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Deulofeu y el videoarbitraje tumban a Francia en el duelo entre Clairefontaine y La Masia (0-2)

El árbitro y el videoarbitraje, protagonistas.

Es de celebrar que Francia y España tengan tantas cuentas pendientes que ningún partido entre ambos sea un amistoso. Algo que se notó desde La Marsellesa, que entonó la parroquia local desgañitándose. Lo que contagió a ambas selecciones.

Más allá del pedigrí del choque, se medían dos escuelas. La de Clairefontaine en Francia, con su fútbol mestizo y longilíneo, su explosividad física personificada en el cacareado Mbappé. La de La Masia en España, con su juego de posesión, asociativo, más merodeador que incisivo representada por Iniesta. Los franceses entregaban el centro del ring sin complejos para guarecerse en las cuerdas. Y desde ahí preparar la emboscada. La apuesta por el espacio frente al discurso de la posesión.

Al cuarto de hora se confirmaban las sospechas. La pelota era española; las ocasiones, francesas. Gameiro, Mbappé y Griezmann mostraban colmillo. Pedro e Isco se diluían entre líneas, Morata estaba desparecido y España echaba en falta el criterio de Silva. La tuvo Mbappé en una jugada que De Gea repelió con el pie. Pudo marcar Koscielny, que lo celebraba cuando Piqué la sacó. E incluso Iniesta, con un disparo lejano que lamió el palo tras frotar la lámpara.

Con Deschamps ahorrándose el cortejo en ataque y España creciendo con la pelota en los pies (67% al final del primer tiempo), el partido llegó a la media hora con Iniesta plantándose ante Lloris. El portero francés acertó y salvó a su equipo. Pero el escenario había cambiado. El partido era interesante, con idas y venidas, cambios de intensidad. Pero el marcador no se movió antes del descanso. España quería, Francia no sabía.

La segunda parte comenzó con un susto, un gol de Griezmann que celebró todo el estadio. Pero que el juez de vídeo anuló justamente por fuera de juego del asistente en el tanto y del atlético. El VAR cobraba entonces protagonismo y lo hacía con justicia. España estaba avisada, Francia había salido mordiendo y Lopetegui lo corrigió con cambios: Thiago por Iniesta y Silva por Isco. Tardó España casi un cuarto de hora en hacerse con la pelota y sacudirse el ímpetu galo.

Pasada la hora, Lopetegui sustituyó a Pedro por Deulofeu, quien en la primera pelota que tocó fue derribado en el área. El penalti lo convirtió Silva con parsimonia. Con el balón en los pies y vetaja en el marcador, España tenía 20 minutos por delante y a una Francia herida con más físico que clarividencia. Y entonces volvió a ocurrir. Ruleta de Piqué en la medular, contra de España, rosca de Jordi Alba y gol de Deulofeu que anuló el asistente. Sin embargo, el juez de vídeo volvía a deshacer la decisión y concedía el tanto. 0-2 para España. Deulofeu y el videoarbitraje tumbaban a Francia en el 'primer clásico tecnológico' del fútbol europeo y mundial. Y con justicia...

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