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Tecnología

Tinta biológica: así son las impresoras de órganos en 3D

Cuando alguien necesita un órgano tiene que esperar a que alguien decida donar uno propio. En España podemos frotarnos los nudillos contra el pecho. Somos el país con más donaciones del mundo, y lo llevamos siendo durante varios años.

Aunque es una buena noticia a la mayoría de los pacientes la espera les desespera. Muchas veces el órgano no llega a tiempo para salvar vidas. Es algo en lo que muchas empresas ya están trabajando. Una de ellas es la española Regemat 3D, compañía biotecnológica centrada en el desarrollo de impresoras capaces de crear prótesis con tejidos vivos.

"Nuestras impresoras permiten desarrollar lo que nosotros denominamos 'andamiajes'. Están elaborados en materiales plásticos que a altas temperaturas se moldean. Ese andamio, esa prótesis, se rellena con biotinta, es decir, con colágeno, ácido hialurónico, moléculas activas, algas... En función del órgano o tejido que haya que emular, se necesitarán unos compuestos u otros", manifiesta Gloria Pinilla, responsable de desarrollo de negocios de Regemat 3D.

Una técnico rellena de material la bioimpresora

En España, de momento, no está permitido trasplantar este tipo de prótesis biológicas. "Las prótesis se realizan con células madre y de momento en España no hay una regulación definida en este sentido", explica Pinilla.

Sin embargo en México sí están permitidos los ensayos clínicos, y es justo lo que está haciendo la compañía. El proceso para crear un órgano biológico es el siguiente. En primer lugar se realiza un TAC (Tomografía Axial Computarizada) que escanea la zona a recrear. Imaginemos que se desea reconstruir un menisco con su correspondiente cartílago. Con el mapa de ese menisco malogrado, se realizaría una reconstrucción virtual del mismo en 3D.

Después, desde la impresora se realiza una prótesis en un material de tipo plástico, como el comentado anteriormente, que se va rellenando con tejido vivo.

Así es una impresora 3D

Impresora de tinta biológica o bioimpresora en el Hospital de La Paz

Las bioimpresora son similares a las impresoras que puedes encontrar en la oficina o en los hogares, con algunas modificaciones.

En el caso de las de la compañía que nos ocupa, sus bioimpresoras están compuestas por varias jeringuillas que añaden paulatinamente las diferentes sustancias para generar el tejido. Sería el equivalente a los tóner que distribuyen la tinta en las impresoras comunes. 

La impresora está conectada a un ordenador que recibe toda la información necesaria para desarrollar la prótesis. La bobina que se ve a la izquierda de la fotografía es un 'ovillo' de material plástico con el que se creará la prótesis. La impresora calienta el hilo y esculpe la prótesis, siguiendo los planos en 3D que se hayan cargado en el ordenador para elaborar la impresión. Mientras, las jeringuillas van incorporando el material biológico necesario. Un proceso que se alargará durante horas, en función de la complejidad del trabajo.

Cada impresora tiene un precio diferente porque se hacen a la carta. En función de la cirugía que vaya a tratar y del proceso de ingeniería que implique, costará más o menos"

En la actualidad hospitales como La Paz, en Madrid, o Vall d'Hebron en Barcelona, ya trabajan e investigan con este tipo de bioimpresoras. El coste de estas unidades es de unos 18.000 euros, aunque no se puede poner un precio genérico.

"No fabricamos máquinas en serie. Nosotros apoyamos a los investigadores en la parte técnica y relativa a la impresora y hacemos de nexo entre todos los grupos de investigación a nivel mundial, que además nos dan claves para ir evolucionando cada impresora en función de lo que se necesite en cada área. Por eso cada equipo tiene un precio diferente, porque se hacen a la carta. En función de la cirugía que vaya a tratar y del proceso de ingeniería que implique el desarrollo de la bioimpresora, costará más o menos", explica Pinilla.

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