmente tienen interés, están intentando llevar el descuento al límite. Deberá ser claramente superior al 50% o la colocación fracasará definitivamente.

Uno de los activos que más atractivo tiene es el de Recoletos 12, un inmueble adyacente al Palacio del Marqués de Salamanca, propiedad del BBVA, que tendría un gran atractivo como edificio de alquiler de oficinas Premium o como pequeño hotel de lujo. Sin embargo, la rebaja de precios, (de 27 a 17 millones de euros) no ha tenido el menor efecto.

Muchos fondos merodean el sector inmobiliario español (se comenta insistentemente el nombre London Residential) pero ni siquiera se han presentado a la puja con semejantes precios. Los inversores a la caza de gangas han realizado un auténtico test de stress al Ayuntamiento y quieren una rebaja de precios que encaje en sus expectativas. Mientras en mercado se comenta que los 'fondos buitre' quieren descuentos sobre valor tasado del 80%, ayer se supo que el banco malo tendrá enormes descuentos de valoraciones; concretamente del 54% para activos terminados, del 63 para inmuebles considerados tóxicos y del 80% sobre el suelo. El propio Gobierno de España está señalando indirectamente horquillas de precios para la liquidación de ladrillo. 

El organismo que comanda Ana Botella se ha topado, de esta manera, con una cruda realidad: los activos inmobiliarios no se colocan, salvo que gocen de descuentos exorbitados. Pese a la resistencia de los vendedores, si no se asumen esos recortes, las operaciones no se cierran. Los inversores ni aparecen. 

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.