Varios países han suspendido su financiación a la Agencia de la ONU para Refugiados en Palestina (UNRWA) por la presunta participación de varios trabajadores en el ataque de Hamás contra Israel el pasado 7 de octubre que desató el conflicto actual.
Esta agencia es el principal organismo humanitario en la Franja. Ayuda a los refugiados palestinos con atención sanitaria, servicios sociales, educación o asistencia de emergencia incluso en conflicto.
La organización cuenta con 30.000 trabajadores, pero solo 12 son los acusados. Nueve ya han sido identificados y despedidos y otro ha muerto.
La agencia se financia casi en su totalidad con contribuciones voluntarias de los Estados miembros de la ONU. Pero, tras este hecho Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Finlandia, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Austria, Rumanía y los países bálticos han anunciado que suspenden temporalmente su contribución mientras se esclarece lo ocurrido. Otros como España, Noruega o la propia Unión Europea, sí la mantendrán por ahora.
La Comisión Europea revisará su apoyo a la organización y pide que acepte una auditoría y la ONU ha anunciado su propia investigación.
Philippe Lazzarini, comisario general de la Agencia, ha advertido que la suspensión de las aportaciones amenaza la labor humanitaria que se desarrolla en el terreno.
