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Bancaja se queda con un presidente “provisional” durante dos meses

Olivas asegura que se marcha "callando por responsabilidad"

Casi seis horas duró el consejo de administración de Bancaja en el que José Luis Olivas presentó su dimisión y Antonio Tirado, su vicepresidente, intentó sucederle. Pero tras casi seis horas de debate, el relevo se queda en “intento” porque Tirado no logró los apoyos de algunos consejeros que le tacharon de ser “el continuador de las políticas de Olivas”. Y tras casi seis horas de debate, Bancaja queda en una situación de gobierno provisional “sin sucesor definitivo”, según revelan los consejeros consultados.

Antonio Tirado ostentará, pues, la Presidencia de manera provisional hasta que encuentre un “candidato con el consenso suficiente”, algo que los estatutos le obligan a hacer en un plazo máximo de dos meses. Sólo entonces se producirá la sucesión definitiva.

Por su parte, el gobierno de Bancaja vuelve ahora a estar abierto a las disputas entre los distintos sectores del PP valenciano. Los críticos con Olivas aprovecharon incluso su despedida para acusarle de haber ostentado un régimen “absolutista” y “opaco” que había terminado con la nacionalización de su matriz, BFA-Bankia.

Olivas dice que “calla por responsabilidad”

El consejo extraordinario de Bancaja comenzó a las cinco de la tarde y se prolongó hasta las once menos veinte de la noche. Lo abrió el ya ex presidente, José Luis Olivas, que presentó su dimisión asegurando que “él no había tenido responsabilidad” en la caída de la caja porque su presidencia “no había sido ejecutiva” y recordando que otras diez entidades habían sido “intervenidas” por el Banco de España.

"La situación es difícil de entender y explicar" --dijo Olivas-- que aseguró que "prefería callar por responsabliidad"

“La situación es muy difícil de entender y de explicar” –dijo Olivas a sus consejeros—a los que aseguró que “conocía datos que prefería callar por responsabilidad” en alusión, según revelan algunos de ellos a Vozpópuli, a las conversaciones que había mantenido para formar el SIP o a la intervención posterior del Banco de España.

Su intervención fue respondida tanto por el bloque progresista como por algunos consejeros del propio Partido Popular. En una intervención leída, el consejero conservador Mas Millet llegó a acusar a Olivas de conocer, callar y ocultar la situación. Millet le reprochó haber detentado un régimen “absolutista” y “opaco”, dijo públicamente.

El bloque progresista –conformado por los representantes de Comisiones Obreras, los impositores de la UCE y algunos consejeros independientes—también le imputó la responsabilidad de la situación y se negó a aceptar la designación de su sucesor, el vicepresidente de la entidad, Antonio Tirado.

Antonio Tirado intentó conseguir apoyos para la sucesión

El número dos de Olivas no ha conseguido los apoyos suficientes para sustituirle pese a que ayer reclamó por teléfono ese apoyo a algunos de los miembros del consejo, según revelan fuentes del órgano. Según esas fuentes, Tirado llamó para pedirles el voto.

Tirado fue acusado de ser "el representante de la continuidad". El respondió que "no tenía ganas" de ser presidente

En la reunión extraordinaria, los miembros del bloque progresista le instaron a se marchara con Olivas por ser el “representante de la continuidad”. Ante su negativa a dimitir, los progresistas llegaron a proponer al conservador Millet como candidato alternativo a la presidencia, algo que Millet agradeció pero rechazó. 

El rechazo fue tan evidente que Tirado aseguró que “no optaba a la presidencia por apego al cargo sino por responsabilidad” y llegó a asegurar que “no tenía ganas” de ostentar la presidencia. Finalmente, ante la oposición evidente de algunos sectores Tirado zanjó el debate diciendo que no aceptaba la presidencia y dejando a la caja en situación de provisionalidad que podrá durar hasta dos meses.

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