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El ex presidente de Pescanova inicia un road show mediático: “todo lo hice por el bien de la compañía”

Manuel Fernández Sousa, ex presidente de Pescanova compareció ayer en la Cadena Ser para ofrecer una entrevista, ante la periodista Pepa Bueno. Sousa justificó esto porque “el silencio todo este tiempo no ha sido bueno” para la compañía “ni para mí”. Los casi tres meses transcurridos desde el estallido de la crisis se han dedicado a intentar que la compañía siguiera funcionando y “hemos seguido pagando; la empresa sigue entera”. Eso ha consumido todo el tiempo, aunque ahora “hay que corregir” esa falta de comunicación. “Todo lo he hecho en beneficio de la empresa”, incluido “el retraso en comunicar la venta de mis acciones”.

Esa falta de comunicación ha causado mucho revuelo en los medios. Ayer, la compañía recibió numerosas solicitudes de entrevista que fueron derivadas al propio interesado, ya que ahora está al frente el administrador concursal Deloitte. Fuentes bien informadas señalan que, sin duda, realizará más apariciones públicas en breve.

En especial, había gran presión por parte de medios gallegos, ya que al escándalo financiero que ha supuesto Pescanova se une la situación social, con muchos cientos de empleados en la zona que ven peligrar su puesto de trabajo. Pescanova es uno de los buques insignia empresariales gallegos y Fernández Sousa era una de las personas más importantes de la región, muy afín al antiguo director general de Novagalicia, José Luis Méndez, o al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

El antiguo máximo dirigente de la entidad comunicó in extremis en la compañía la entrevista, hecho que causó gran sorpresa, y allí dan por hecho que continuará para intentar recomponer su imagen, aunque no consideran que sea la mejor idea posible. 

Suave

Sousa presentó un tono muy suave y no arremetió contra nadie, a pesar de señalar lo poco habitual que es que se nombren “administradores en lugar de interventores, y menos en un concurso voluntario”. Sin embargo, quiso dejar ver entre líneas que no le han relevado: “el presidente y el consejo siguen en sus funciones”, a pesar de que el auto concursal indica expresamente el relevo de las mismas tanto del presidente como del consejo de administración entero. Sousa sigue siendo presidente, pero no puede gestionar.

Es más, ayer mismo, el administrador concursal hizo público otro Hecho Relevante, en el que remplazaba a Sousa como representante de sus filiales y le revocaba “el poder general otorgado a D. Manuel Fernández de Sousa-Faro, elevado a público mediante escritura autorizada en fecha 10 de junio de 1993”.

Por si quedaba alguna duda. Eso sí, Sousa insistió en que sigue "yendo a la compañía todos los días".

En el momento de la presentación del preconcurso, la entidad estaba al día en pagos en todo: nóminas, Hacienda, proveedores... Así lo afirma el ex presidente, aunque reconoció problemas de tesorería en varias ocasiones. Y tampoco hizo alusión a los gravísimos problemas de circulante, superiores a los 50 millones de euros, que siguen sin resolverse. 

Respecto a la venta de acciones antes de que estallara la crisis, pudiendo obtener liquidez, al contrario que otros consejeros o inversores, destacó que “lo comuniqué yo mismo”, pasando por alto que varios medios de comunicación, con Vozpópuli en primer lugar, lo habían anunciado, y que ya había una investigación en curso por parte de la CNMV.

El ex presidente argumenta que vendió no porque pensara que la compañía iba mal “ya que si no habría vendido todo y hoy sigo siendo el mayor accionista”, sino para prestarle dinero a la empresa y solventar sus problemas de tesorería. De nuevo, Sousa evita comentar que ese préstamo se realizó a un tipo de interés del 5%, uno por encima de la media del mercado, tal como reconoció a su vez en Hecho Relevante. Es decir, obtuvo liquidez y luego pretendió ganar más dinero aplicando personalmente extra tipos a la compañía.  

Obligatorio

Pero, por encima de todo, no hace el menor comentario sobre la obligatoriedad que tiene por ley cualquier consejero de notificar la venta de siquiera una acción en un plazo determinado. Sousa insiste una y otra vez en que realizó estas operaciones “por el bien de la compañía”, a la que le ha dedicado 37 años de su vida.

Sobre el agujero de la compañía afirmó que “no hay un agujero de 3.000 millones, se están confundiendo las cifras; lo que hay es lo contrario. Hemos creado valor. Lo puede entender todo el mundo: ¿nuestra marca vale cero? (…) La marca está en cero en nuestros libros. Nuestros proyectos de acuicultura (…) ¿valen cero o el coste del ladrillo? ¿El I+D? Todo eso vale cero en nuestros libros”. En definitiva “el agujero no existe, el valor de la empresa excede su pasivo”.

En definitiva, todo se ha debido a no saber prever el tamaño de la crisis. 

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