Quantcast

Deportes

El Atlético se conjura para despedir el Calderón de Europa con una gesta épica ante el Real Madrid

Imagen del Calderón en una noche de Champions.

El luto en el Atlético de Madrid ha terminado. A pesar de que la derrota en el Bernabéu fue otra vez muy dura y la semifinal se ha puesto casi imposible por la suculenta ventaja que obtuvo el Real Madrid, los rojiblancos no tiran la toalla. Primero fueron los lamentos, después el consuelo y acto seguido la reacción. Y Simeone la capitaneó con un mensaje dentro y fuera del vestuario distinto al inquietante que lanzó tras la final de Milán. Con la sangre aún caliente por el correctivo a manos del eterno rival, consciente de la enorme dificultad de la empresa, el Cholo echó un órdago: lograr el imposible.

El equipo al completo le respaldó porque cada jugador sabe que la vuelta del Calderón debe ser la antítesis de lo sucedido en Chamartín. La versión de la ida nada tiene que ver con la realidad mostrada por el Atleti en gran parte de la temporada. Y a ello se aferran. Porque lo creen. La conjura es clara, los ejemplos de remontadas están presentes, nada importa ahora más que esa segunda parte de la eliminatoria. El Manzanares atronará una última vez en Champions (salvo que hubiera previa) en pos de una gesta apoteósica. Cardiff está lejos, pero no es inalcanzable. Y el Atlético quiere despedirse de su estadio honrando su legendaria historia.

"LO IMPOSIBLE ES POSIBLE". Ese es el lema. Convertir lo imposible en posible. La empresa se antoja insuperable, pero Simeone ya ha comenzado a calentar la cabeza de sus jugadores. Lo hizo en las entrañas del Bernabéu con el disgustazo aún presente: "¡Somos el Atlético de Madrid!". Una llamada a filas en toda regla. Una remontada, en Champions, ante la bestia negra de la competición, para aunar todas las venganzas en una absoluta, es el reto para este grupo de futbolistas que lo ha ganado todo. Casi todo. La Copa de Europa es su obsesión y no se detendrán hasta levantarla. En el fútbol todo es posible.

MENSAJES Y COMPROMISO TOTAL. La cita requiere el mayor de los compromisos. Se necesita la entrega total. Sin dudas. De ahí que el primer mensaje de activación por parte de Simeone fuera un pellizco: "El que no quiera jugar el partido en el Calderón que lo diga". Hubo otro más en el toque de corneta del entrenador a sus guerreros: "Hay que correr y morir". Los futbolistas lo saben, incluso los que no participaron. El próximo miércoles todos juegan y Simeone recuperará efectivos. Todos sanos y motivados en pos de la mayor empresa a la que nunca se ha enfrentado este grupo. "Ya hicimos cuatro goles al Real Madrid con Cristiano", recordó Koke, uno de los señalados por el fiasco del Bernabéu.

PERDÓN Y RECOMPENSA A LA AFICIÓN. Precisamente fue Koke el que pidió perdón a la afición del Atlético de Madrid, a los 4.000 que les acompañaron en el Bernabéu, y a los miles que siguieron el choque por televisión. Consciente como todos sus compañeros de que el partido de ida decepcionó a la hinchada toca ahora enmendar esa actuación que no estuvo a la altura de lo que representa el escudo que defienden. La afición volverá a rearmarse para preparar el mayor ambientazo que nunca se haya visto en el Manzanares. El coliseo rojiblanco debe ser un infierno del que no salga vivo el Real Madrid y a ello deben contribuir los futbolistas en el césped. El partido de la grada está ganado..

ROTACIONES. Simeone tiene claro que hay que morir en la vuelta. Y para la empresa reservará a sus mejores bazas. La ventaja liguera ante el Sevilla le permite guardarse una bala y rotará el sábado ante el Éibar. Quiere a los mejores al mejor nivel, listos para una lucha que podría extenderse hasta una prórroga. Será el momento de que la segunda fila de la plantilla actúe y resuelva el penúltimo compromiso liguero en el Calderón. La tercera plaza es fundamental, sí, pero hay que jugarse la última carta de la Champions al todo o nada. Es la gran final de la temporada aunque sea en semifinales.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.