Cinco meses después de Vistalegre II, Podemos tiene ya redactados los nuevos Estatutos que regirán su funcionamiento. En ellos, además de ampliar el catálogo de infracciones e introducir las sanciones económicas, limita las donaciones a los 10.000 euros por persona y año y se compromete a hacer públicas las que superen los 5.000 euros

Los podemitas ensalzan la “desobediencia colectiva”, la acción callejera, o el pulso a la legalidad siempre que contravenga su ideología o aspiraciones. No es “democracia ya”, ni  “democracia real”, sino autoritarismo.

Nueve mil simpatizantes del partido morado asisten al epílogo del tándem Iglesias-Errejón desgañitándose en vano para evitar lo inevitable. La formación afrontará el futuro sin una de las dos patas que le han servido de base hasta ahora y lastrada por los ecos de una guerra civil cerrada en falso.

Una organización democrática es aquella que no depende de la voluntad de nadie en concreto, ni siquiera de su Secretario General, sino que se dota de mecanismos formales y de contrapesos para asegurar su funcionamiento. En este sentido es republicana, porque la gobiernan las leyes y no los hombres.

En Vistalegre se despacha algo más que una cuestión meramente política. Se despachan cargos bien remunerados, canonjías y todas las prebendas que trae el vivir en las cercanías del poder.