Febrero ha comenzado con una sucesión de decisiones judiciales que ponen ya directamente a La Moncloa como eje de investigaciones penales graves. La imputación de la asesora de Begoña Gómez para favorecer sus negocios privados abre una nueva vía en la investigación del juez Peinado. Si la cita como investigada, es porque ha encontrado indicios de delito en su conducta. Quizás malversación de caudales públicos por utilizar medios públicos para negocios privados.

Luego está la investigación en el Supremo del caso Koldo, que ya es caso Abalos, apuntando al ministro Angel Víctor Torres, a Santos Cerdán o al jefe de gabinete de María Jesús Montero. La corrupción cerca a este Gobierno, con su petróleo venezolano, con las maletas de Delcy Rodríguez, con las cátedras porque sí, con los rescates opacos y a dedo de empresarios amigos y los viajes de lujo. No todo era honesto ni decente. Son el dinero y el poder lo que aglutina a un estado de cosas en decadencia y con apariencia muy sucia.

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