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Cultura

Pedro Mairal: "La uruguaya es la historia de un hundimiento"

El escritor argentino Pedro Mairal.

Esta, dice él, es la historia de un hundimiento. Y considerando que lleva ya un premio literario y una fila de entusiastas lectores y críticos, el asunto suena a paradoja. Y lo es. Se trata de La uruguaya (Libros del Asteroide), novela con la que el escritor argentino Pedro Mairal (Buenos Aires, 1970) ha ganado el Premio Tigre Juan 2017 y que relata la historia de Lucas Pereyra, un escritor recién entrado en la cuarentena, que viaja desde Buenos Aires hasta Montevideo para recoger un dinero que le han mandado desde el extranjero y acaso, también, para buscar un romance. Una historia de reveses donde madurez, insatisfacción y literatura se dan cita.

Casado y con un hijo, el protagonista de La uruguaya no atraviesa su mejor momento. Ni matrimonio, ni su carrera van al alza. El hombre hasta se ve obligado a buscar su dinero en un lugar donde no se devalúe. En esta historia, hay que decir, todo pierde valor. Pero la escapada corta y la perspectiva de cruzar el Río de la Plata para acudir, entre otras cosas, al encuentro de una joven amiga parece motivo suficiente, ¡vaya por Dios!, de cierto alivio. Una vez en Uruguay, las cosas no terminan de salir tal como Lucas había planeado, así que no le quedará más remedio que afrontar la realidad.

Esta novela ha sido un éxito. Pedro Mairal ya ha probado el éxito. Su novela Una noche con Sabrina Love recibió el Premio Clarín en 1998 y fue llevada al cine, como ocurrirá con ésta, La uruguaya. Mairal ha publicado también las novelas El año del desierto (2005) y Salvatierra (2008), el volumen de cuentos Hoy temprano (2001), y los libros de poesía Tigre como los pájaros (1996), Consumidor final (2003) y la trilogía Pornosonetos (2003, 2005 y 2008). En 2007 fue nombrado uno de los 39 mejores jóvenes escritores latinoamericanos por el Hay Festival de Bogotá.

Narrada en primera persona y con una acción que transcurre en día, La uruguaya podría ser una estampa bienaventurada de la crisis de los cuarenta, incluso jocosa -que lo es-. Pero hay algo más detrás de estas páginas. Acaso los reveses de la insatisfacción o el atolladero de las expectativas... no del todo satisfechas. Sobre ese y otros tema habla el argentino Pedro Mairal en esta entrevista, además de los detalles de la adaptación cinematográfica del que en Argentina se convirtió en el libro del año.

Más que una novela sobre el desamor, ¿es La Uruguaya una novela sobre las expectativas insatisfechas?

Sí, creo que hay más insatisfacción que desamor. Hay algo de mucha frustración en el libro y en el personaje. Se siente asfixiado en una situación de pareja y deposita en esa frustración otras que tienen que ver con no estar trabajando, no estar escribiendo, no ganar dinero.

El escarmiento persigue a Lucas, de forma tragicómica. ¿Se trata de retorcer un poco la crisis de los cuarenta? ¿O es 'solo' humor?

El humor es lo que salva el libro de ser muy amargo. La uruguaya es la historia de un derrumbe. Ese gran fracaso provoca identificación, en la medida que tiene humor. Un humor tragicómico. En España se ha entendido muy bien eso, quizá por el Quijote, el pobre Quijote, y cómo se mueve en la diferencia entre sus deseos y la realidad. A mi personaje también lo apalean.

"Creo que ya habité (y desmantelé) literariamente Buenos Aires en mi novela El año del desierto", ha dicho. Ahora toca Montevideo, ¿por qué?

Montevideo aparece como una ciudad idealizada, hecha de canciones, poemas y fragmentos de novelas. Y se confronta con el Montevideo más áspero y real. Sin duda. Para el argentino, para el porteño, Montevideo es un espacio idealizado, quizás un poco ingenuamente.

¿Por qué?

Porque vamos de vacaciones, sentimos que es el paisito bonito y todos son buenos. No nos va a pasar nada, bajamos la guardia. Y nos parece que es como una Buenos Aires de hace tiempo y es otra cosa, en realidad. Es una ciudad que nos resulta familiar y extraña. Eso es bueno.

El jurado del Premio Tigre lo compró con Bioy Casares o Juan Carlos Onetti. Ya sé que es argentino, pero... eso es para envanecerse

Es el tipo de cosas de las que no puede hacerme eco. Son cosas que se dicen. Ojalá estuviera a la altura de esos autores pero a uno no le queda más remedio que ser uno mismo.

La primera persona, ¿un arma fina para contar esta historia, no?

Para lograr ese nivel de intimidad que necesitaba el relato, la primera persona era ideal. Creo que es lo que provoca empatía. Esa sensación de intimidad total, de pudor. Lucas parece estar diciendo cosas que no hay que decir. Habla del dinero, que siempre es un poco tabú. Habla de la infidelidad, de la intimidad más profunda de la pareja, del miedo a los hijos. Todos los temas que toca son. Por eso la primera persona te permite moverte muy libremente, pensá que hay partes que están como en segunda persona. Está hablando Catalina, su mujer. La primera persona te permite escribir en casi todas las semás. Es una primera persona a veces cambia a segunda, en ocasiones tienen momentos de primera persona del plural. El yo permite el tú, el él, el ella.

Pasó mucho tiempo sin escribir ficción. ¿Cómo ayuda eso?

Creo que durante los diez años que no escribí ficción logré un tono, con columnas, artículos para revistas y crónicas de viaje. Eso fue muy fresco, con una escritura muy natural, cercana al habla sin perder precisión. No se trataba de vulgarizar el lenguaje e incluso ser casi lírico, si la situación verbal lo admitía. Todo eso se decantó en La Uruguaya, que tiene un tono íntimo y confesional.

Sus contemporáneos, ¿con cuáles escritores latinomaericanos actuales dialoga su obra?

Los autores no quieren deberle nada a sus contemporáneos, pero yo les debo mucho. Porque me ayudan a escribir de un modo menos clásico, que esuna impronta que tengo. Fabián Casas, Santiago Vega o autoras como Samanta Schweblin y Selva Almada. Esas vcoes contemporáneas me sirven para dialogar. Me vuelve más conciente y me obnliga a sacarme filio. Es una competencia

 

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